Muertes quedarían impunes



La comisión investigadora que nombró el presidente, Ricardo Martinelli, para investigar los sucesos en Bocas del Toro, determinó que Rubén Becker Ábrego y Liandro Santos Breabu podrían haber muerto como consecuencia de los disturbios.

Becker y Santos fallecieron en Changuinola durante los días de las protestas. Según contaron sus familiares a la comisión, sus muertes se debieron a efectos de las bombas lacrimógenas que lanzó la Policía, y a la imposibilidad de llevarlos al hospital debido a los cierres de vías.

Roberto Troncoso, vocero de la comisión, acudió ayer al Ministerio Público para pedir formalmente que el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (Imelcf) realizara más exámenes toxicológicos “y de cualquier otra naturaleza” a los cuerpos de Becker y Santos.

Troncoso tenía cita con el procurador encargado, Giuseppe Bonissi, pero cuando llegó a su despacho le informaron que éste estaba de viaje. Se fue a Perú, hasta el 7 de noviembre. Aunque Nedelka Díaz quedó en el puesto de Bonissi, Troncoso optó por retirarse y regresar la próxima semana. “No queremos que estos hechos y las muertes queden impunes. Si alguien murió, como en efecto ocurrió, tiene que haber responsables”, dijo Troncoso.

La comisión también citó las conclusiones de un experto en balística, que determinó que los disparos que mataron a Antonio Smith y Virgilio Castillo ­los dos muertos oficiales hasta ahora­ “se realizaron a una distancia menor de 15 metros”.

Si el Gobierno reconoce dos muertos, y la comisión habla de cuatro, está también un informe que hizo la Defensoría del Pueblo y que contabiliza hasta siete muertos producto de la refriega.

Ayer, el viceministro de Seguridad, Alejandro Garuz, no quiso hablar del informe de la Defensoría.

“Tenemos nuestra propia visión de lo que ocurrió y no se reflejó en ese informe”, se limitó a decir.

El vicepresidente Juan Carlos Varela dijo que aún no ha leído los dos informes, pero aun así opinó que más allá de sus contenidos, importa más que hechos como los de Changuinola “no vuelvan a ocurrir nunca más”.

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