El gobierno de Ricardo Martinelli ha contratado nuevos cabilderos en Washington a una tasa de 25 mil dólares al mes, más gastos (incluyendo alimentación y viajes).
El contrato fue firmado el pasado 16 de mayo entre la empresa de cabildeo Mehlman Vogel Castagnetti, Inc. (MVC) y la república de Panamá.
Por el Gobierno panameño, el embajador Mario Jaramillo firmó el contrato, el cual señala que el funcionario panameño que servirá de enlace con los cabilderos es el mismo embajador Jaramillo. Ayer, Jaramillo explicó que a la embajada “solo le toca administrar el contrato”, que se ha manejado directamente desde la Presidencia de la República.
Un documento que MVC entregó al Departamento de Justicia señala que su tarea bajo el contrato será brindar “consultoría estratégica en promoción del acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la república de Panamá”, incluyendo “cabildeo directo ante funcionarios del ramo Legislativo y el ramo Ejecutivo”.
Por contraste, el contrato describe más ampliamente lo que se espera de MVC, que es “proveer representación legislativa, información, y asesoramiento estratégico a Panamá en relación a asuntos federales, legislativos y administrativos de interés para Panamá”.
El contrato tiene validez por un año, pero cualquiera de las partes puede anularlo con 30 días de aviso.
Mientras tanto, el Gobierno panameño también tiene bajo contrato en Washington a la empresa HDMK, a 30 mil dólares mensuales, para asesorarlo en materia de “estrategia mediática”.
El exembajador Jaime Alemán calificó como “totalmente innecesario” el contrato “y una mala inversión del Estado”.
Según Alemán, el TPC se ha abordado por años y la contratación de una nueva firma de cabildero “no definirá el resultado final de la aprobación del acuerdo”.
El diplomático dijo no conocer a los cabilderos que integran la firma, pero se atrevió a asegurar que el asunto no tiene sentido porque el mejor cabildero que puede tener un país es su embajador.
Pendientes de la ratificación no solo está el acuerdo de Panamá, sino también el de Corea del Sur y el de Colombia, por lo que a su juicio el asunto se definirá según arreglos políticos entre la administración del presidente estadounidense, Barack Obama, y el Congreso.
El nuevo requisito que surgió en mayo para ratificar los acuerdos es la aprobación del programa de ajuste comercial para proteger los empleos por los riesgos de los acuerdos.
“Este es un tema que una firma de cabilderos no podrá resolver. Esos recursos podrían ser utilizados para combatir la pobreza, mejorar la educación y muchas otras necesidades que tiene el país”, concluyó Alemán.
Adolfo Linares, expresidente de la Cámara de Comercio e Industrias, dijo no entender el motivo del contrato, porque Panamá cumplió con todas las solicitudes de su socio comercial para que el acuerdo se ratificara.
“Cuando uno contrata a un cabildero es para convencer a alguien de algo. ¿Será que hay un nuevo obstáculo que ha puesto EU para aprobar el TPC?; y si eso es así, hay que saber cuál es”.
Agregó que contratar cabilderos es lo usual para hacer lobby en el Congreso, y sugirió a la Cancillería ser más agresiva en exigir a EU que cumpla en ratificarlo.
El TPC entre Panamá y EU se firmó en junio de 2007, se aprobó en la Asamblea Nacional en julio del mismo año y desde entonces espera su ratificación por parte de EU.
Ricardo Martinelli, presidente de Panamá, dijo en abril durante su visita a Washington que el mandatario de EU, Barack Obama, expresó su expectativa de ratificar los tres acuerdos antes de que el Congreso empiece su receso veraniego el 8 de agosto.