El obispo auxiliar de Panamá, José Domingo Ulloa, manifestó ayer su preocupación por la gran cantidad de deportaciones que se ha registrado últimamente en el país, así como por el trato que están recibiendo los migrantes.
“Nos preocupa como iglesia que algunas deportaciones no se lleven a cabo con el debido proceso. Algunos migrantes y refugiados cuestionan la realidad que viven en los refugios, donde falta la dignidad humana”, dijo el obispo.
Las declaraciones de Ulloa se dieron durante un conversatorio sobre migración y refugio en Panamá.
Uno de los asistentes al acto, quien pidió no ser identificado, señaló que “no es justo que haya refugiados con 20 años de vivir en Panamá y que, por la legislación y el trato que reciben, no hayan podido conseguir un empleo”. Por ello, pidieron que se revisen las leyes de migración, “para que haya un ente que los trate de una manera más humana”.
El subdirector de la Oficina Nacional para la Atención del Refugiado (Onpar), Rodolfo Naranjo, dijo que en la nueva administración se ha tratado a estas personas con humanidad.
Recientemente, el director de la Oficina, Juan Orillac, declaró a la agencia EFE que se busca un tercer país para que acoja a 62 solicitantes de refugio, a quienes se les negó la petición porque sus testimonios carecían de credibilidad.
