Omar Torrijos debe estar revolcándose en la tumba con la matanza interna que hay en el PRD



Boris Moreno, secretario de prensa del Partido Revolucionario Democrático (PRD) hasta hace poco, sabe demasiado como para querer venderse inocente. Ficha evidente de Ernesto Pérez B., dispara sin piedad contra sus copartidarios –a los que hasta hace una semana defendía–. Ni uno solo se salvó.

En su renuncia usted alegó diferencias con Mitchell Doens. ¿No fue él quien le dio trabajo en el PRD?

Sí, él me lo propuso, pero en el camino todo cambió.

Ud. dice que no sabía acerca de la nota enviada por Doens sobre Gaby Btesh y Mello Alemán . ¿Tampoco sabía del envío del PRD a El País de Costa Rica?

No. Eso se manejó como un tabú en el CEN.

Si en esos temas lo ignoraron, ¿qué hacía usted?

Mucho. Yo sabía de las decisiones políticas, pero no de los trabajos encubiertos.

Si la pelea en el PRD no es de ahora, ¿por qué decidió irse ahora y no antes?

Pensé que eran problemas políticos normales. Hoy sé que detrás de las decisiones hay muchos intereses.

Sus declaraciones de la renuncia parecieron más las de un férreo opositor que las de un viejo militante del PRD. ¿Ya se volvió “loco”?

Soy PRD y sigo siéndolo. No me interesa entrar en ningún manicomio.

¿Consideraría el panameñismo? Ud. apoyó a José M. Alemán en 2004...

No. Ellos están tan locos como los de Cambio Democrático. Y no fue apoyo: fue servicio profesional.

Usted denunció el cobro de cheques de la Asamblea al PRD. Se dice que usted también cobró y por eso no amplió su denuncia.

No lo he hecho porque no tengo pruebas. Los nombres que cobraron no corresponden a los de los dueños verdaderos del dinero cobrado.

Usted es asesor. Elija a un precandidato del PRD al que quisiera asesorar.

Quien esté dispuesto a pagar.

¿Y a cuáles no asesoraría? ¿O es que en política los principios no cuentan?

A quien me pidiera hacer campaña sucia. Sí cuentan.

¿Y quién se lo pidió?

El secretario general (Doens), contra Javier Acha.

Defina a estos precandidatos: Samuel Lewis, Javier Acha, Juan C. Navarro, Omar J. Torrijos, Nito Cortizo y Balbina Herrera .

Lewis, muy martinista; Acha, muy yeyé; Navarro, caprichoso; Omar, demasiado religioso para ser político; Cortizo, buen empaque sin contenido, y Balbina, no se ha enterado de su realidad.

¿Qué realidad?

Ella cree que, como Martín Torrijos y Mireya Moscoso, puede perder, caminar cinco años y ganar. Se le olvida que Mireya era esposa de Arnulfo Arias y Martín, hijo de Omar Torrijos.

Y ambos, líderes de su partido. ¿Ella qué pinta en el PRD?

Es solo una dirigente.

En 1993 usted apoyó a Alfredo Oranges en las primarias contra Ernesto Pérez B. Luego se sumó a la campaña de este último. ¿Se vendió al mejor postor?

No. Oranges me pagó; Ernesto no. Yo creí en él.

Si es así, ¿por qué no lo apoyó desde el principio?

Oranges me llamó antes.

¿Usted le renunció a Pérez B. porque se le descubrió cobrando por conseguir citas con el Presidente?

Es falso. Esa bola fue creada por fuego amigo, y el propio Ernesto lo puede decir.

¿Su fuego amigo fue, por casualidad, Doens y Pachi Sánchez Cárdenas?

Entre otros.

¿Entonces por qué le aceptó la secretaría de prensa a Doens?

Un reto personal.

En las internas del PRD (2008), apoyó a Pérez B., hasta que Balbina quedó presidiendo el partido. Cuando ella se lanzó de precandidata contra Navarro, apoyó a este último para luego apoyar a Balbina. ¿Saltamontes interno?

Profesional buscado.

¿Qué tanto poder tiene Pérez B. en el partido?

Tanto como para volver a ser Presidente.

¿A quién rescataría usted del CEN actual?

Me llevas por un camino árido desde hace seis preguntas. A Benicio Robinson y a Priscilla Valenzuela: los únicos con dignidad.

¿Y los demás, qué?

Pachi y Mitchell son piezas de museo; Rogelio Paredes no llega a ser su papá; Leandro Ávila es un hablantín; Carlos Pérez, un aprendiz; Joaquín Vásquez, un falso y Pedro M. González, paso.

¿Qué diría Omar Torrijos de las peleas del PRD?

Omar Torrijos debe estar revolcándose en la tumba con la matanza interna que hay en el PRD.

Cámbiele el significado a las siglas del PRD.

Partido revuelto por dentro.

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