PINTADA DE VERDE



MINERÍA. Ha llegado a mis manos –gracias a la gentileza del presidente de la Cámara Minera, Julio Benedetti– un ejemplar de la primera revista del gremio llamada Planeta, seguida de una especie de subtítulo: Minería responsable. Medio ambiente. Desarrollo. Interesante. A ver si me explico: estoy absolutamente en contra de la minería a cielo abierto –especialmente en nuestro clima y con nuestra biodiversidad– por el daño irreversible que ocasiona, la contaminación que produce y el potencial trágico que acarrea. Pero si los mineros locales se modernizan, como quieren hacer ver en su revista, es un triunfo de los grupos ambientalistas y de las comunidades que han dejado en evidencia, una y otra vez, la runchada de, por ejemplo, Petaquilla Gold, para no hablar de los patéticos ejemplos del pasado.

Por eso, el primer cuestionamiento que les hago a los señores de Planeta, es algo que, en realidad, les he hecho ya varias veces a los distinguidos geólogos-mineros del patio agrupados en la citada Cámara: si venden la portada interna de su revista a la cuestionada empresa Petaquilla Gold, obviamente les falta mucho en su proceso de “modernización” que, me parece, debería incluir la ética empresarial. No diré más. Sobre Petaquilla Gold y su cínica actuación, no hay más que agregar.

La revista tiene un artículo sobre la riqueza mineral del país y lo que de esa riqueza quedará en Panamá, con la reglas del juego vigente. Investigando e investigando sobre el famoso 2% de regalías que establece el Código Minero, y que los señores del clan califican como la “ventaja competitiva” del país, descubrí que mientras los panameños luchaban por deshacerse del dictador Noriega, en 1988 el lobby minero estaba en otros afanes. Así –tengo que presumir que con la venia del dictador– lograron reformar el Código Minero de 1963 para reducir la original tabla de regalías que llegaba hasta el 16%, al actual 2%. La fecha exacta: 2 de enero de 1988. Interesante, ¿no?

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