FACINEROSOS. Esa fue la palabra utilizada por el director de la Policía, Gustavo Pérez, para referirse a los obreros de las bananeras de Bocas del Toro que, en medio de su dura vida llena de carencias, han dado un ejemplo de dignidad a todo el país. Sus derechos sindicales estaban siendo reducidos –al aplicarse ese bodrio conocido como “ley 9 en 1” surgido de las entrañas del Gabinete– y no estaban dispuestos a permitirlo.
Visto lo visto –la dura represión, los muertos y heridos con perdigones en la cara– queda bastante claro quién o quiénes son los facinerosos de esta historia. Hubo un tiempo, en que la Academia de Policía surgida tras la invasión impartía la materia de Derechos Humanos a los futuros miembros de la institución.
Acababa de terminar la dictadura y todos, incluyendo a uno que otro personaje que se sienta hoy en el Gabinete, luchábamos por crear instituciones democráticas, respetuosas de los derechos humanos y de la legalidad. Hoy, las organizaciones civiles que trabajan para garantizar la vigencia de esos derechos –incluyendo la protección del ambiente– son irrespetuosamente descalificadas por personeros del Gobierno. Tristes días estos, donde los fantasmas de la dictadura aparecen y meten miedo.
