VERGÜENZA. En medio de tanto absurdo y retroceso institucional, la persistente acción ciudadana está logrando que los funcionarios tengan que rendir cuentas y explicar tanta desmesura.
Así, y gracias a las denuncias y acciones de quienes se preocupan por el futuro del Casco Antiguo, el señor ministro de Obras Públicas tuvo que salir a decir que tienen dos propuestas marinas para la tercera fase de la cinta costera –además de la opción del túnel– y que, asegura, irán a presentárselas a la Unesco en París, antes de dar el pistoletazo de salida a Odebrecht. Esa información había sido el secreto mejor guardado de los señores del “cambio”. Es decir, transparencia por presión. Además, y a pesar del complicado trabalenguas, creo que le entendí a la directora del Inac que defendería el Patrimonio Histórico en el caso de la fase final de la cinta costera.
Lamentablemente, también dijo algo que me dejó con un grado adicional de angustia: “siempre y cuando sea para apoyar el desarrollo” (o algo así). Señora directora del Inac: ese modelo de “desarrollo” depredador tiene ya suficientes defensores entre los funcionarios de este gobierno y los “populares” arquitectos del patio. A usted, por mandato del cargo que ocupa, le corresponde velar por la protección de nuestra historia y las manifestaciones de nuestra cultura. Si no le gusta el puesto, pida un traslado para el Ministerio de Economía y Finanzas o para el de Comercio e Industrias.
Lo cierto es que su papel, y el del ministro de Salud, con respecto a la torre financiera también quedará para la historia como un ejemplo de lamentable genuflexión. Qué las estructuras del Hospital Santo Tomás están en mal estado... pues, ¡vergüenza para ambos! Otorgar –con inusitada y sospechosa rapidez– los permisos que darán paso a ese horrible ejemplo de irrespeto al entorno diseñado por el arquitecto Mallol, es una muestra más de que nunca han entendido que están supuestos a trabajar para el bien común. ¡Vergonzoso!
