La comunidad deportiva panameña está pasando por una efervescencia “politiquera” nunca antes vista.
Muchos de los dirigentes que llevan años en el poder -como son los casos del baloncesto, fútbol y béisbol- utilizan toda su astucia para su reelección. O, a última hora, rebuscan entre artimañas que pintan como legales para mantenerse en el poder; mientras a los aspirantes solo les queda hacer denuncias en los medios de comunicación y en Pandeportes.
Las impugnaciones en el que se han visto envueltas algunas agrupaciones y sus dirigentes han dado pie a toda una serie de polémicas de la que no escapa Pandeportes, que como juez y parte, algunas veces atiende rápido y en otras dilata la solución del problema.
Todo este entorno pudiera ser parte de la división en la que se encuentra inmerso el deporte nacional, con el conflicto de intereses entre el Comité Olímpico de Panamá (COP), que tiene dos corrientes y que hoy es la madre de todos los problemas de la dirigencia panameña.
No es nada nuevo. Lo del COP es una prueba fehaciente de que si no hay claridad en la cabeza, menos va a existir en el resto de sus ramificaciones.
En Panamá el problema dirigencial ha provocado que se dé todo tipo de dualidades. Hoy, por ejemplo, en este país de tres millones y más de habitantes hay dos federaciones de judo, dos de boxeo y dos de taekwondo. Y en un momento hubo dos de ciclismo, dos de bolos y dos asociaciones de fútbol.
El conflicto ha provocado, algunas veces, que atletas que viajan al exterior no puedan participar por no tener reconocimiento internacional.
Hace días, Pandeportes no reconoció las elecciones de la Federación de Baloncesto, que preside Miguel Sanchiz, y por los vientos que soplan no es raro que este deporte tenga dos federaciones para 2011.
En el caso del COP se llegó a pensar que el culpable de todos los males era la figura de su ex presidente Melitón Sánchez, pero el problema se mantuvo latente después de su renuncia hace tres años.
La división en el COP se ha sentido entre los dirigentes de algunas federaciones deportivas con el ente deportivo del Estado.
Miguel Sanchiz, presidente del COP que reconoce internacionalmente el Comité Olímpico Internacional (COI), no se siente culpable del problema.
“Nosotros queremos a Panamá y queríamos los Juegos Bolivarianos”, dijo en su momento Sanchiz después de que el COI desestimara que Panamá fuera sede de esos juegos regionales.
“No vamos a renunciar a nada”, es la punta de lanza de Sanchiz, que está bien amparado por la entidad internacional, pese a las protestas que se le vienen haciendo, incluyendo la del propio presidente de la República, Ricardo Martinelli.
“La sociedad panameña debe hacer un debate profundo sobre qué se debe hacer en el deporte panameño. La clase política debe asumir el deporte como tema de Estado y no como de gobierno. No hay continuidad, y como no la hay, estos dirigentes se enquistan en el poder”, aseveró Edwin Cabrera, que en su momento había sido designado presidente del comité organizador de los Juegos Bolivarianos.
Hace unos días, Valerio de Santis ganó las elecciones del COP que reconoce el gobierno, en reemplazo de Miguel Vanegas, en una maniobra que no ha cambiado nada el entorno del problema, que pudiera verse perjudicado internacionalmente de mantenerse.