Política, pactos y traiciones

Política, pactos y traiciones


En política todo es posible. Se demostró en la Asamblea Nacional el pasado 1 de julio. Cambio Democrático (CD) y el Partido Revolucionario Democrático (PRD) habían acordado elegir al perredista Crispiano Adames como presidente del Legislativo, pero al momento de la votación, 13 de los 25 diputados del partido de Ricardo Martinelli apoyaron a Rubén De León, el candidato propuesto por una minoría del PRD, que contó con el apoyo de los panameñistas.

En la era democrática, la disputa por el control de la Asamblea cuando ninguna de las fuerzas políticas ha tenido la mayoría legislativa ha estado rodeada de pactos, traiciones y reproches.

En el período de gobierno 1990-1994, por ejemplo, se alcanzó el primer acuerdo. Tras la expulsión del Partido Demócrata Cristiano (PDC) del gobierno, el presidente Guillermo Endara perdió el control de la Asamblea, por lo que pactó con la oposición.

Según recuerda el politólogo Carlos Guevara Mann, en abril de 1991 el PDC rompió con el gobierno y sus diputados en la Asamblea se declararon en oposición a Endara. Meses antes, por algunas diferencias con el PDC, el oficialismo pactó con el PRD, cuyos votos sirvieron para que Alonso Fernández Guardia, del Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (Molirena), fuese elegido presidente para el período 1990-1991.

Pero en la batalla por la presidencia para 1991-1992 un grupo de legisladores oficialistas, apodados los ninjas y liderados por Marco Ameglio, del Partido Liberal Auténtico (PLA), consiguieron el apoyo del PDC para que Ameglio presidiera la Asamblea. El oficialista Arnulfo Escalona, del PLA, fue derrotado.

En los años siguientes (1992-1993 y 1993-1994), el oficialismo logró cohesionarse y obtuvo la presidencia con el apoyo del PRD.

En la gestión de Ernesto Pérez Balladares, (1994-1999), del PRD, los arreglos fueron menos traumáticos. El PRD obtuvo la mayoría relativa con 33 de los 72 escaños de la Asamblea. Pero sumó a algunos del Partido Solidaridad para de esta manera tener de su lado 37 diputados. Más adelante obtuvo el apoyo del Movimiento Papa Egoró.

PACTO DE LA PINTADA

En el período de gobierno 1999-2004, encabezado por Mireya Moscoso, se comenzaron a publicitar los pactos. En las elecciones de 1999, Moscoso, que encabezaba la coalición Unión Por Panamá, solo obtuvo 24 escaños en la Asamblea, por lo que se vio obligada a negociar con sus adversarios. Sumó así a cinco diputados del PDC, incluyendo 3 saltamontes –José Luis Varela, Carlos Santana y Enrique Garrido, disidentes arnulfistas–. Moscoso también recibió el respaldo del Partido Solidaridad (4 diputados), y del Partido Liberal Nacional (3 diputados). Así alcanzó 36 diputados, que hacían la mayoría absoluta.

Todo lo consiguió a través del llamado pacto de La Pintada, entre el Partido Arnulfista, el Molirena, Cambio Democrático, el Partido Liberal Nacional, legisladores de partidos extinguidos y el PDC con los llamados saltamontes, que respaldaron la candidatura presidencial de Alberto Vallarino y cuyo jefe de campaña fue el actual presidente, Juan Carlos Varela.

Este quizá ha sido el pacto más traumático. Todo se definió el mismo 1 de septiembre de 1999, en paralelo al acto de toma de posesión de Moscoso. La legisladora Haydeé Milanés de Lay tenía la última palabra. El PRD le había ofrecido la presidencia de la Asamblea, pero el oficialismo le daba una vicepresidencia para que votara por Enrique Garrido, del PDC. Milanés, ante presiones de ambos bandos, votó por Garrido, quien presidió la Asamblea en ese período.

DISIDENCIA PRD

No todo terminó allí. En 2000, tras algunas diferencias con el oficialismo, surgió el pacto para el Mejoramiento y Transformación de la Asamblea (META), que unió al PRD y al PDC (hoy Partido Popular). Los partidos adversos al gobierno tomaron control de la Asamblea, primero con Laurentino Cortizo, quien era legislador del Partido Solidaridad (2000-2001) y, luego, con Rubén Arosemena (2001-2002).

Este acuerdo solo duró dos años, debido al surgimiento de un inesperado pacto entre el Partido Panameñista y algunos diputados disidentes del PRD.

Fue en 2002, se le llamó el pacto de Boquete y se le negoció en la residencia de Moscoso, en Chiriquí, para postular al perredista Carlos Alvarado como presidente de la Asamblea. Por el PRD, Carlos Afú, Tomás Altamirano 'Fito' Duque, Arcelio Batista, Manuel De La Hoz, Abelardo Antonío y Luis Cedeño (suplente de Olivia de Pomares) le dieron el voto a Alvarado, postulado por el oficialismo, despreciando a Roberto Ábrego, que había sido propuesto por el PRD.

SE CONSOLIDA EL TRANSFUGUISMO

En 2009, el respaldo del Partido Panameñista al partido Cambio Democrático y a su abanderado Ricardo Martinelli, quien ganó la presidencia de la República, le permitió al oficialismo obtener una mayoría legislativa de 42 diputados tras las elecciones del 3 de mayo de 2009. 

Sin embargo, tras la ruptura de la alianza en agosto de 2011, para tomar el control de la Asamblea Nacional, en lugar de llegar a acuerdos con los partidos políticos, Martinelli utilizó su propia estrategia: la cuestionada práctica del transfuguismo, con la que sumó a diputados del PRD, del Partido Panameñista y a independientes, que lo llevó a sumar 42 diputados, suficientes para que su agenda legislativa pasara por la Asamblea sin mayores obstáculos y pese a las críticas de sectores políticos y de la sociedad civil. Todo ello, en medio de cuestionamientos por el posible uso de dinero público para comprar diputados.

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