Promesas sin cumplir en Las Garzas

Promesas sin cumplir en Las Garzas


Muy pocos sabían dónde estaba la comunidad de Las Garzas, hasta que en 2009 dos hechos le dieron notoriedad: el primer Consejo de Gabinete de este gobierno (2 de julio), y un accidente con 24 víctimas fatales (13 de agosto).

En aquel Consejo de Gabinete hubo muchas promesas: agua las 24 horas del día, calles limpias de basura, seguridad, un centro escolar hasta tercer año, mejor sistema de transporte, un centro de salud de atención gratuita y avenidas asfaltadas.

Solo uno de esos compromisos adquiridos por el presidente de la República, Ricardo Martinelli, funciona y es ya una realidad: el centro educativo Presidente Valdés. Otros tienen avances y unos se quedaron en promesas.

Sus moradores son los testigos más fieles de lo cumplido. Roberto Salinas tiene tres años de vivir en uno de los cerros más elevados de Las Garzas, y dice que no saben que hacer sin agua. “Hay semanas en las que el agua nos llega un vez, y los carros cisterna no se dan abasto”, dice Salinas, oriundo de la comarca Ngäbe Buglé.

La vida de este hombre en esa comunidad del corregimiento de Pacora no es fácil. Trabaja en un supermercado y, a veces, cuando tiene que salir pasada la medianoche de su trabajo, no encuentra autobuses. A Salinas no le queda otro remedio que abordar un taxi, cuyo costo es 10 dólares, para así llegar a su casa y ver a su familia.

El sistema de transporte en Las Garzas funciona hasta las 11:00 p.m., y después muchos moradores del lugar tienen que tomar taxis clandestinos en el corregimiento de la 24 de Diciembre, los cuales cobran hasta 3 dólares por persona.

Durante la administración del presidente Martín Torrijos se inició un proyecto para el diseño y construcción de la terminal de buses en Las Garzas, con dinero del Fondo de Inversión Social (FIS), ahora Programa de Ayuda Nacional (PAN).

Con tristeza, los lugareños vieron cómo la empresa dejó de hacer los trabajos sobre la obra que fue adjudicada por un monto de un millón de dólares. Solo se levantaron algunas paredes y colocaron varias carriolas, que están siendo cubiertas por la maleza y los árboles.

“Esta terminal hubiese cambiado mucho aquí. Necesitamos mejores autobuses, ya que aún no nos reponemos de aquel accidente en el que perdieron la vida muchos vecinos nuestros”, concluyó su conversación Salinas, mientras caminaba con destino al carro cisterna para llenar con agua potable algunos tanques.

Del otro lado de la comunidad vive Julián Segura, quien es fundador y dirigente de la comunidad. Llegó en 1999 cuando se comenzaban a asentar los primeros residentes; entonces había aproximadamente 300 personas, ahora son 20 mil en toda la zona.

Recuerda que apenas invadieron el lugar se dieron cuenta de que era utilizado para sembrar arroz y que en algunos puntos se inundaba con facilidad. No obstante, se arriesgaron ante la necesidad de un terreno en el que pudieran morar.

También había ganado y muchas garzas, es lo que cuenta, y de allí sacaron el nombre de la comunidad.

Para Julián Segura, los principales problemas del sector son el mal sistema de transporte, que el agua no sea de la mejor calidad, y la inseguridad en la que viven a pesar de que hay una subestación de policía. “A veces se dan muchos robos, y la violencia doméstica ya ha cobrado sus víctimas (sobre todo mujeres)”, acotó Segura.

Una de las cosas que aqueja a este residente de Las Garzas es que observa impotente cómo la comunidad se satura de basura. Incluso la entrada al área se ha convertido en el principal vertedero de los lugareños, debido a que la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario pasa una vez a la semana a recoger los desechos, y a veces tarda hasta 15 días.

Pero los problemas en Las Garzas van más allá. A Vielka Gómez le vendieron un terreno en mil 500 dólares. Este está ubicado en un área inundable, según dijo el Ministerio de Vivienda.

La mujer, con cuatro hijos, dice no saber que el lote hace cinco años había sido desalojado. “Me dijeron que hace cinco años hubo una inundación, pero no ha pasado más”, detalló Gómez, de 29 años.

El rostro de esta fémina refleja que la vida en Las Garzas de Pacora es dura. Vive en una casa de cuatro paredes de cinc y piso de tierra, mientras finalizan de construir una vivienda de concreto muy cerca.

Las historias de Salinas, Segura y Gómez son un detalle de las necesidades de Las Garzas. Ellos tres le recuerdan al presidente Martinelli las promesas que hizo en su primer Consejo de Gabinete –aquel 2 de julio de 2009–, las cuales no ha cumplido.

Para estas personas, la seguridad, la recolección de la basura, el sistema de transporte y el agua potable son asuntos que están pendientes en la comunidad. Sin embargo, admiten que ya hay un centro básico de enseñanza construido y que pronto será abierto el Minsa-Capsi.

Además, esperan que en seis meses termine la instalación del acueducto, para ya no tener más problemas con el agua potable.

El subteniente José Gutiérrez, de la subestación de Las Garzas, detalló que entre lunes y viernes atienden cuatro casos por día, mientras que los fines de semana las cifras se elevan a 12.

De acuerdo con el miembro de la Policía Nacional, la violencia doméstica es el principal problema. “Creo que todo guarda relación con el consumo de alcohol, ya que aquí hay unos 10 centros de expendio de bebidas alcohólicas”, dijo el agente.

Uno de los casos más recientes que atendieron fue el de un hombre que, bajo los efectos del alcohol, le cortó el brazo a su esposa. Aunque también se dan denuncias de hurtos y ventas de drogas.

La educación también tiene una realidad en el lugar. La directora de la escuela Presidente Valdés, Lisneli Caballero, expresó que la población estudiantil ha aumentado. A ese centro van más de mil alumnos.

“Hay estudiantes muy pobres que vienen a clases sin almuerzo y nosotros los apoyamos con lo que podemos. Lamentablemente solo pueden asistir al comedor seis niños por grupo”, detalló la directora.

Para la educadora, en Las Garzas hay muchos niños que muestran interés en aprender, pero las grandes necesidades que hay en sus casas les cortan sus deseos de superación.

Una de las autoridades locales del área y representante de Pacora, Hugo Henríquez, dice que hace lo que puede por Las Garzas, aunque sostiene que ha sido muy poco porque pertenece al opositor Partido Revolucionario Democrático.

La junta comunal que dirige Henríquez recibe 16 mil dólares al año, para invertir en 20 comunidades del corregimiento, entre ellas Las Garzas.

Además, el edil pidió al PAN investigar lo ocurrido con la terminal de autobuses en la que invirtieron miles de dólares y no fue concluida.

Por otro lado, el Ministerio de Salud informó que el Minsa-Capsi estará listo a finales de mes, mientras que el Idaan dijo que el acueducto tardará seis meses en ser habilitado. También el Meduca construirá un colegio secundario.

A pesar de todas las promesas, lo único que quieren los moradores de Las Garzas es que el gobierno cumpla su palabra.

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