Aurelio Barría y Gilbert Mallol fueron dos de los panameños que participaron en el movimiento que adversó a la dictadura en el país, la Cruzada Civilista Nacional, que nació hace exactamente 30 años atrás, dos días después que el coronel Roberto Díaz Herrera revelara cómo se fraguó el fraude electoral de 1984 y se ordenó el asesinato de Hugo Spadafora en 1985.
Barría, Mallo y el exgeneral Rubén Dario Paredes conversaron este viernes 9 de junio en un evento transmitido por el diario La Prensa, a través Facebook.
EL INICIO
Barría recordó que en el mes de mayo de 1987, siendo presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura, recibió una invitación para participar en el National Democratic Institute, como parte de una delegación internacional de observadores de las elecciones parlamentarias en Filipinas, un año después de la caída del dictador Ferdinand Marcos. Esas elecciones culminaron con el triunfo de Corazón Aquino. "De Panamá, asistimos el padre Fernando Guardia, vicario episcopal en la época, y el magistrado Luis Carlos Chen, del Tribunal Electoral", contó.
Recordó que la experiencia en Filipinas le permitió familiarizarse con el esfuerzo ciudadano apoyado por el movimiento cívico denominado Namfrel (National Movement for Free Elections). A raíz de esto, concluyó que la sociedad civil organizada y el ciudadano común tienen el deber y la responsabilidad de involucrarse en los procesos electorales.
“A nuestro regreso pensamos en organizar en Panamá el concepto Modelho [Movimiento de Elecciones Libres y Honestas] y es cuando se inició una serie de reuniones con todos los grupos cívicos, empresariales, profesionales, médicos, y de educadores”, dijo Barría.
Poco después, Díaz Herrera acusó a Manuel Antonio Noriega del fraude electoral y el homicidio de Spadafora.
“Luego de estas declaraciones convocamos a una reunión en la Cámara de Comercio... El 9 de junio expusimos la situación que pasaba en el país y surge la idea de iniciar este movimiento. Fue a puño y letra de Gilbert Mallol, que le dio el título de la Cruzada Civilista”, indicó.
Esa misma noche se dieron las primeras manifestaciones cívicas, y también las primeras represiones por parte de la Guardia Nacional.
BALANCE
Para Paredes, la Cruzada Civilista es un modelo de cómo los movimientos civiles puedan salir en defensa del sistema democrático.
Pese a que Paredes asegura que la Cruzada llegó en un momento “cuesta arriba”, siempre dio la cara y que es por eso, precisamente, por lo que debería quedar plasmado claramente en la historia del mundo.
“La idea era exigir justicia, democracia, esos valores son los que queríamos rescatar”, aseveró.
Mallol consideró que la Cruzada Civilista logró unir a varios sectores de la población, porque no nació al amparo de algún partido político. "Por eso su bandera era un pañuelo blanco".
"El legado de la Cruzada es la posibilidad de unir a gente con un mismo propósito, siempre que tengan una dirigencia honesta", indicó.
"La Cruzada Civilista deja una versión de cómo defender hasta recuperar el sistema democrático", agregó Paredes.
Los tres coincidieron en fortalecer la institucionalidad, la democracia y la separación de los Órganos del Estado.
"Si nos descuidamos, alguno de estos señores que tiene medida cautelar, mañana se convierte en Presidente de la República", advirtió Paredes.