El Servicio de Protección Institucional (SPI) adquirió cinco pistolas de micropulsaciones musculares, afirmó el representante legal de la empresa Clear Water Panamá, Rodrigo Cruz, distribuidor de la marca Taser en Panamá.
Cada pistola cuesta mil 400 dólares.
Cruz explicó que esta arma no funciona con electricidad. “Esto envía pulsaciones no eléctricas a los músculos externos, que causan inmovilidad por cinco segundos, tiempo que tendrá un agente de seguridad para esposar a una persona.
Sobre el particular, el SPI en un comunicado sostiene que no tiene intención de hacer compras masivas de este producto.
El empresario explicó que ante las quejas internacionales, en las que se plantea que este artefacto viola algunos artículos de la Convención contra la tortura de la Organización de las Naciones Unidas, la marca Taser cambió los modelos de las pistolas eléctricas a una tecnología menos nociva para el ser humano, que es admitida en varios países.