La presencia de más niños y adolescentes portadores del VIH/sida vuelve a traer al tapete el papel fundamental que juega la educación en las acciones que se ejecuten para prevenir la propagación de esta pandemia.
Edith Triana, miembro de la Fundación Probidsida, sostiene que en Panamá no existe una política de educación en sexualidad dirigida a los jóvenes y tampoco los padres hablan, “educadamente”, con sus hijos sobre estos temas.
No obstante, Elizabeth Quintero, directora del departamento de Población del Ministerio de Educación (Meduca), asegura que a los niños se les enseña desde preescolar el “respeto por su cuerpo” y además se capacita a docentes y estudiantes en el tema del VIH/sida para que se conviertan en agentes multiplicadores.
Los informes del departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud, sobre la situación del sida en el país indican que desde 1984 –cuando apareció el primer caso de la enfermedad–, hasta el pasado mes de septiembre, se reportaron 236 casos en edades comprendidas entre cinco y 19 años, de los cuales 132 fallecieron.
Triana indicó que, a pesar de los avances que se han alcanzado en el tratamiento de VIH/sida, para los jóvenes es muy difícil aceptar que son portadores y, por ende, se resisten someterse a toda la rigurosidad que conlleva el tratamiento para evitar que la enfermedad aparezca.
La activista informó que a la Fundación han llegado este año cinco adolescentes embarazadas a las cuales se les detectó el virus en las pruebas de control del embarazo.
Quintero, la directora de Población del Meduca, señaló que la entidad trabaja en la Red Intersectorial de Apoyo al Adolescente para que lleven el mensaje a los demás compañeros en lo que se denomina educación de pares; es decir, de joven a joven.
Triana mencionó que en países donde los alumnos toman clases de salud sexual y reproductiva, los índices de menores embarazadas y con VIH han disminuido notablemente, por lo que el proyecto presentado en 2008 no debe seguir engavetado.
