En lo que va del gobierno de Juan Carlos Varela, el Ministerio de la Presidencia ha destinado $1.3 millones en compras de pasajes y partidas para viáticos para sus funcionarios.
Sin embargo, los desembolsos de Presidencia en estos rubros no incluyen los gastos incurridos para los requerimientos del presidente ni de la primera dama, Lorena Castillo.
Este ministerio, de acuerdo con la sección de transparencia de su sitio web, ha asignado $565 mil en la compra de pasajes y $809 mil en la distribución de viáticos.
Los viajes se han repartido entre, al menos, unos 150 funcionarios de la Presidencia. No obstante, algunos colaboradores han viajado con más frecuencia y han recibido cantidad de viáticos en situaciones similares.
Por ejemplo, Michelle González aparece en la planilla de este ministerio como asistente ejecutiva con un salario mensual de $3 mil 500. En poco más de un año, el Gobierno le ha asignado $34 mil 650 en viáticos. González ha viajado a Turquía, Argentina, Guatemala, Francia, entre otros.
El mayor viático que recibió fue en junio pasado, cuando estuvo en Busan, Corea del Sur. Fue para una reunión del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Por los nueve días, recibió $5 mil 400.
González estuvo acompañada por el hoy ministro de Seguridad, Alexis Bethancourt, quien por entonces se desempeñaba como director de la Unidad de Análisis Financiero, y que recibió los mismos viáticos.
La asignación de viáticos debería estar bajo los parámetros de la Ley 69 de 2015, que en su artículo 262 regula la repartición de este emolumento.
De acuerdo con la misma, los directores, subdirectores y el resto de los funcionarios reciben $600 diarios por sus viajes a Europa, Asia, África y Oceanía. Si el viaje es a Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil o Chile, los viáticos son por $500 al día, mientras que para México, Centroamérica, el Caribe y el resto de América Latina son $400 diarios.
Para los funcionarios de alto rango, como ministros, viceministros, diputados principales y suplentes, secretario y subsecretario de la Asamblea Nacional, los procuradores, magistrados, fiscales, gerentes, defensor del pueblo, administradores y subadministradores, rectores y miembros de juntas directivas, las dietas incluyen $100 más para cada región.
Este reglamento no advierte nada sobre cómo se deben utilizar estos viáticos. Es decir, queda a discreción de los funcionarios el manejo de estos fondos públicos.
No obstante, a simple vista en el nodo de transparencia de este ministerio, no todas las asignaciones se ajustan a la ley. En julio pasado, Itzi Atencio, asistente administrativa de la Presidencia, viajó a Taiwán por 16 días para participar en un curso de jóvenes líderes. Para su estancia, recibió $9 mil, que se traducen en unos $560 diarios.
Casi un mes antes, entre mayo y junio pasado, Miguel Esbrí, secretario ejecutivo de la Secretaría de Economía de la Presidencia, viajó a Madrid, España, para “asistir a diferentes reuniones para organizar el proyecto sobre temas de arbitraje de inversiones a los abogados que trabajan en las distintas instituciones del Estado”.
Por sus 11 días de misión, recibió viáticos por $9 mil 800, que se promedian en casi $900 al día.
Esbrí también es uno de los que más viáticos ha recibido durante la administración Varela, con un total de $25 mil.
PASAJES AÉREOS
La Ley 69 de 2015 también regula la compra de los pasajes aéreos. Según su artículo 263, los funcionarios de alto rango ya descritos son los únicos que deben viajar en primera clase. Los demás deben hacerlo en clase económica.
La página de la Presidencia no refleja esa norma. Para muestra un botón: en abril pasado, el presidente Varela viajó a Japón junto con una comitiva extensa. La mayoría de los boletos aéreos costó menos de $5 mil. Sin embargo, el pasaje de Jonattan del Rosario -hoy viceministro de Seguridad- costó $27 mil; el de Álex Pérez, jefe de protocolo de la Presidencia, $24 mil; el de Melisa Velarde, asistente de la primera dama, $13 mil; y el de Manuel Domínguez, secretario de Comunicación de la Presidencia, $10 mil.
En estos dos años, las misiones de Presidencia más costosas para el erario han sido, precisamente, la de Japón, en la que se concretó el financiamiento para la Línea 3 del Metro, entre otras cosas, que tuvo un costo de $240 mil; y la de Polonia en julio pasado con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud -un convivio religioso en el que se anunció que Panamá sería sede del mismo en su versión de 2019- que sumó $134 mil.
COSTOS EN CANCILLERÍA
En los poco más de dos años de este gobierno, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha destinado cerca de $1.7 millones entre pasajes y viáticos. O sea, unos $500 mil más que Presidencia.
De ese total, $730 mil fueron para sufragar boletos aéreos, mientras que $970 mil en calidad de viáticos.
A diferencia de la página de transparencia de la Presidencia, la web de Cancillería ofrece varios informes previos al viaje.
Por ejemplo, a finales de junio pasado, Hugo Wood, asistente de Isabel de Saint Malo de Alvarado, acompañó a la canciller a una misión en Honduras. En el documento que aparece en la web destaca cuál sería su función en el viaje y qué impacto tendría para el ministerio.
Lo que sí comparten los nodos de transparencia de ambos ministerios es que en ninguno de ellos aparece un informe final sobre lo que aconteció en el viaje.