El proceso para presentar las objeciones a los aspirantes a magistrado de la Corte Suprema de Justicia se estrenó ayer, con una queja que presentó el ex contralor Alvin Weeden contra el actual magistrado del Tribunal Electoral Gerardo Solís.
“Lo único que va a hacer este señor es aumentar la corrupción de este país”, dijo Weeden al presentar el documento de cinco páginas.
El ex contralor basó su queja en que Solís le contó, en presencia de la ex presidenta Mireya Moscoso, que había destruido las facturas que sustentaban los gastos de las partidas discrecionales del ex presidente Ernesto Pérez Balladares, porque eran “voluminosas”.
La destrucción de las facturas habría ocurrido cuando Solís era el director del Fondo de Inversión Social (FIS) en el gobierno de Pérez Balladares.
“Esto me parece algo deshonesto, que no es digno de un magistrado”, señaló.
También dijo que sus apreciaciones nada tienen que ver con el hecho de que Solís, cuando fue fiscal electoral, lo involucró en una investigación contra la ex legisladora Haydeé Milanés de Lay, por la emisión de unos cheques –refrendados por la Contraloría– de la junta comunal de La Palma.
Solís, que ayer fue entrevistado por la comisión de credenciales instalada por el Ejecutivo, no respondió a los señalamientos de Weeden, alegando que no lo consideraba su enemigo. “Mi lengua está conectada a mi cerebro y mis pensamientos salen de mi corazón”, dijo.
Perfil para ser escogido magistrado En la conferencia “Condiciones personales y profesionales para ser designado magistrado”, los expositores Edgardo Molina Mola, Carlos Vásquez, Jorge Molina y Rubén Castillo concluyeron que los aspirantes al pleno de la Corte Suprema deben ser figuras que reflejen honestidad, capacidad, independencia y vocación. Los cuatro se refirieron al deteriorado sistema judicial y a la corrupción de los funcionarios, y concluyeron que el sistema de selección de los magistrados no garantiza la independencia que se busca en el Órgano Judicial.
