Ayer hubo un giro inesperado en el juicio por la muerte de Damaris Mendoza, ocurrida hace tres años.
Martín Wright Coto, uno de los tres imputados en este caso, cambió su declaración inicial y dijo al jurado que había involucrado a los otros dos sindicados por rencor. Esto sucedió en el segundo día de audiencia en el Segundo Tribunal de Justicia.
Destacó que inventó el testimonio previo que dio implicándose en el caso de Mendoza. “Ninguno de los tres participamos de este crimen”, dijo mirando al jurado.
Lo que sí aceptó fue el crimen de Ana Mercedes Medina, ocurrido en 2007.
Añadió que lo que contó sobre Mendoza, fue “para poder jalar a la cárcel a estos dos por rencor”, refiriéndose a Enrique Sánchez y Miguel Medina.
Esta declaración, inclusive, sorprendió a su abogada defensora Sieglide González, que dijo no estar enterada de lo que contaba su cliente.
Por su parte, la fiscal Argentina Barrera dijo que Wright Coto mentía una vez más. Confió que el jurado no le creería al sindicado, ya que en el expediente hay mucha evidencia que lo implica en la muerte de Mendoza.
En sus alegatos finales, la fiscal Barrera calificó a Martín Wright Coto como el “director” de este homicidio, en el que también participaron los otros dos.
Sostuvo que Wright Coto cambió varias veces su versión, solo para confundir a los investigadores y tratar de zafarse de su responsabilidad penal.
Inicialmente, Wright Coto dijo ser culpable del robo del dinero y joyas a Mendoza, pero no de su muerte.
Sánchez y Medina nunca han aceptado su participación en este hecho de sangre, pero tampoco han acusado a Wright Coto.
A juicio de Barrera, Wright Coto, de 25 años, tiene un perfil de “homicida en serie”.
La fiscal agregó que también hay evidencias de que, estando en prisión, Wright Coto –que es miembro de la pandilla Los Niños de la Tumba Fría– ordenó a un sicario que le disparara a una joven menor de edad, con la cual había procreado una niña. Este crimen fue reconocido por Wright Coto.
La fiscal señaló que tanto en el crimen de Mendoza como el de Ana Medina hay un mismo patrón: seleccionar a una mujer que viva sola, con dinero, y fácil de someter para robarle sin problema.
Indica que, en ambos casos, las mujeres fallecieron por asfixia mecánica.
En la investigación consta que los asesinos de Mendoza quemaron su cadáver, porque en su vehículo quedó sangre de uno de ellos.
Los tres sindicados se conocían desde la infancia y habían participado, según ellos mismos declararon, en varios robos y hurtos en Nuevo Arraiján, donde residían. Además, eran adictos a la marihuana.
Según la fiscal, luego de matar a Mendoza, Wright Coto y Sánchez robaron computadoras en una oficina de ETESA, aprovechando que laboraban como guardias de seguridad.
Hoy se espera la última fase de alegatos, con la intervención de los defensores. Luego, el jurado –integrado por ocho personas– entrará a deliberar.