Al grano: Parlacen



Tanto que le lloraron los hijos de Martinelli al juez Deary que eran distintos al padre, y resulta que son iguales y hasta peores. Ese intento por ser juramentados como diputados suplentes en lo que el propio papá bautizó como la cueva de ladrones (una de sus pocas declaraciones atinadas) es una vil y vulgar confesión de culpabilidad. Otra manera desesperada de evadir los juicios de Blue Apple y Odebrecht que se les avecinan. Ese relajito de ganar tiempo para no ir presos ya nos lo conocemos de memoria.

Están haciendo lo mismo que hizo el papá y que ellos mismos intentaron hacer en el 2020 estando presos en Guatemala y esperando extradición a Estados Unidos. Si se juramentan ahora se sacuden de esos dos casos en la justicia ordinaria y suben a la Corte… cuando empiecen a ver color de hormiga las cosas en la Corte renuncian y bajan al Ministerio Público de nuevo. Y como ya están mencionados como posibles diputados para 2024, entonces volverían a la Corte. Manipulando la justicia a su antojo. Porque no olvidemos que si los juramentan ahora será solo por nueve meses, hasta mayo de 2024. Pero como necesitan inmunidad por más tiempo que eso, quién sabe y le apuesten a la reelección.

En la última semana ya han tenido al menos dos intentos de juramentarse y salirse con la suya, pero les han faltado votos, lo cual es otro claro mensaje de que el papá ya no se sale con la suya tan fácil. Pero como no se dan por vencidos, ahora el plan es facilitarles el capricho en una asamblea plenaria que habrá desde mañana en Nicaragua.

Todo esto lo han craneado con ayuda de varios diputados serviles de Martinelli como Giselle Burillo, Carlos Outten y José Muñoz (el que más partidas recibió en su gobierno) encabezados por Amado Cerrud, presidente de Panamá ante el Parlacen y diputado del CDN del PRD por Capira, subrayo, Capira. ¿Y ese sujeto va a actuar sin el beneplácito de la plana mayor del PRD, léase Benicio Robinson? Por favor. Se empeñan en negar una alianza. Electoral quizá no la haya, pero política sí y esto lo demuestra. Igual que la elección del presidente de la Asamblea, que ganó con los votos de los diputados de Martinelli.

Más allá de esta situación coyuntural, la pregunta es para qué carajo sirve el Parlacen. ¿Qué hacen ahí aparte de hablar y dar recomendaciones que ni siquiera son vinculantes? Que digan un resultado, uno, con el que nos hemos beneficiado desde 1994. Uno. No hay. Ese es un organismo totalmente decorativo. Fuera de que el sistema de elección de los diputados es inconstitucional, porque el tratado del Parlacen dice que deben ser electos de la misma forma que los diputados nacionales y aquí son las roscas de los partidos las que hacen sus listas. Y, por supuesto, ningún presidente se ha atrevido a tramitar nuestra salida de verdad, porque al final todos saben que automáticamente pueden resguardarse allá. De hecho, salvo Endara, todos se han ido a cobijar allá. El Toro para el caso PECC, Mireya cuando las donaciones de Taiwán, Martín cuando el Cemis, Martinelli por los pinchazos y Varela por Odebrecht. Ah y el primo de Martinelli también, el Ramón Martinelli ese que era tesorero de CD.

En fin. Habrá que estar bien pendientes de esa plenaria regional en Nicaragua, porque sin la cobertura de los medios, allá van a hacer lo que les da la gana. Y este también es el momento de aplicarles sanciones, porque aquí siguen paseándose muy alegremente con el apoyo de donantes, inconscientes y manzanillos lambones. Dejemos de guardar silencio. Reclamemos en redes, pero cuando los veamos no nos quedemos callados. Dejemos el servilismo y la ridiculez esa de querer tomarnos fotos con ellos. Nos han robado y nos van a seguir robando. Dejemos de comernos ese cuento de que nos van a llenar de plata los bolsillos. Plata que ni hay, si entre el Seguro y la deuda estamos hasta el cuello. Y aunque la hubiera, ¿de dónde sale todo ese dinero si no es de nuestro propio bolsillo? Despierta Panamá.

Al grano: Parlacen

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