Alianzas. Ese es el tema que se impone en la agenda política. Todos los candidatos de los partidos han confirmado que están conversando, formal e informalmente, con todos sus competidores… menos con el PRD y con Martinelli. Parece que todos están claros en que hay sumas que restan y que aunque para llegar van a tener que tragar sapos, tampoco están dispuestos a que sean alimañas de tal magnitud. Hay fines que justifican los medios… pero hay medios y hay medios.
Por ahora Alianza está con Martinelli, el Molirena con el PRD y el resto, viendo qué hace.
Desde sus primarias, Blandón se volvió la niña bonita del baile a la que todos quieren enamorar. No solo por los 100 mil votos con los que ganó (contra él mismo, sí, pero sacando a un montón de gente a votar), sino porque su partido tiene estructura, no está dividido como CD y él ha dicho que está dispuesto a ceder la cabeza. Los candidatos del panameñismo que apoyan a Blandón quieren la bandera de CD porque entre las de oposición es la más fuerte, lo que hace que la alianza entre Roux y Blandón sea cuestión de tiempo. De afinar detalles. Torrijos ha hablado tanto con Roux como con Blandón para correr los tres juntos, pero ahora busca más a Blandón. Aunque este ha dejado claro que por la historia del torrijismo y los arnulfistas, esa alianza dividiría a su partido.
Lombana también es una opción viable para todos. La alianza entre los cuatro sería sin duda una importante fuerza electoral, pero -siempre está el pero- la alcaldía es la ficha de la negociación que tendría Lombana para asegurar que su partido sobreviva y aspire con plataforma en 2029. Y al este apoyar a Edison Broce, que tiene firmas pero no reconocimiento ni estructura, se complica la cosa.
Todos los candidatos tienen sus pros y sus contras para ir a la cabeza de una alianza. Roux tiene un partido con fuerza, tiene músculo político y quedó de segundo en la elección pasada, pero lo apoyaban Yanibel y Martinelli, cada elección es un mundo y fue ministro de Martinelli por cinco años. Blandón quedó detrás de la ambulancia en 2019, pero José Luis Fábrega vino a demostrar que Blandón no fue tan malo nada. Torrijos ya fue presidente, lo cual es su fortaleza y también su debilidad. Como Lombana, que es nuevo: sin experiencia, pero también sin cola de paja.
Realmente lo único que tienen todos en común es que todos saben que la alianza es necesaria. El punto es que a la hora de la hora, por más que digan que el país va primero, todos quieren ir a la cabeza y todos están esperando a ver qué pasa con la condena de Martinelli porque piensan que si él no corre, todos tendrían chances de ganar. Y eso no deja de ser cierto. Pero al final esto no se puede resumir a unirse para que alguien gane o pierda. Esto se trata de unirse a favor de algo mayor. Al próximo gobierno le tocará afrontar problemas como el Seguro Social, la economía y el desempleo, y ninguno podrá solucionarlos si llega solo. Necesitarán consenso, y el consenso requiere de fuerzas unidas. Tener a un presidente que gane con el 20% de los votos solo garantizará la ingobernabilidad y que la Asamblea siga mandando a punta de extorsión. Y sí, también deben aliarse con las ONGs, con los sectores populares, con la sociedad civil, como han dicho. Pero las cosas como son: ni las ONGs ni los sectores populares ni la sociedad civil están en la papeleta. Alíense con quien tienen que aliarse, y entonces comprométanse con el país.
El mensaje también va para los empresarios que están apoyando a todos para salir bien parados con el que gane. Alimentar todas las campañas genera una división innecesaria. Dejen el juega vivo y defínanse, que eso también va a empujar una alianza en la que, al final, ganaríamos todos. Incluyéndolos a ustedes.
Como han dicho todos los candidatos, primero es el cómo y el para qué, y luego el quién. Plantéenlo como más bonito les suene, pero háganlo. Al final es mejor llegar en alianza que quedarse quejándose en oposición. ¿O no?


