¿Ustedes vieron cuánta bulla hizo la designación de Mulino como candidato a vice de RM? Nulo. Hasta el eclipse que no se vio dio más de qué hablar. Una vicepresidencia eclipsada.
Es que Mulino le suma a Martinelli cuatro votos. El de los hijos y el de la esposa. Bueno cinco si de aquí a 2014 sigue con Martinelli. Es que digo. El carisma no es precisamente su fuerte.
Pero tampoco es que Martinelli tenía muchas opciones para reemplazar a su socia Marta Linares. Necesitaba una figura que no estuviera tan manchada, y que además estuviera dispuesta a hundirse con él. Porque no es secreto que entre más cercano alguien está a Martinelli, más probable es que le quiten la visa. Y ojo, que Mulino es uno de los pocos miembros de RM que EU invita a sus celebraciones. Por ahora.
Pero uno pensaría: ¿entonces por qué aceptó? Y el que lo conoce sabe que la respuesta es su arrogancia. Su superioridad lo supera.
El momento es propicio para recordar, aunque se ponga muy bravo, quién es Mulino. Él no siempre fue así ronconcito y patán como ahora. Ese era civilista, tenía buen nombre, valores, era decente y hasta buena gente. Fundó Unión Patriótica, fue canciller con Endara, magistrado suplente de la Corte… Pero… como todo lo que toca Martinelli, se dañó. Entró como ministro de Gobierno en 2009 y en 2010 se convirtió en ministro de Seguridad. Estuvo con Martinelli sus cinco años. Completitos. Pero es recordado por cuatro cosas, ninguna positiva.
Uno, por su renuncia irrevocable que a los cinco días revocó, por un rifirrafe que tuvo con Gustavo Pérez, que si hubiera podido limpiaba el piso con él porque decía que su jefe era Martinelli. Esa pelea fue por la creación de un tribunal de juicio para los policías. Sí, Pérez, el mismo que condenaron por cómplice de los pinchazos, pero cómplice de nadie porque Martinelli según las juezas no pinchó.
El ex civilista que habla mal de los civilistas también es recordado por los contratos que le dio al cuñado de Martinelli que luego fueron investigados, y por su proceso por las supuestas anomalías en la compra de 19 radares a Selex, filial de Finmeccanica. Radares que no detectaban el paso de lanchas rápidas. Mulino se la pasa confundiendo a la ciudadanía repitiendo que es inocente. Como si lo hubieran declarado inocente. Jamás. Se cayó el proceso (un proceso con evidencias abundantes y sólidas) porque se pasaron del término de investigación. Un hecho cuestionado y sin precedentes que hizo bulla a nivel internacional, igual que el cuarto aspecto por el que se recuerda a Mulino: la aprobación de la ley chorizo y la posterior matanza de indígenas de manos del gobierno, precisamente por órdenes del ministerio que él dirigía. Lo que él llamó una patraña. Menos cuatro onzas de sensibilidad.
En su historial también abundan declaraciones arrogantes, autoritarias, atorrantes y contradictorias. Como cuando dijo que Mimito era un invento de Martinelli… que él apoyó. O como cuando dijo que había gente que renegaba de Martinelli pero que estaba en el círculo cero de los negocios. Negocios que él no denunció. O como cuando dijo que uno no podía llegar al poder a repartir negocios. O sea que el otro repartía negocios. O como cuando dijo que la planilla 172 era para política. Cosa que jamás denunció formalmente. O como cuando dijo que si él perdía contra Roux las primarias, para las generales no lo iba a apoyar porque era un vendido. ¿Y dónde estaba el día de la elección? Ahí, pegado al otro. O como cuando decía que no aprobaba el clientelismo pero que en campaña ni modo. O como cuando aseguró que en las protestas no hubo armas y le sacaron la foto. O como cuando dijo que la gente no recordaba a Martinelli por el “robó, pero hizo”… O que no había tiempo para salvar almas.
Por cierto, señor Mulino, ¿ya está al día en el Club Unión o sigue moroso awww? ¿Esta vez las vallas también dirán “firme, no se dobla”, o ya encontró otra manera menos doble sentido de hacerse notar? ¿Y cómo sigue de la espalda? Porque esa era la cantaleta cuando estaba preso y ahora sí que le toca caminar. A menos que vaya a los actos refrigerados a achantarse con Alleyne. Porque si hay algo que no podrá hacer es salir a buscar votos. Al menos no en Chiriquí, Bocas, las comarcas y Colón.
Haber visto y dicho tanto, y seguir ahí, dice mucho de él. Ahora se llena la boca señalando a los corruptos. Es capaz de ver toda la corrupción, menos la que tiene al lado. Si eso no es oportunismo, no sé qué es... Lástima que nosotros no podamos renunciar irrevocablemente a ver personas así en política.