Franklin Vargas Valverde caminaba aburrido. Su padre lo había mandado a buscar unas gallinas del otro lado del puente y como era viernes ya no quería trabajar más. Pero fue. Salió de su pueblo, Roblito Laurel, que está en tierra costarricense, a 200 metros de la frontera con Panamá.
Al cruzar el puente encontró una especie de faja con un nudo. La agarró y siguió caminando. Se le dio por detenerse y mirar hacia abajo. Lo que vio lo asustó: un cuerpo flotando a la deriva. Sólo se le veían las piernas. Vargas volvió a su casa. Ahora sus pasos eran rápidos. Le contó a su padre. Juntos le avisaron al guardia rural de la zona, capitán García Membreño.
Enseguida un grupo de funcionarios llegó al área cercana a Las Crucitas. Cuando sacaron el cuerpo del agua se dieron cuenta que estaba decapitado. Una parte, además, estaba cubierta por una lona verde que decía: Domestic, US, Mal j460. Era una vieja bolsa del correo de Estados Unidos.
En la espalda el cadáver presentaba una marca reciente: F 8. Vestía un pantalón y medias marrón y una camiseta beige.
Luego del levantamiento, el cuerpo fue llevado a un frigorífico de la zona. Los reportes de la policía costarricense indican que no habían podido encontrar a nadie de la zona capaz de dar información. No se había denunciado ninguna desaparición. Poco a poco, las autoridades comenzaron a pergeñar una teoría. Que el muerto venía del otro lado de la frontera.
Las últimas horas
A los pocos días del hallazgo del cuerpo, los rumores comenzaron a surcar el aire con nombre y apellido. Del lado panameño comenzaron a decir que el muerto era Hugo Spadafora.
Por eso mismo, basados solo en los rumores, desde Costa Rica pidieron a Panamá las huellas dactilares de Spadafora. Cuando las recibieron las compararon con las del cuerpo decapitado. Ya no había dudas. Era él. Pero, ¿cómo es que este hombre apareció en Costa Rica?
La investigación se mudó a suelo panameño. Las pesquisas intentaban determinar los últimos movimientos de Spadafora con vida. Así dieron con un taxista que aportó datos clave. Dijo que había llevado a Spadafora hacia Canoa Quebrada. Que lo reconoció y por eso tuvieron una larga charla. Según el taxista, Spadafora confesó que Noriega lo quiso matar tres veces en Costa Rica, y que en Panamá no corría peligro.
Spadafora había viajado en un avión de la empresa Sansa con nombre falso —Ricardo Velásquez— y el destino era Coto 47 para luego ir hacia la frontera y viajar a Chitré, de donde era oriunda su familia.
Los últimos que lo vieron con vida aseguraron que fue detenido por miembros de la Guardia Nacional.
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