‘La caída del Frente 57’



Lo dijo el ministro de Defensa de Colombia, Rodrigo Rivera: con el bombardeo del domingo 3 de octubre pasado en la zona fronteriza con Panamá, se logró “la desarticulación de la tercera punta del triángulo de financiación logística de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)”. Es decir, el Frente 57 del también llamado Ejército Popular.

En la llamada Operación Darién, la Fuerza Aérea y el Ejército colombiano bombardearon un campamento situado a unos 700 metros de la frontera panameña, en la zona de Urabá, departamento del Chocó, y ultimaron a cinco guerrilleros, entre ellos “varios líderes” del Frente 57.

Las primeras informaciones daban cuenta de la muerte de Luis Mora Pestaño, alias Silver, comandante de finanzas y logística del frente; pero 24 horas más tarde, el Ministerio de Defensa y la Presidencia colombiana confirmaron el deceso del cuarto jefe de ese mismo grupo: Jorge de Jesús Posada Medina, alias Ignacio.

En la información, difundida por todos los medios de comunicación colombianos, se aclaró que la búsqueda de Silver y del principal líder del frente, Gilberto Torres Muñetón, alias Becerro, continúa.

Pero, ¿fue realmente desarticulado el Frente 57 de las FARC? No hay una respuesta oficial.

De acuerdo con el director del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), Frank Ábrego, independientemente de lo que haya ocurrido en Colombia, “en Panamá se sigue patrullando en las poblaciones y playas, para mantenerlas libres de las organizaciones narcoterroristas que las usan para el trasiego de drogas y armas. Es una labor que se realiza todos los días”, aseguró el funcionario.

Ábrego agregó que informaciones de inteligencia manejadas por el Senafront y otros organismos de seguridad del Estado, después del bombardeo de octubre pasado, dan cuenta de la presencia en la zona fronteriza de guerrilleros del Frente 57, de allí que se haya incrementado el pie de fuerza y reforzado la vigilancia en puntos clave de la frontera.

“No hemos tenido ningún incidente del lado panameño. No sabemos si del otro lado ha habido problemas”, añadió.

Ábrego reiteró que el Senafrot sigue ofreciendo la recompensa de 200 mil dólares por información que los lleve a la captura de los líderes irregulares que operan en la zona, especialmente de Becerro.

El funcionario agregó que han recibido varias pistas que resultaron ser “informaciones viejas”; es decir, con un desfase de hasta tres días. “Lo que pasa es que estamos hablando de una zona completamente inhóspita, donde no hay teléfono ni otros medios de comunicación. Así que cuando la gente nos dice que los han visto, y nosotros vamos al lugar, han pasado tres y cuatro días. Pero igual seguimos yendo a esos lugares”, explicó.

Acotó que el mismo fenómeno ha ocurrido con los 10 campamentos guerrilleros que han descubierto en los últimos meses. “Llegamos y los acaban de desocupar o tienen algún tiempo abandonados”, indicó.

Cuatro de esos campamentos estaban dentro de la comarca Kuna Yala, tres en los alrededores de Jaqué, en el Pacífico; y otros tres en los Altos del Tuira.

Ábrego también confirmó que después de las explosiones de las minas antipersonales que mutilaron a dos miembros del Senafront en las cercanías de Playa Isaías, en Jaqué, el pasado 24 de junio; y tras la incautación de al menos cinco explosivos similares en fechas posteriores, no ha habido otros incidentes relacionados con la guerrilla. “Pero seguimos en alerta”, concluyó.

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