Una ciudad oprimida

Una ciudad oprimida


Caminar por la ciudad de Panamá se ha convertido en toda una odisea. En las aceras se encuentra de todo: buhoneros, carritos de hot dog, herbazales, lodo, carros mal estacionados, etc. Para los que tienen que recorrer largas distancias, la caminata se vuelve estresante. La búsqueda de una acera segura u otro espacio por donde poder caminar, puede convertirse en una de las experiencias más peligrosas en la ciudad.

Son muchos los transeúntes que a diario exponen sus vidas por saltar huecos en las aceras o por tener que lanzarse a la calle con el consiguiente riesgo de quedar bajo las ruedas de un auto.

El oficinista Ernesto Sánchez sabe de estos obstáculos. De lunes a viernes camina desde Vía España hasta Calle 50 para tomar el autobús de regreso a su casa.

“En la ciudad casi no se puede caminar. Todos los días paso por ahí [por la avenida Samuel Lewis y el Santuario Nacional], y siempre debo salirme de la vereda para caminar por la calle, porque está en malas condiciones”, comentó.

Luz Quintero, ejecutiva de mercadeo, también se quejó por la falta de espacio. “En algunas áreas los conductores estacionan sus autos sobre las aceras, violando el derecho de los peatones, y nos obligan a caminar por la calle”, dijo.

Cada vez más hace falta espacio público que ofrezca seguridad a los peatones. Con el reordenamiento vial aún no se sabe a ciencia cierta con qué espacio contará la población.

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