En la región de Azuero, un grupo de personas se ha dedicado, por décadas y con éxito, a un tipo de comercio muy particular, pese a no haber estudiado economía ni administración de empresas.
Todos los días recorren caminos, campiñas y ciudades para llevar el producto hasta el consumidor, y el sustento a sus hogares.
Se trata de los comerciantes de gallina, huevo, ciruela, limón, papaya, tabaco y otros artículos que desde el campo trasladan hasta los mercados, tanto regionales como los de la capital del país.
Uno de ellos es Manuel Vergara, que con un saco al hombro sigue recorriendo los poblados de Azuero para vender hoja de tabaco y así abastecer a una cantidad de consumidores de esta planta solanácea.
Recuerda que a los 15 años sembró por primera vez esta planta, sin imaginarse que por más de seis décadas sería la que le diera el dinero para sostenerse.
En la siembra no permaneció mucho tiempo. Comenzó pronto a ir de pueblo en pueblo, vendiendo el tabaco que se cosecha en la comunidad de Paritilla, distrito de Pocrí.
Otro que por décadas recorrió los suelos de Azuero, es Delfín Gutiérrez León, comerciante de la comunidad de Llano de Piedra, que trasladó por más 60 años mercancía en su chiva gallinera al mercado público de la ciudad capital.
En 1946 se inició en la comercialización de gallinas, huevo, puerco, limón y papaya, artículos que compraba en los pueblos de la provincia de Los Santos.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue uno de los pocos comerciantes del área que se mantuvo en la actividad, a pesar de la crisis que ese conflicto causó también a la economía de la península.
Los puercos eran transportados a pie por caminos difíciles, y las gallinas se encerraban en javas.
Luego trasladaban los animales a caballo, hasta sitios como Sabana Grande, donde llegaban los primeros camiones.