En el ocaso de su mandato, el contralor Gerardo Solís tomó la decisión clave de implementar un programa de retiro voluntario destinado a los servidores públicos de la Contraloría General de la República.
La medida, anunciada para 2024, ofrece a los funcionarios la posibilidad de poner fin a su relación laboral con la institución, en un proceso que promete beneficios económicos específicos.
Según el documento publicado en la Gaceta Oficial esta semana, el programa de retiro otorgará una semana de salario por cada año laborado. También establece que, para el cálculo de esta gratificación especial, se tomará como base el último sueldo devengado y el tiempo laborado al servicio de la Contraloría en una posición fija, de forma ininterrumpida.

Este programa de carácter transitorio implica, además, que aquellos servidores públicos que se acojan al mismo no podrán ingresar a posiciones permanentes o transitorias en la Contraloría durante un período de cinco años.
Reacción de Mulino
Este tema tomó por sorpresa al presidente de la República, José Raúl Mulino, quien subrayó hoy en su habitual conferencia de prensa que no estaba al tanto del programa de la Contraloría. “¿Pero tiene capacidad para eso? ¿Y de dónde va a sacar la plata? No la he visto, sinceramente”, respondió el mandatario ante la interrogante.
Además, envió un mensaje a Solís: “Tranquilo, que tongo botado no pone boleta”.
Mulino cerró diciendo que la iniciativa de la Contraloría no está programada ni cuenta con los recursos necesarios. “No hay recursos para eso, así que descartemos eso para no enredar la cosa”, acotó.