Tres cosas quedaron claras en la asamblea de accionistas de Corporación La Prensa S.A. (Corprensa), que edita La Prensa y Mi Diario, reunión que se celebró la noche del pasado lunes 6 de junio. Si bien los ingresos han caído producto de los vaivenes de la industria y la crisis económica por la pandemia de la Covid-19, la salud financiera de la empresa sigue viva, y va rumbo a un nuevo modelo de negocio.
Diego Quijano Durán, presidente de Corprensa, en su discurso se adentró en las amenazas constantes a la libertad de expresión que enfrentan los rotativos, y compartió los detalles de la situación financiera que atraviesan los medios a nivel mundial, y de la cual La Prensa y Mi diario no escapan.
Le recordó a los accionistas que “con la excusa más frívola, cualquiera de ustedes o sus empresas está expuesta a una demanda por presuntos daños y perjuicios por calumnia e injuria. El demandante puede solicitar el secuestro de activos o de la administración y el juez solo tiene que verificar el cumplimiento de formalidades”, dijo.
A manera de ejemplo citó el caso más reconocido; el del expresidente de la República Ernesto Pérez Balladares, quien interpuso una demanda por presuntos daños y perjuicios por calumnia e injuria contra Corprensa por $5 millones en marzo de 2012. Y ocho años y tres meses después, el sábado 4 de julio de 2020, “nos despertamos con nuestros activos secuestrados. Casi dos años después, todavía tenemos $1,130,000 en activos líquidos secuestrados y el caso se encuentra aún en primera instancia sin ningún fallo, ni a favor ni en contra”.
En los últimos meses, los directivos de la corporación han compartido con los embajadores y representantes diplomáticos de Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos, Alemania, Francia, España, la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos y Japón sobre las amenazas a la libertad de prensa en el país y la indefensión de los medios ante el acoso judicial.
Los números
Además de los asuntos legales y las demandas, que no buscan una corrección y aclaración, sino dar un golpe económico mortífero y generar autocensura a la corporación, Quijano precisó que en 2021 los ingresos operativos de la corporación sumaron $6.5 millones, una disminución de 19.8% frente a 2020, y una caída del 85.5% comparado al pico $51.8 millones de ingresos de 2013. “En términos absolutos, el tamaño del giro de negocios ha menguado en $45.3 millones, lo cual es una barbaridad”.
Corprensa no está sola respecto a los desafíos financieros a los que se enfrenta. De acuerdo al Pew Research Center, en Estados Unidos, los ingresos por publicidad de los periódicos cayeron un 80.5% entre 2005 y 2020. Mientras que la circulación de ejemplares se desplomó, en el mismo periodo, un 54.3%. Y en 2020, los efectos de la pandemia aceleraron esta tendencia mundial.
Dicho esto, Quijano especificó que al verlo por línea de ingresos, y teniendo como referencia lo que ha pasado en el resto del mundo, el segmento más golpeado en Corprensa es el de publicidad, la cual bajó a $3.4 millones en 2021, un 91.3% menos que en 2013. A su vez, el ingreso por venta de periódicos se redujo en 67.9%.
El 2021 terminó con una pérdida neta de $4.9 millones, lo que incluye $2.3 millones en depreciación y $257 mil en reservas para cuentas malas.
“En términos de EBITDA, o ganancia operativa antes de la depreciación, intereses e impuestos, la pérdida en 2021 fue de $2.5 millones”. Una mirada rápida identifica que la corporación contaba al 31 de diciembre de 2021 con $27.5 millones en activos y solo $3.7 millones en pasivos. El diferencial es el patrimonio: $23.9 millones.
Al 31 de diciembre de 2021, la corporación contaba con $9.4 millones en efectivo, equivalentes de efectivo y otras inversiones líquidas, aunque hay que restar $1.130 millón del secuestro de Pérez Balladares. Además de estos activos líquidos, se tienen $4.3 millones en la reserva laboral.
“[...] Nuestros activos fijos tenían un valor en libros de $10.4 millones”, precisó Quijano.
Del lado del pasivo, se tiene un pasivo laboral de $1.1 millón, y deudas y cuentas por pagar, y otros pasivos, por $2.6 millones.
Así las cosas, Quijano dijo que “nuestro balance continúa siendo envidiablemente saludable”.
Por ello no le tembló la voz para decir “que cada vez que alguien diga La Prensa está quebrada, o algo por el estilo, pueden afirmar con plena confianza que ello es absolutamente falso, y sin apego alguno a la realidad de los hechos, cosa que se puede comprobar fácilmente yendo a nuestra página de internet corprensa.com donde aparecen publicados todos nuestros estados financieros interinos y auditados, siendo así, el único medio de comunicación del país que publica su información financiera.
A futuro, el primer objetivo es equilibrar las finanzas, continuando con la política de reducción de gastos, la eliminación de ciertos servicios, además de las otras medidas de racionalización.
La meta es haber concluido esta fase del plan para el mes de noviembre de 2022, de tal forma que en diciembre se tenga un flujo de caja equilibrado.
Guillermo Chapman III, tesorero de la corporación, dijo que Corprensa sigue siendo “una empresa con fortaleza financiera, en gran medida, gracias a que durante los años de resultados positivos nuestros gestores de entonces tuvieron la previsión de conformar una nave que pudiese navegar crisis como la que estamos soportando”.
En el nuevo contexto en el que se mueve la industria, La Prensa está por superar la cifra de 3,000 suscriptores digitales, es decir, suscriptores exclusivamente digitales, dispuestos a pagar por el contenido online.
A esto hay que sumar el tráfico al sitio web, con un promedio de entre 80 mil y 100 mil visitantes únicos diarios. De allí, que la junta directiva aprobó a mediados de marzo, un nuevo plan estratégico para reestructurar la organización, el cual tendrá como fuente principal de ingresos las suscripciones digitales.
En el acto se homenajeó al empresario César Tribaldos por su trayectoria a favor de la libertad de expresión y la labor que realizó como miembro de la junta directiva de Corprensa para preservar la historia y los archivos tanto de La Prensa como de Mi Diario. Tribaldos recibió aplausos de los que estaban en el acto.
Mayín Correa habla
Después de que Quijano y Chapman hablaran de los desafíos y de los números de la corporación fue el tiempo de la intervención de los accionistas.
La diputada Mayín Correa estaba sentada en la última fila. Había llegado temprano, y probablemente buscó un lugar estratégico desde donde podía observar el panorama sin mayor esfuerzo. En el salón estaban sentados varios de los hombres y mujeres que han sido objeto de sus embestidas. Como el periodista Rolando Rodríguez, a quien un día le deseó la muerte. En la parte de adelante se encontraba Edwin Cabrera, a quien otro día llamó “negro de mierda”, y también se encontraba Roberto Eisenmann, uno de los fundadores de La Prensa, y a quien llama “evasor”.
Su intervención fue de las últimas. Contó que iba en representación del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014), que este le había dado poder como accionista para que lo reemplazara en la junta. Como quien dispara al azar, empezó su defensa al hombre que en las elecciones de mayo de 2019, la puso en una curul de la Asamblea. Dijo que La Prensa había perdido credibilidad porque se había dedicado a desprestigiar familias “con verdades, con mentiras, con verdades a medias”. “Yo empecé a contar, hasta que me cansé, los titulares negativos contra la familia Martinelli Linares. Todos, todos, 489, no sé cuántos días fueron. No puede ser, no podemos hacer lo que hizo Fito Duque con La Estrella, que dedicó el periódico a un solo tema [...]”.
Siguió. “Es un periódico de persecución por razones muy particulares de alguien en el periódico. No es de la sociedad panameña como se dijo al principio. Yo soy accionista desde el primer día, y no se dijo que era un periódico para que alguien persiguiera a nadie de este país”.
Alguien interrumpió su discurso.
—”Mayín, acuérdate que a los ladrones también”, le dijo el periodista Edwin Cabrera. El público aplaudió con entusiasmo.
Pero Mayín siguió hablando. “A todos, a todos, a todos. No a uno nada más. A todos los ladrones que hay muchos en este país”, aseguró.
Murmullos, voces de asombro, risas nerviosas. Un ambiente de tensión se apoderó del salón.
Diego Quijano, presidente de Corprensa, tomó el micrófono para decir: “orden, orden, por favor”.
La diputada no agotó su discurso: “Tengamos cuidado. No podemos soportar más demandas porque un día nos quedamos sin periódico”.
Un hombre de mediana edad, vestido de blanco, que estaba ubicado exactamente detrás de ella, le respondió lo siguiente: “Es preferible eso a tener a los ladrones andando”. La frase le salió del alma. El público aplaudió.
Una mujer que estaba sentada a pocos metros de la diputada, pidió la palabra. Con firmeza, afirmó lo siguiente: “Mucho gusto, María Lorena Jaén Martinelli. Los periódicos no destruyen familias. La gente que quiere perpetuarse en el poder son los que destruyen apellidos y destruyen familias”.
Otra lluvia de aplausos inundó la sala. Algunos hasta se pusieron de pie.
Pero esa no fue la única respuesta que recibió Correa. El ciudadano Ricardo Salcedo, le contestó: “señora diputada, nunca pensé haber escuchado lo que acabo de escuchar de usted. Estamos librando una lucha por salvar a Panamá de una garullilla de maleantes”.
También intervino María Eugenia Gerbaud de Guardia, eterna defensora del río Pacora. “Apoyando a La Prensa totalmente”. “Yo no sabía la bestialidad que tenía encima [...] porque los amigos de lo malo tratan de subirse por arriba de lo bueno”, manifestó, refiriéndose a Ricardo Martinelli.