La construcción del nuevo hospital Aquilino Tejeira en Penonomé, Coclé, es otro ejemplo de los sobrecostos y retrasos que afectan la infraestructura de salud pública en el país. Su ejecución ha estado marcada por modificaciones contractuales y demoras que han disparado su costo original.
El resultado: cuatro adendas, la última por $47.5 millones, lo que elevó su costo de $166.5 millones a $214 millones. Sin embargo, la obra aún no está lista. Tiene un 68 % de avance físico y un 61 % financiero. Los coclesanos, entretanto, siguen esperando mejores instalaciones médicas.
El tema fue tratado en la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Nacional el pasado jueves, cuando acudieron el ministro de Salud, Fernando Boyd Galindo, y su equipo de trabajo para solicitar varios traslados de partidas con el propósito de impulsar distintos proyectos. Entre ellas, se incluyó $1 millón para trabajos de infraestructura en el viejo hospital Aquilino Tejeira, pues el nuevo no estará listo hasta julio de 2026.

De acuerdo con lo que explicó el ministro, el proyecto está a cargo del Consorcio Hospital AT, conformado por la Constructora Nova y Consultores Profesionales de Ingeniería. El contrato fue adjudicado el 30 de noviembre de 2017 y refrendado el 5 de julio de 2018, mientras que la orden de proceder se dio el 15 de enero de 2019.

El diputado independiente Augusto Tuto Palacios recordó que la obra fue adjudicada durante el gobierno de Juan Carlos Varela por un costo de $166.5 millones. Desde entonces, el contrato ha tenido cuatro adendas. Las tres primeras fueron autorizadas en el gobierno de Laurentino Cortizo, mientras que la última, por $47.5 millones, fue aprobada en la actual administración. Todas estas adendas fueron refrendadas por el excontralor Gerardo Solís, cuyo periodo de gestión venció el 31 de diciembre de 2024.
“Es mucha plata”, advirtió el diputado Palacios, cuestionando si es normal que un hospital de 47 mil metros cuadrados alcance un costo tan elevado.
Una historia repetida: hospitales inconclusos y millones adicionales
El ministro Boyd Galindo reconoció que este no es un caso aislado. Citó otros proyectos hospitalarios que han enfrentado situaciones similares, como los de Bugaba, en Chiriquí; Metetí, en Darién; el Hospital del Niño, en Ciudad de Panamá; el Anita Moreno, en La Villa de Los Santos, y el Amador Guerrero, en Colón.
“El Hospital Amador Guerrero comenzó costando $125 millones, pero luego de 10 años sin avances, se retomó y ahora terminará costando más de $300 millones”, señaló Boyd. Agregó que muchas obras quedan abandonadas y, cuando se retoman, su avance es menor al registrado inicialmente, pues en los años de abandono los proyectos se deterioran o son víctimas de robo.
Un ejemplo de esto es el Minsa-Capsi de Santa Fe, en Darién, que tiene 99 % de avance, pero requiere cambios en su techo. “Los equipos están allí desde hace 10 años. Los entregaron, cobraron y quedaron tirados. La comunidad sigue padeciendo en el otro centro de salud”, denunció el ministro.
Retrasos y fallas del contratista
El ingeniero Julio Bergantino, asesor del despacho superior para temas de infraestructura, admitió que el contratista del Aquilino Tejeira no ha cumplido con los plazos establecidos. “Lo mejor que hemos conseguido es su compromiso de aumentar la fuerza laboral una vez reciba pagos pendientes”, afirmó.
Para este año, el Ministerio de Salud tiene asignados $30 millones para el proyecto.
El diputado Palacios concluyó que el problema va más allá del presupuesto y los retrasos en la construcción. “Falta planificación, fiscalización y seguimiento. Muchas veces la infraestructura se termina, pero no se cuenta con el personal médico para operarla”, advirtió.
🚨 ¡INCREÍBLE, PERO CIERTO! 🚨
— Augusto “Tuto” Palacios M. (@tutopalacios05) February 13, 2025
El Hospital Aquilino Tejeira de Penonomé sigue sin terminar… ¡Dos gobiernos han pasado y aún no abre sus puertas! 🚧🏥
Lo más preocupante: el proyecto inició con un costo de $167 millones, pero ahora nos costará $215 millones. ¡$48 MILLONES MÁS!… pic.twitter.com/Nhojx8WRg7
El ministro Boyd reconoció este desafío y afirmó que es necesario garantizar el nombramiento de personal para que el hospital Aquilino Tejeira pueda abrir sus puertas de manera efectiva. Mientras tanto, la espera continúa y el costo sigue subiendo.