Era el 130 aniversario del Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826. El entonces Consejo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) acordó conmemorar la fecha, y el presidente del país, Ricardo M. Arias Espinosa, propuso una reunión de jefes de Estado en el istmo. Se gestó de esta manera la “Reunión de Panamá”.La fecha: del 20 al 22 de julio de 1956. Se creó una comisión organizadora presidida por Alberto Boyd, entonces ministro de Relaciones Exteriores. Le acompañaron Octavio Fábrega, Bolívar Vallarino, Samuel Lewis, Miguel Moreno, Horacio Clare y Augusto Boyd. Diecinueve jefes de Estado confirmaron su presencia, entre ellos el de Estados Unidos (EU), Dwight David Eisenhower, y Fulgencio Batista, de Cuba. Fue una cumbre dominada por la presencia de dictadores. Aparte de Batista, vinieron: Anastasio Somoza, de Nicaragua; Alfredo Stroessner, de Paraguay; Marcos Pérez Jiménez, de Venezuela; José María Velasco Ibarra, de Ecuador; Pedro E. Aramburu, de Argentina, y el golpista Carlos Castillo Armas, de Guatemala. Brasil fue representado por Juscelino Kubitschek; Bolivia, por Hernán Siles Suazo; Costa Rica, por José Figueres Ferrer; El Salvador, por José M. Lemus; Haití, por Paul Magloire; Alberto Zubiria representó a Uruguay; Manuel Prado, al Perú; Adolfo Ruiz Cortines, a México, y por República Dominicana vino Héctor Trujillo, hermano del dictador Rafael Leonidas Trujillo, quien hasta el último momento buscó la aprobación de Panamá para venir al encuentro, petición que le fue negada. Gustavo Rojas Pinilla, el dictador que gobernaba Colombia, se ausentó por enfermedad. “Debo deplorar que circunstancias especiales me priven de estar en oportunidad tan solemne en vuestra compañía”, escribió en una carta que envió a Arias.América y el mundo afrontaban cambios profundos. Era la guerra fría. Eisenhower, militar, presidente 34 de EU y estratega del Día D, la operación que culminó con la invasión de la Europa occidental ocupada por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, firmó en Panamá el decretó que le dio vida al Banco Interamericano de Desarrollo. La Declaración de Panamá contempló cinco puntos, y de alguna manera se hizo eco de los trajines mundiales. El primero decía así: “El destino de América es desarrollar una civilización que haga reales y efectivos el concepto de la libertad humana, el principio de que el Estado existe para servir y no para dominar al hombre, el anhelo de que la humanidad alcance niveles superiores en su evolución espiritual y material, y el postulado de que todas las naciones pueden vivir en paz. La capital, según consultados sobre el tema, tenía unos 350 mil habitantes. Era otra ciudad. No hubo cierres de calle, ni había policías en cada esquina. Los presidentes se paseaban por las principales vías en carros descapotables. La gente los aclamaba, los aplaudía, los vitoreaba. Una tarde, Somoza llegó al café El Pueblo en El Marañón a saludar a los comensales. Lo hizo con la tranquilidad de quien tiene a su enemigo lejos del campo de batalla. Resulta que por aquella época Panamá asiló a muchos nicaragüenses que adversaban a su régimen, y para que estos no fueran a protagonizar alguna escaramuza, el Gobierno los envió a todos “de vacaciones” a la isla de Taboga.También estaba en el país el argentino Juan Domingo Perón, quien había sido derrocado del poder meses antes. Pedro Eugenio Aramburu, uno de sus golpistas, vino en representación de Argentina, por eso, Perón decidió pasarse unos días (los de la Cumbre) en Nicaragua. El excanciller Ricardo Alberto Arias, quien recuerda aspectos de la Cumbre, cuenta que Velasco Ibarra, de Ecuador, pronunció un discurso “larguísimo”, que duró aproximadamente dos horas. Nunca leyó. Los actos oficiales se desarrollaron exactamente donde se realizó el Congreso Anfictiónico: en el salón Bolívar del edificio donde hoy está ubicada la Cancillería panameña.La mayoría de los presidentes se hospedó en el hotel El Panamá, mientras que Eisenhower se alojó en la residencia del embajador de EU en Panamá, ubicada en La Cresta. La VII Cumbre de las Américas cuesta $15 millones. No hay una cifra estimada de lo que costó el evento de 1956, pero el exembajador Ricardo Alberto Arias cuenta que el presupuesto general del país de ese año fue de $50 millones. “Fue una cumbre muy tranquila, pacífica, muy participativa”, recuerda Arias, hijo de Ricardo Arias Espinosa, el mandatario panameño en aquel entonces. La Cumbre de 1956 generó titulares en los principales diarios del mundo. La mayoría habló del evento a la luz del pensamiento de Simón Bolívar y su sueño de una América unida. Resaltaron el discurso de Eisenhower, quien propuso que cada república designara un representante especial ante la OEA para integrar una especie de “cuerpo consultivo”. “Nuestra organización no puede llegar jamás a ser estática”, dijo. “La eternidad del Libertador”, “América y su destino”, y “Panamá, capital del mundo americano” fueron algunos de los titulares. Fue la única cumbre en la que los mandatarios de EU y Cuba se vieron las caras. Durante esos días en Panamá se revivió el sueño panamericano, y más que nunca se le dio vigor a esta frase de Bolívar: “Una sola debe ser la patria de todos los americanos”.
Así fue la cumbre de 1956
05 abr 2015 - 05:05 AM