De casa en casa, así se hace una encuesta política

De casa en casa, así se hace una encuesta política
Alejandra Mendoza recorre la comunidad Las Acacias en Don Bosco. Encuesta a la ciudadanía sobre las elecciones del 5 de mayo. LP/Elysée Fernández


Era una mañana reciente de esas en las que el sol no daba tregua.

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Encuestas ¿cuáles son las casas encuestadoras registradas para las elecciones?

A eso de las 10 a.m., Alejandra Mendoza y su equipo de otras tres encuestadoras llegaron a Las Acacias, un vecindario en el corregimiento de Don Bosco, en la capital. El propósito, era la búsqueda de las últimas 44 personas dispuestas a responder por quién votarían para presidente de la República si las elecciones se celebrasen ese día.

Esta era la última fase recorriendo las calles de la ciudad, o el campo, como le llaman en el mundo de los estudios de opinión, para la tercera entrega de una encuesta del diario La Prensa realizada por Mercadeo Planificado S.A. de cara a los comicios este 5 de mayo. Como parte de la metodología, ni el equipo de campo ni los encuestados, sabían que se trataba de una encuesta para este medio. Los resultados de la tercera entrega de la encuesta se publicarán este miércoles 3 de abril.

De casa en casa, así se hace una encuesta política
Dos mujeres que trabajan como encuestadoras recorren las calles de Las Acacias, en el corregimiento de Don Bosco, en la capital. LP/Elysée Fernández

La gente quiere saber qué pasa

A diferencia de otras elecciones, el campo ha mostrado que hay más panameños de todos los estratos sociales con la mirada puesta en estas elecciones presidenciales. Lo afirma Jasmine Navas, ejecutiva senior de gestión de investigación de Mercadeo Planificado S.A., en una entrevista para esta nota.

“Estas elecciones van a ser bastante interesantes porque las personas están muy interesadas en saber qué está pasando”, dijo Navas. “Hay más personas que están realmente interesadas en entender el funcionamiento de la política, en entender al candidato, en entender lo que ofrecen. Eso le da una perspectiva bastante interesante a estas elecciones”, afirmó.

Aunque la encuesta no puede garantizar que las personas entrevistadas irán a las urnas el próximo 5 de mayo, puede revelar la intención de voto. Es decir, cuánta parte de la población realmente está interesada en votar y cuánta no, dijo Navas. El ejercicio también expone el porcentaje de indecisos, aquellos que ya están seguros de su voto y el nivel de rechazo, es decir, por quién definitivamente no votarían.

De casa en casa, así se hace una encuesta política
Puerta a puerta en Las Acacias, corregimiento Don Bosco, Ciudad de Panamá. LP/Elysée Fernández

El lugar tampoco era coincidencia. La data recolectada hasta esa fecha indicaba que hacían falta residentes de clase media-baja para completar las 1,200 encuestas. Por eso estaban en esa zona de Panamá este ese día.

Hasta ahora, la mañana había salido lenta para Mendoza y sus colegas. La mayoría de las personas no atendían la puerta. Los pocos que sí, no estaban interesados en responder las preguntas.

“Hay muchas personas que te dicen que no y tienes que seguir caminando”, contó Mendoza.

Ese inicialmente parecía ser el caso de una mujer que se acercó a su portón al llamado de Mendoza. “El voto es secreto”, dijo la señora después de que Mendoza le explicara porque estaba ahí esa mañana. La información personal de los encuestados es confidencial.

Pero Mendoza no se ofuscó. “Es cierto,” asintió. Esto también forma parte de las reglas de la encuesta. Si alguien no desea formar parte de ella, los encuestadores tienen prohibido insistir. Antes de seguir caminando a la siguiente casa, la mujer dijo que estaba dispuesta a escuchar otras preguntas y que respondería lo que pudiera.

De casa en casa, así se hace una encuesta política
Alejandra Mendoza recorre la comunidad Las Acacias, en Don Bosco, Ciudad de Panamá. LP/Elysée Fernández

Después de dar sus datos personales, Mendoza le preguntó si en los últimos 24 meses había hecho algún viaje de placer, cuántos focos tenía su hogar y si contaba con lavadora y secadora, entre otros. Estas preguntas que Mendoza pasó del papel a una base de datos en su celular están hechas para arrojar un puntaje que indica el bracket o nivel socioeconómico del entrevistado.

Como en este caso Mendoza y las otras encuestadoras buscaban un nivel socioeconómico medio-bajo ya que eran las últimas 44 encuestas de este ejercicio, Mendoza solo podía arrancar con la encuesta oficial si al sumar el puntaje este caía en el rango deseado. Y así fue.

Mendoza continuó leyendo las preguntas oficiales de la encuesta repitiendo todo una y otra vez aunque hubiera una ligera variación en el guion. Esta es otra de las reglas. Las encuestadoras deben leer el guion a cada persona para minimizar el margen de error, incluso si el entrevistado lo interrumpe. Esto previene que el encuestador introduzca cualquier sesgo u opinión al momento de hacer las preguntas.

De pronto, la señora invitó a Mendoza a la sala de su casa. Ahí estarían más cómodas, le aseguró. Fue ahí que durante unos 20 minutos, unos 10 más de lo ideal, Mendoza realizó las preguntas mientras que la señora le contaba anécdotas de su vida personal: su esposo estaba en el hospital después de un accidente, fue educadora antes de jubilarse, varios candidatos han visitado las Acacias... Cordialmente, Mendoza la redirigía a la encuesta.

Las preguntas

Algunas de las preguntas de la encuesta son: ¿Cuál es el principal problema de su comunidad? ¿Qué tan probablemente vote por x candidato? ¿Probablemente no, seguramente no...? ¿Está inscrita en algún partido político? ¿Con cuál partido político se siente más identificada? ¿Si las elecciones fueran hoy, por quién votaría? ¿Quién cree que tiene más probabilidades de ganar? ¿Por quién usted no o nunca votaría en las próximas elecciones?

Cerca de los 20 minutos en la sala de la señora, Mendoza recibió una llamada de su supervisor. Su jefe también recorría las calles de Las Acacias con las encuestadoras. Además de velar que la encuesta se haga correctamente, su labor también es encargarse de la seguridad de las chicas. El supervisor notó la ausencia de Mendoza y quería saber si todo estaba en orden.

“Menos mal que la señora inicialmente no quería hablar al inicio”, bromeó Mendoza después de la residencia. Siguió su ruta de casa en casa. Faltaban unas 40 personas más si sumaba las otras encuestas de sus compañeras y Mendoza no tenía tiempo que perder.


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