La polémica está servida y el debate no ha comenzado. El Tribunal Electoral (TE), el árbitro del proceso electoral, está en el centro de la discusión.
¿Debió permitir el TE la participación en el debate presidencial del próximo 21 de febrero de un candidato a vicepresidente en lugar del principal? La candidata por la libre postulación Maribel Gordón formalizó su queja.
En una carta al TE dijo que al aceptar a José Raúl Mulino como sustituto de Ricardo Martinelli, condenado por blanqueo de capitales, la institución contradice el tenor y espíritu del Código Electoral, así como el Convenio de Reglamentación de los debates presidenciales, lo que podría generar un proceso “parcializado”, con falta de objetividad y transparencia en el rol garantista que debe mantener el TE de cara a las elecciones de mayo de 2024.
Con esa posición coincide el exmagistrado del TE, Guillermo Márquez Amado, quien cree que el pleno de la entidad se ha metido en un problema innecesario. Además, invitó a los magistrados a cumplir con la Constitución e inhabilitar desde ya a Martinelli.
La mayoría de los candidatos presidenciales dicen que si bien están dispuestos al debate, coinciden en que debe ser el TE el que defina este tema.
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