El silencio que reinaba en la sala de audiencias del Segundo Tribunal de Justicia se rompió bruscamente. Gritos de alabanzas a Dios, abrazos, aplausos y llantos surgieron del público asistente al momento que se dio a conocer, ayer, el veredicto de inocencia para el ex campeón mundial de boxeo Vicente El Loco Mosquera y Enrique Beltrán, acusados del homicidio de Antonio Trejos, ocurrido en 2006.
A pesar de los esfuerzos del personal de seguridad del Órgano Judicial de mantener el control del lugar y de las amenazas del magistrado presidente de la audiencia, Enrique Mon, de desalojar la sala, la algarabía de los asistentes imperó por unos minutos tras conocerse el dictamen del jurado.
Mosquera, esposado con grilletes de pies y manos, escuchó el dictamen con los ojos cerrados y rezando en voz en baja. Mientras que Beltrán, también esposado, inclinó su cabeza hacia abajo, mientras le brotaban las lágrimas.
Ambos automáticamente recuperaron su libertad. Los últimos tres años los pasaron en El Renacer, detenidos.
El boxeador Luis El Nica Concepción saltó por los aires y fue el primero en tratar de estrechar la mano de Mosquera.
En otra parte del salón, Andrea Mena y Ligia Elena de Mosquera, madre y esposa del ex campeón mundial, se abrazaban junto a otros familiares y daban gracias a Dios en voz alta.
El empresario Rogelio Espiño, apoderado de Mosquera, se levantó eufórico de su asiento y gritó “Sí, inocente” . Después corrió a estrechar la mano de su pupilo.
La popular entrenadora de boxeo María Toto Murillo, luciendo una cabellera pintada de rojo púrpura, a punta de codazos también se abrió paso entre la multitud para abrazar a Loqui, como cariñosamente le llama a Mosquera.
Mientras los allegados de Mosquera festejaban y felicitaban al abogado defensor, Ancelmo Guerra, tres mujeres salían discretamente del salón de audiencia. Eran los únicos familiares de Trejos –la víctima en toda esta historia– que asistieron al juicio.
Mosquera, con un sobrepeso de 45 libras sobre su peso regular de 130 libras, dijo a su salida que “he recibido de Dios una nueva oportunidad que no voy a desaprovechar”.
Aseguró que la próxima semana estará entrenando en el gimnasio.
“El boxeo es mi vida, siempre he sido un deportista, no soy un delincuente”, recalcó.
Trejos murió de un disparo que recibió en la espalda el 3 de septiembre de 2006, durante una riña en un balneario en Puerto Caimito, La Chorrera.
El fiscal cuarto Dimas Guevara había pedido en el juicio, que demoró tres días, condena para los imputados. Guevara presentó el testimonio de testigos que decían haber visto a Mosquera disparar contra Trejos. A mitad del juicio, uno de esos testigos hasta se retractó.
VEA Le harán pruebas al Loco Mosquera