El último año de Cortizo

El último año de Cortizo
El gobierno de Cortizo dejará la deuda pública en más de $50 mil millones y aparentemente el Sistema de Beneficio Definido de la Caja de Seguro Social (CSS) entrará en insolvencia. Archivo


Empieza la temporada en la cual el primer mandatario de turno pondera su legado y su huella en la historia de Panamá. Coincide en el calendario con el proceso electoral que concluirá con la selección de su sucesor. Quien antes era imprescindible en los eventos más destacados, pasa a ocupar un estatus de margarita deshojada, en el cual la pregunta que se hacen los amigos de la silla es la siguiente: ¿lo invito o no lo invito?

Aquellos que ayer prestaron helicópteros y aviones y muy gustosamente rayaron un cheque para apoyar a la campaña electoral del 2019, ahora buscan nuevos soles a los cuales apoyar con su altruista generosidad. La fragancia del poder y el sabor de una multitud de seguidores permanentes y ávidos comensales en todas las tertulias de palacio, ahora se empieza a convertir en el fétido tufillo de la agria soledad. Los incondicionales ya buscan reemplazo.

El arranque de la despedida

El discurso presidencial del 1 de julio, ante la codiciosa barra de diputados y diputadas, describirá el panorama esperanzador del inventario de proyectos de ley, cortes de cinta y estadísticas apropiadamente seleccionadas. El mandatario en el podio ejercerá plenamente los rituales y protocolos de un cargo que, en este quinquenio, cada vez es más ceremonial.

La preocupación en la mente de la mayoría de esos políticos que le escucha será el acceso a los fondos del Estado, llámese descentralización paralela, auxilios económicos, nombramientos o incluso obras de infraestructura sumamente postergadas. Los diputados necesitan el maná de los fondos públicos para alimentar las huestes necesarias para sus campañas de reelección y para aumentar su propio patrimonio.

En este último año del mandato de Laurentino Cortizo, la acción política más contenciosa no tendrá lugar en las primarias de los partidos políticos o en las convenciones en las que se consolidarán las alianzas electorales. La verdadera pelea es la que ocurrirá a lo interno de la Asamblea Nacional por el control de la Comisión de Credenciales. La lucha será para detener o, mejor dicho, para tratar de descarrilar al Órgano Judicial. O por el contrario, para evitar este enfrentamiento.

Todo parece indicar que la seguidilla de fallos penales de esta temporada va a limpiar un poco el álbum de figuritas de aspirantes a cargos de elección y de intocables de la política, así como del mundo empresarial. La consigna es entonces la de detener el destino obvio y el resultado lógico de estos procesos judiciales de alto perfil. Al tener control de la Comisión de Credenciales, según el razonamiento macabro, se podrá intimidar a las magistradas de la Sala Segunda de lo Penal de la Corte Suprema de Justicia. En esta fantasía política, la Comisión de Credenciales las juzgaría por alguna situación ficticia y esto impediría que emitan un fallo inconveniente.

Este sueño onírico o pesadilla para el Estado de derecho se topa con algunas realidades procesales. Cualquier magistrada de la Corte Suprema que se vea amenazada injustificadamente por un proceso espurio en la Comisión de Credenciales, solo tiene que interponer un amparo de garantías constitucionales ante sus propios colegas, lo que detendría al tren de la desfachatez apenas hubiese salido de la estación. Si a pesar del amparo, los diputados insistieran en su travesura, la Corte Suprema tendrá a su disposición herramientas apropiadas para responder.

El hecho de que el diputado más poderoso de este país quiera ser presidente de la Comisión de Credenciales sugiere la existencia de una tentación de jugar con la justicia, que solo puede ser aplacada por el propio jefe de jefes. Después de todo, él consiguió que la Corte le nombrara un magistrado en el Tribunal Electoral. Favor con favor se paga.

Un legado

El gobierno del presidente Cortizo bien puede ser la administración que saque a Panamá de las listas discriminatorias del Grupo de Acción Financiera (Gafi) y de la Unión Europea. Este ha sido un trabajo de varios gobiernos; sin embargo, el actual le puso el acelerador y se ha visto acompañado por un Órgano Judicial que sin ambages ha juzgado y condenado a tirios y troyanos por igual. La era de los novelones brasileños, españoles, italianos y del resto del mundo está por terminar en su mayoría en este último año del mandato presidencial.

La administración Cortizo deja muchos quebraderos de cabeza y desafíos sin atender. La lista de estos últimos sería larguísima de enumerar. Sin embargo, lo que parece será su herencia al país gira alrededor de los temas en los que más gobernó. Si las fuerzas políticas del país respetan a la Corte Suprema de Justicia, por primera vez Panamá conocerá cómo es que los grandes corruptos, aquellos que más daño le hicieron al país, responderán por sus actos. Esas mismas condenas abrirán los grilletes de las listas que han estrangulado al sistema financiero y que le han negado a los panameños muchas oportunidades.

Los juicios y condenas de hoy son apenas un comienzo; los futuros gobiernos deben procurar que no sean una excepción. Por todo lo demás que el actual gobierno no hizo, corresponde que sea objeto del gran debate electoral y de una decisión responsable de los votantes.


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