Lo dice Daniel Zovatto, un experto en elecciones, gobernabilidad y democracia. Las elecciones del 5 de mayo próximo serán las más inéditas, pues a su juicio este es el proceso electoral más complejo que la democracia panameña ha vivido desde 1990 a la fecha.
Esta teoría la respalda cuando menciona las dos características que a su juicio, hacen único al torneo: primero, la inhabilitación de Ricardo Martinelli para participar en los comicios luego que se confirmara su condena de más de 10 años por lavado de activos por el caso New Business.
Martinelli fuera de carrera pero activo desde una embajada
“Tienes un proceso electoral en el que el candidato que venía liderando en las encuestas (Ricardo Martinelli) termina inhabilitado, en mi opinión, bien inhabilitado, atendiendo las normas que establece la Constitución panameña. El Tribunal Electoral, creo que tomó una decisión acorde a derecho, al inhabilitar al expresidente Martinelli tanto para la carrera presidencial como para diputado”, afirma.
Y luego, se refiere al comportamiento del expresidente de la República en la embajada de Nicaragua, donde se atrincheró desde el pasado 7 de febrero luego de autodenominarse “perseguido político”. Zovatto dice que eso nunca se había visto en ningún lugar.
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“Desde la embajada nicaragüense continúa expresando y haciendo manifestaciones de opinión política, termina siendo inhabilitado como candidato, pero sigue actuando casi como jefe de campaña del nuevo candidato que es el señor (José Raúl) Mulino. Eso no lo habíamos visto con estas características en ningún otro lugar. Lula (presidente de Brasil) estuvo detenido, pero no con sentencia firme, sino con una sentencia de segunda instancia, y estaba detenido en prisión, no estaba asilado en una embajada”, cuenta.
El politólogo recuerda que al Martinelli asilarse por decisión propia, implica que asume las obligaciones de un asilado, y una de ellas es cumplir con los preceptos que establecen los tratados internacionales, entre ellos la Convención de Viena, que establece que la persona que se asila tiene que inhibirse de hacer este tipo de manifestaciones.
Cancillería y el TE deben actuar
Opina que no es suficiente el llamado de atención que le hizo el Ministerio de Relaciones Exteriores a su par de Nicaragua. “Es un paso necesario, pero en mi opinión no suficiente. Creo que eso tiene que venir reforzado a través de una acción conjunta coordinada entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y el propio Tribunal, cuya función fundamental es garantizar la integridad del proceso electoral para exigirle al expresidente Martinelli poner fin a sus comentarios de contenido político electoral. No se le está cercenando su derecho a la libertad de expresión, porque él podría tener su derecho a la libertad de expresión si él estuviese en su casa, o si estuviese en la prisión. Pero estando asilado, una de las obligaciones principales de un asilado es no hacer juicios políticos, y en este caso el expresidente Martinelli claramente lo está haciendo. Creo que este es un tema que requiere de un tratamiento urgente. “, asegura.
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Interpretar las leyes
Por este carácter inédito, según Zovatto, se genera un esfuerzo “muy grande” en materia de interpretación, sobre todo de las normas del Código Electoral, porque no hay normas que establezcan de manera expresa como se tiene que actuar, y entonces el Tribunal Electoral tiene que interpretar esos vacíos que la ley no resuelve de manera expresa.
Ocho candidatos: voto fragmentado
En lo referente a cómo ocho candidatos en carrera impactarán los resultados de las elecciones del 5 de mayo, el politólogo estima que en principio, ocho candidatos generan un alto nivel de fragmentación del voto, sobre todo en un sistema electoral como el panameño, donde la Presidencia de la República se define en primera vuelta.
Sin embargo, nada está definido. Afirma que todo dependerá de lo que pase en las próximas semanas. En este punto, saca a relucir el resultado de la encuesta que publicó La Prensa, estudio que pone a la cabeza, con 26%, a José Raúl Mulino, el candidato de Realizando Metas y Alianza, el plan B de Martinelli. “Es decir, si fuese electo por debajo del 30%, o el que termine siendo electo, será un presidente con una legitimidad muy débil”.
La gobernabilidad
¿Qué implicaciones tendría para un país elegir a un Presidente con más o menos el 30% de los votos?
Daniel Zovatto dice que esto afecta a la gobernabilidad de manera “muy importante”. Si ese nivel de fragmentación de votos que vemos a nivel de la Presidencia, se traslada al Legislativo, claramente el próximo presidente va a tener un desafío muy importante”, destaca.
Por eso afirma que al proceso electoral de Panamá hay que observarlo con una doble mirada: con un ojo, prestarle atención a la dimensión electoral, pero con el otro, ver cómo se le garantiza, independientemente de quién sea el presidente de la República, las condiciones de gobernabilidad. No obstante, dice que eso debe verse desde ya, no después de las elecciones.
¿Cómo se logran esas condiciones de gobernabilidad? “En un sistema presidencial, las condiciones de gobernabilidad se logran generando una agenda mínima de temas, respecto de la cual un porcentaje muy importante de legisladores que pertenecen a varias fuerzas políticas acuerdan”, dice.
Para el politólogo, en Panamá en este momento hay un tema más alarmante que lo que está sucediendo en el proceso electoral: la caída abrupta de la inversión extranjera directa.
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“Ese es un elemento central donde Panamá va a tener que generar un consenso que demuestre que en este país la inversión extranjera va a gozar y va a seguir gozando de la seguridad jurídica, va a gozar de previsibilidad económica y va a gozar de estabilidad política. Esos son elementos centrales para la próxima administración. Entonces, yo creo que hay una lista importante de temas donde se juega más que lo electoral, la gobernabilidad”, explica.
Sugiere que el país se ponga de acuerdo en temas relevantes, pero antes de las elecciones. Algunos de ellos son educación, CSS, empleo, sostenibilidad, entre otros. “Las elecciones son el momento de la política más agónica, de los enfrentamientos, de los ataques. Siempre digo que ayuda si uno le puede construir un segundo piso a la política. Y ese segundo piso de la política tiene que ver con las políticas de Estado”, dice.
Las encuestas
Zovatto califica a las encuestas como un instrumento de medición útil. Las agrupa en dos escenarios: las que tienen mucha solidez, con mucho rigor metodológico, sin ninguna intencionalidad. Es decir, las que se hacen para tomarle el pulso a la sociedad en un momento determinado. Y aquellas que se hacen como un instrumento de propaganda.
No obstante dice que hay que tomar en cuenta que vivimos en sociedades muy volátiles y muy líquidas. “Y lo que ocurrió hace dos semanas no necesariamente es lo que la gente sigue opinando dos o tres semanas después. Sobre todo en un proceso electoral con tantos cambios y de carácter tan inédito”, añade.
Pero advierte que también hay que tener en cuenta otros factores: un sector creciente de jóvenes a los que no les gusta decir por quién votarán, la gente que toma la decisión no dos días antes o un día antes, sino cinco minutos antes, cuando tiene la papeleta en la mano.
En el caso de Panamá, recuerda que hay un alto porcentaje de indecisos (25% según la encuesta de Mercadeo Planificado S.A. para este medio).
“Tienes un 25% de un universo que dice que supuestamente va a ir a votar. Y tienes a una persona que está liderando claramente con un 26%, claramente pero débilmente, digo débilmente porque está por debajo del 30%, y claramente porque le lleva 16 puntos a los otros tres candidatos que en promedio tienen 10% cada uno. Habrá que ver, primero, qué tanto voto duro tienen cada uno de ellos. Habrá que ver cómo se va decantando este porcentaje de indecisos y a favor de quién”, argumenta.
Para cerrar este tema sugiere que hay que tomar con mucha prudencia las encuestas, pues son fotos de una sociedad en un momento determinado donde todavía hay un 25% que no ha definido su voto.
