Otra página en la polémica historia de las penas de muerte quedó en suspenso ayer en Ohio, Estados Unidos. La ejecución de Lawrence Reynolds, de 43 años, que pagaría con su vida haber estrangulado a su vecina, fue suspendida.
El castigo de Reynolds ha sido muy controvertido. Luego de que el 15 de septiembre pasado las autoridades de Ohio suspendieran la ejecución de Romell Broom por no haber hallado una vena en la que aplicar la inyección letal, se revivió el debate sobre ese método.
Los abogados de Reynolds habían pedido la suspensión del castigo, aduciendo que Broom era otra prueba del “patrón de graves problemas con la administración de la inyección letal”.
Otra, porque en 2006, a otro condenado –Joseph Clark– le certificaron la muerte después de 90 minutos de empezada la ejecución, y en 2007, al convicto Christopher Newton se la certificaron dos horas después de iniciado el proceso.
Ante esas fallas, el martes la portavoz del departamento correccional de Ohio, Julie Walburn, declaró a la agencia de noticias AP que ese estado analizaba sustituir la inyección intravenosa por drogas letales en los músculos o la médula ósea.