Uno de los ministros más cuestionados durante la presidencia de Ricardo Martinelli fue Federico José “Pepe” Suárez. Manejó cientos de millones de dólares en faraónicas obras, algunas todavía inconclusas.
Las críticas a los millonarios contratos marcaron su salida del Ministerio de Obras Públicas (MOP), dos años antes de que terminara la presidencia de Martinelli.
Por sus manos pasaron alrededor de mil 300 millones de dólares en proyectos –cifra que evitó confirmar– para rehabilitar y ensanchar calles, así como para construir el más cuestionado de sus proyectos: la cinta costera (fases 2 y 3), a cargo de la brasileña Odebrecht, cuyo presidente está detenido y acusado de corrupción en Brasil.
Suárez, junto con Demetrio Jimmy Papadimitriu, fue uno de los ministros más cercanos a Martinelli, quien también era su socio. Al menos desde 2006, Suárez formó parte de sociedades anónimas junto con el exmandatario, y en 2009 pasó a ocupar el cargo de ministro de Obras Públicas.
SOCIOS Y ¿AMIGOS?
A su paso por el MOP, Suárez utilizó el asfalto más que nadie. A tal punto llegó que vías y puentes construidos con hormigón eran revestidos con asfalto, sin necesidad de ello. El programa “Asfaltando tu ciudad” contó con más de $250 millones, fondos que se usaron para hacer en muchos casos contratos de forma directa, es decir, sin licitación.
Una de las empresas favorecidas, con $11.3 millones, fue Almacenadora Nacional, propiedad de Ricardo Suárez, tío del funcionario. Solo un mes después de haber asumido el cargo, Suárez contrató directamente a esta compañía por $238 mil.
El programa siguió durante toda su gestión, pese a que había dado en concesión cuatro asfalteras estatales a un consorcio de no muy buena recordación: IBT y Constructor Consulting and Engineering Panamá, S.A.
Hoy en día, este consorcio demandó al Estado por $50 millones, aduciendo supuesta falta de cumplimiento del contrato. Curiosamente, en el contrato se garantizaba la compra del 80% de la producción a la empresa, de lo contrario sería indemnizada.
Los rumores de que Suárez estaba detrás del negocio del asfalto trataron de ser disipados por el propio Martinelli, quien salió en su defensa, anunciando, de paso, su salida del ministerio.
“Yo soy socio de Pepe Suárez, tenemos una compañía de cemento, producimos cemento, pero aquí a Pepe lo acusan de que está metido en el asfalto...”, expresó airado el hoy exmandatario.
Pero el entonces funcionario no se iría muy lejos. Martinelli lo nombró su “ministro consejero” en temas de obras públicas. ¿Qué le habrá aconsejado a Martinelli? Eso es un misterio, Suárez prefiere guardar silencio sobre su pedregoso paso por el Gobierno.
Aunque Martinelli limitó sus relaciones comerciales con Suárez a una cementera, una investigación de este medio identificó otros vínculos mercantiles entre ambos. Por ejemplo, el Centro Comercial Los Andes, en San Miguelito, donde terminaba inicialmente la línea 1 del Metro. Este centro es manejado por Promotora y Desarrollo Los Andes. El 1 de junio de 2009, un mes antes de asumir el cargo de ministro, Suárez renunció a esta sociedad, pero en su lugar quedó su hermana Ana Isabel Suárez.
Suárez no solo mantiene sociedades en común con Martinelli, sino también con uno de sus hijos: Luis Enrique Martinelli. Ambos suscribieron la sociedad Desarrollo El Tecal, S.A., el 16 de febrero de 2009. En esa misma sociedad aparecen otros socios: Riccardo Francolini, Mario Martinelli y Ana Isabel Suárez. Riccardo Francolini fue gerente general de Grupo Suárez.
Altos del Tecal es, además, una de las ofertas inmobiliarias de Grupo Suárez. Si Martinelli es socio o no de estas empresas, es imposible saberlo, ya que el exministro se negó a responder un cuestionario que este diario le envió a su correo electrónico (ver facsímil). Suárez, tras leerlo, indicó que no lo respondería. Lo que no está claro es la relación de “amistad” que pueda tener Martinelli con su exministro. De tenerla, esta fue estremecida en marzo pasado a causa de los escándalos del otrora Programa de Ayuda Nacional (PAN).
Suárez, a su salida de la Fiscalía Segunda Anticorrupción, donde cumplía una diligencia judicial sobre uno de estos escándalos del PAN y tras haberse decretado su impedimento de abandonar el país, y de notificarse los días 15 y 30 de cada mes, le envió un mensaje claro a su exjefe.
“Es importante dar la cara, sea quien sea, y dar las explicaciones que se tengan que dar. El que cometió algún error, tendrá que pagar por ello… No tengo que salir del país ni tengo que salir huyendo; aquí estoy”, dijo.
DANZA DE MILLONES
Los ensanches de carreteras y las cintas costeras son obras que, a la postre, no han dejado de ser criticadas por su alto costo.
Por ejemplo, la autopista Arraiján–La Chorrera. La obra, adjudicada a la constructora Transcaribe Trading (TCT), tuvo un costo inicial de $149.9 millones, pero terminó costando $161.8 millones por una adenda aprobada en 2013 por el entonces ministro Jaime Ford, quien sucedió a Suárez en el cargo.
Un informe preparado por la comisión de Infraestructura Pública y Asuntos del Canal de la Asamblea Nacional estimó en 2014 que el costo real de los trabajos sería de $98.8 millones. Es decir, el sobrecosto sería de unos $63 millones.
En agosto pasado, se presentó una denuncia para que se investigara este presunto sobrecosto ante el Ministerio Público.
TCT ya era conocida por Suárez. Poco antes de asumir el cargo de ministro, le traspasó un contrato que tenía con el Estado por $5.9 millones para rehabilitar, justamente, la misma autopista Arraiján–La Chorrera.
Y este no sería el único contrato al que le lloverían críticas. La ampliación a seis carriles de la vía Domingo Díaz sigue siendo cuestionada. Sus 12 kilómetros fueron estimados en nada menos que $237 millones.
Ante los cuestionamientos, Suárez calificó de “charlatanes” a los políticos que lo criticaban. “No acepto que ninguno de esos charlatanes me venga a criticar, porque ellos no tienen la capacidad de definir costos y dimensiones de obras”, afirmó en su momento Suárez, justo cuando se encontraba en uno de sus numerosos viajes por España, país del que es originaria su familia.
Otras obras levantarían más sospechas. Una de ellas, la cinta costera, que antes de asumir la Presidencia, Martinelli la llamaba la “cinta coimera”. La mofa, repentinamente, cambio a elogios, tras sentarse en la silla presidencial. Martinelli no solo terminó la segunda parte, sino que incluyó una tercera fase que comenzó costando $776.9 millones establecidos en el contrato, pero pasó a $782.1 millones.
Una supuesta modificación del calendario de pagos a la empresa Norberto Odebrecht generó sobrecostos a su favor por $5.2 millones.
Hoy, ejecutivos de esta empresa enfrentan cargos en Brasil por el pago de coimas a funcionarios del Gobierno brasileño.
LAS ANDANZAS DE SUÁREZ
En julio de 2010, Suárez fue uno de los que no quiso perderse la final del Mundial de Fútbol en Sudáfrica. Allá llegó con Rogelio Oruña, representante en ese momento de IBT, André Rabello, gerente de Odebrecht en Panamá, y José Luis Varela, hermano del entonces vicepresidente de la República y en ese momento diputado de la Asamblea. Este viaje se realizaría previamente a la ruptura de la alianza de gobierno entre Cambio Democrático y el partido Panameñista.
Tras evasivas, en una escueta nota, el MOP informó entonces que “Suárez tuvo la oportunidad de asistir en un viaje particular a la final del Mundial de Fútbol... donde asistieron aficionados al fútbol, tanto empresarios como miembros del Gobierno, que además tuvieron la oportunidad de comer juntos”. Pero nadie contestó la pregunta clave: ¿quién pagó ese viaje?
“DUÉLALE A QUIEN LE DUELA”
A más de un año de finalizado el gobierno de Martinelli, Suárez es uno de los ministros a quien la prosperidad le sonríe ampliamente. Su empresa familiar Grupo Suárez construye el lujoso edificio Windrose, en el sector de Coco del Mar.
Será un edificio de apartamentos de lujo para “satisfacer el más exigente de los mercados”, ya que posee “majestuosas vistas hacia todos los puntos cardinales”. Y de esto dieron fe el exministro Suárez y su hermano, que hace uno días alardeaban del “mejor proyecto de Panamá”... “duelale [sic] a quien le duela...”
¿Cómo obtuvo el financiamiento para construir este edificio en Coco del Mar? ¿En cuánto está valorado el proyecto? Fueron parte de las interrogantes que Suárez se rehusó a responder a La Prensa.
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