En la pared del lado izquierdo del vestíbulo de la biblioteca Simón Bolívar, en la Universidad de Panamá, hay un mural colorido que a nadie deja indiferente.
Jirafas, elefantes, ballenas, veleros y galaxias se aprietan a lo largo de la obra de casi cinco metros, cubierta por un protector de cristal. Algunos curiosos se acercan a examinar. Otros tan solo pasan y echan una ojeada larga. Sentado a cierta distancia suele estar Adalberto Alguero, profesor de anatomía de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas. A veces se aproxima él también a donde están los curiosos. Y entonces les habla, les cuenta, les pregunta: “¿Qué ven?”. Y les explica.
Sí, porque es precisamente Alguero el responsable de ese mural que no es un mural, sino un monumental rompecabezas de 24 mil piezas que armó durante casi un año. Un rompecabezas de 428 x 157 centímetros que ostenta el récord Guinness de ser el más grande del mundo. Y Alguero fue el primero en Centro y Suramérica en completarlo.
El pasado 17 de marzo el rompecabezas gigante fue formalmente develado por autoridades de la Universidad de Panamá, a la cual Alguero lo donó. Pero esta historia empezó mucho antes.