Rafael Pérez G.rperez@prensa.comLos últimos 30 años de la vida profesional del economista y físico Orville Kerwin Goodin Lindo han gravitado alrededor de los anillos de poder. A sus 62 años, a Goodin se le menciona entre las personas con mayor influencia sobre el actual presidente Martín Torrijos y se le atribuye la paternidad oculta de las dos propuestas más polémicas que ha puesto en marcha esta administración: las reformas tributarias y los cambios a la ley de seguridad social.
Su nombre volvió a acaparar grandes titulares hace tres semanas, cuando apareció como "experto nacional económico" en una lista de asesores del actual ministro de Economía y Finanzas, Ricaurte Vásquez. Su retribución mensual es de 8 mil dólares, pactado en el contrato N° P-05-01293-A, cuya cifra supera el salario que recibe el propio presidente Torrijos.
El jugoso contrato por servicios profesionales con el nuevo gobierno, no es extraño. Después de que Torrijos fracasó en sus intentos de ocupar el solio presidencial en los comicios de mayo de 1999, Goodin se convirtió en uno de los principales ideólogos políticos–financieros del entonces candidato presidencial.
Ahora, en el Gobierno, se ha encargado de poner en práctica su vieja concepción sobre la economía y el mercado, al tiempo que figura entre los "instrumentadores" de la visión estratégica de desarrollo económico y de empleo hacia el 2009 que acaba de divulgar el Gobierno.
En esa visión comparte responsabilidades con Goodin, Juan Luis Moreno, actual consultor del MEF, el ministro Vásquez y su viceministro de Economía, Héctor Alexander Hansel.
Una historia compartida
El cordón de ideas que conecta a Vásquez, Alexander y Goodin, se remonta a la década de 1970. Entre 1973 y 1978, el entonces Ministerio de Planificación y Política Económica (MIPPE) estaba regentado por Nicolás Ardito Barletta. En ese período, en el Departamento de Planificación compartieron pupitres e ideales Goodin, Vásquez, Alexander, Marco Fernández –cuñado del presidente Torrijos– y Fernando Aramburú Porras.
Era la época en que el mundo vivía una recesión marcada por el aumento de 400% de los precios del petróleo que duró hasta 1976. En aquellos momentos, imperaba la incertidumbre por el futuro de las negociaciones canaleras.
En muy poco tiempo, Goodin empezó a abrirse paso en el círculo de poder. Una de sus tareas consistía en realizar los análisis financieros del Proyecto de Cerro Colorado bajo la responsabilidad de Rodrigo González, amigo cercano del entonces hombre fuerte de Panamá, Omar Torrijos Herrera. Eso le permitió tener los primeros acercamientos con el general Torrijos.
Años después, el analista económico pasa a ser viceministro de Hacienda y Tesoro, una cartera que regentaba Ernesto Pérez Balladares. En 1981, Pérez Balladares pasa a dirigir el ya desaparecido MIPPE y es reemplazado en Hacienda por Rogelio Fábrega Zarak. Goodin sale temporalmente del círculo de poder.
Su lejanía, sin embargo, sería corta. El 30 de julio de 1982, casi un año después de la muerte de Torrijos, el presidente Aristides Royo es removido del cargo por los militares, en un oscuro episodio conocido como "el gargantazo".
En los primeros días del mes de agosto, se conoció el gabinete del nuevo presidente, Ricardo de la Espriella. Orville Goodin fue ratificado como ministro de Hacienda, mientras que Ricaurte Vásquez lo acompañaba como viceministro.
Dos años más tarde, en 1984, Vásquez asumió la jefatura de ese ministerio, mientras Héctor Alexander, dirigía las riendas del MIPPE. Ese mismo año, Vásquez es nombrado ministro de Planificación, cargo que ejerció hasta 1988; mientras que entre 1986 y 1989, Alexander asumió las tareas como jefe de Hacienda.
En el ocaso de la dictadura militar, en 1989, Goodin vuelve a disfrutar de las mieles del poder como ministro de Hacienda en el gobierno de Manuel Solís Palma, hasta que la invasión de diciembre de 1989, rompe el hilo de influencias que mantenía desde su llegada al Gobierno en 1974.
Su retorno se produce de forma sigilosa, cuando –renacido de sus cenizas– el Partido Revolucionario Democrático (PRD) lleva en 1994 a un viejo conocido a la Presidencia: Ernesto Pérez Balladares.
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