El consorcio IBT Group llegó a Panamá pisando fuerte y, al parecer, con importantes amigos, tras el triunfo de Ricardo Martinelli en las elecciones de 2009.
En octubre de ese año completaron los trámites de registro que exige la legislación panameña, y el 16 de marzo de 2010, el grupo empresarial realizó su presentación en sociedad.
A la elegante cita acudieron importantes figuras de la recién inaugurada administración Martinelli, como el entonces viceministro Frank De Lima; la gobernadora de Panamá, Mayín Correa; la secretaria general y el director de contratos del Ministerio de Obras Públicas (MOP), Mitzila Espino y Jorge Ruiz, respectivamente, así como el actual viceministro de Vivienda, Eladio Ostia Pravia, quien, previamente y en calidad de abogado, había registrado la sociedad Carimex, una de las filiales de IBT Group.
Las fotos del evento también registran la asistencia de un grupo de jóvenes recién llegados a la treintena –todos del círculo de amigos de los hijos del mandatario, Luis Enrique y Ricardo Martinelli Linares–, como los abogados Jesús Veleiro y Miguel Mihalitsianos o Roberto de la Espriella (de la firma Veleiro, Mihalitsianos & de la Espriella (VM&E), así como Leonel Zapata y Gumersindo García.
La participación de los abogados de la firma VM&E en el evento era justificada: había registrado varias empresas del Grupo IBT en Panamá.
Las reseñas sociales del momento incluyen fotos de los invitados y los representantes de la compañía: el dominicano José Ramón Brea y el estadounidense Rogelio Oruña, quien se movía como pez en el agua, ya que había vivido parte de su niñez en Panamá y está casado con una panameña.
Menos de tres años después de aquel debut en la sociedad panameña, IBT Group ha obtenido contratos con el Estado por $424.5 millones, que incluyen la construcción de cuatro hospitales, cinco centros de salud primaria, la operación de las fábricas estatales de asfalto y el centro de hemodiálisis de la Caja de Seguro Social. También participó en la licitación de la ciudad deportiva de Colón, Astilleros Braswell, otros centro de salud en las comarcas o el anunciado proyecto de la “Ciudad de las Artes”.
Sus operaciones en Panamá se limitan solo al sector público, según admitió a La Prensa en enero pasado José Ramón Brea.
¿Buena fortuna?
El 27 de junio de 2010, ocho meses después de su llegada a Panamá, las empresas Constructor, Consulting and Engineering (CCE) e IBT, ambas de Brea, obtuvieron por licitación del MOP la concesión para administrar las cuatro asfalteras del Estado por $31.6 millones. Sin embargo, y por razones que ni los representantes del grupo empresarial, ni los voceros del MOP han querido explicar, las asfalteras estatales no están trabajando.
El tema es relevante, teniendo en cuenta la gran cantidad de asfalto que utilizan las empresas contratadas por el MOP para la reparación de carreteras y calles por todo el país.
¿Está perdiendo Panamá al estar inexplicablemente paradas las asfalteras del Estado? El MOP no sabe, no contesta.
Un mes después –el 26 de julio de 2010– IBT, con su filial Carimex, obtuvo un contrato de $237 millones para la construcción de cuatro hospitales. De nada valieron algunas de las objeciones hechas por Jaime Jované, entonces presidente de la Cámara Panameña de la Construcción, quien alegaba que las exigencias del Ministerio de Salud (Minsa) hacían imposible que una empresa local obtuviera el contrato.
Tampoco importaron las denuncias por problemas de la compañía por la supuesta construcción defectuosa de un hospital en Islas Vírgenes o las quejas de Samsung C&T Corporation, otro postor en la licitación.
En octubre de 2010, nuevamente IBT participó en una licitación para la construcción de diez Centros de Atención Primaria Minsa-Capsi en diferentes puntos del país, logrando los contratos de cinco de ellos, por unos $30 millones.
Previamente, el 26 de febrero de 2010, el Minsa contrató de forma directa a la empresa Design Build de Rogelio Oruña, para la construcción de un Minsa-Capsi en las Garzas de Pacora por $3.6 millones. El proyecto terminó costando $5.4 millones; es decir, 47% más que lo pactado originalmente.
Finalmente, en diciembre de 2011, el consorcio IBT Medical Outsourcing Services y Promed S.A. –este último con un largo historial de suministros a la Caja de Seguro Social–, obtuvo un contrato por $105.3 millones para el suministro de equipos y servicios de hemodiálisis. Sin embargo, al momento de la firma del contrato, este aumentó a $126.3 millones.
El crecimiento de IBT en Panamá ha sido pues, vertiginoso. Quizá se deba a Rogelio Oruña, a quien Brea describe así: “Él [Oruña] es asociado nuestro... No es accionista ni nada de IBT... Es como una especie de asesor de introducción...”.
Esa descripción, sin embargo, se queda chica cuando Oruña explica lo que él es para IBT Panamá, según declaró a La Prensa en la única entrevista que ha concedido a este diario: “Yo soy la persona encargada de IBT Panamá... Me pueden decir que soy el presidente, soy la autoridad máxima de la empresa en Panamá. Tengo un contrato de asociación con ellos [IBT] y dentro de mis responsabilidades está ver todo lo que pasa en IBT... Soy responsable de todo lo que pase en IBT en Panamá”.
Generación ´del cambio´
Con la llegada de Ricardo Martinelli Berrocal a la Presidencia de la República, un grupo de jóvenes –muchos de ellos compañeros de escuela de sus hijos– pasó a ocupar cargos clave en la administración pública, independientemente de que tuvieran o no experiencia para ello.
Uno de esos jóvenes es Napoleón De Bernard Cowes. Con 30 años de edad, chef de profesión y especialista en organizar eventos sociales, fue nombrado director nacional de proyectos del Minsa, con un salario de $4 mil 300, según el Nodo de Transparencia de la Defensoría del Pueblo.
Aunque la Contraloría General tiene registrado que empezó labores el 1 de julio de 2011, desde 2010 De Bernard actuaba como funcionario del Minsa, principalmente como miembro de comisiones evaluadoras de millonarios proyectos, entre ellos, los asignados a IBT Group. Su designación en estas comisiones venían expresamente del ministro de Salud, Franklin Vergara. (Ver facsímil).
De Bernard participa en las licitaciones y coordina todos los proyectos que impulsa el Minsa, incluyendo los actos protocolares del despacho superior.
Otro miembro del grupo que está en la planilla del Minsa es Helmut de Puy, quien trabaja en el proyecto de Agua y Saneamiento de Panamá. Su hermana, Getzybel De Puy, además, labora en el Minsa como administradora.
Además, en el plan de Agua y Saneamiento trabaja Javier Vincensini, otro entrañable miembro del grupo de amigos de los hermanos Martinelli Linares.
De Bernard, de Puy y Vincensini no solo son amigos de los hijos del mandatario Martinelli. Tienen una amistad –que data de los años escolares– con Víctor Vergara Muñoz, hijo del titular de Salud, y de Adolfo de Obarrio, secretario privado del Presidente de la República, cargo que comparte con otro amigo, Sebastián González.
Además, la hermana de De Obarrio –Isabel de Obarrio– trabaja en el despacho del ministro Vergara como asesora, devengando un salario de $4 mil mensuales.
A este grupo de jóvenes funcionarios se suman otros amigos de los hijos del gobernante y del ministro de Salud: los abogados Jesús Veleiro, Miguel Mihalitsianos y Roberto de la Espriella, cuya firma ha constituido sociedades anónimas para la familia Martinelli Linares.
Los jóvenes abogados actuaron como agentes residentes en Panamá de las empresas del Grupo IBT.
Además, al menos uno de ellos, Jesús Veleiro, es asesor presidencial, según el carné que mostrara el 6 de agosto de 2011, durante un allanamiento por supuesta “prostitución clandestina” (ver La Prensa de 23 de mayo de 2012).
Otro que es del grupo es Leonel Zapata, quien, a pesar de no haber terminado sus estudios de Derecho, despacha desde la firma de abogados VM&E.
Zapata tiene una característica especial que lo distingue de los demás amigos de los hermanos Martinelli Linares. Y es que, además de participar en viajes y fiestas (ver fotos), Zapata aparece –o ha aparecido– como dignatario de una pluralidad de sociedades anónimas relacionadas con el mandatario.
Entre estas sociedades están Alimentos y Conservas del Istmo (suscritas por la firma VM&E), Industrias Básicas, Alimentos Secos de Panamá S.A., Manchester City Corp., Cosmo Publicidad S.A., Plaza Brisas del Golf S.A., Río Power S.A., Hydro Occidente e Hidroenergías Company y Handyman Solutions. En esta última sociedad anónima aparece también su madre, Sabrina García Barrera, actual embajadora de Panamá en Paraguay.
¿Conflicto de interés?
El pasado 11 de julio de 2011, un grupo de funcionarios, entre los que estaba el titular del MOP, Federico Suárez; los diputados panameñistas José Luis Varela y Adolfo Valderrama, así como los asistentes del presidente Martinelli, Adolfo de Obarrio y Sebastián González, viajó en vuelo privado a Sudáfrica a la final del Mundial de Fútbol.
Con el grupo viajaba André Rabello –representante de Odebreth en Panamá–, contratista del MOP y otras instituciones del Estado; Rogelio Oruña, de IBT; y los hermanos Martinelli Linares.
Cinco semanas antes de este viaje –el 30 de mayo de 2010–, el consorcio IBT había presentado su oferta al Minsa para la construcción de los hospitales, con un costo de $237 millones.
La Prensa obtuvo una serie de fotos que revelan que el ya citado Napoleón De Bernard –figura clave en los procesos de licitación del Minsa– participó, junto a otros funcionarios del ministerio, como Helmut de Puy, Javier Vincensini, así como Leonel Zapata y los abogados Miguel Mihalitsianos, Jesús Veleiro y Roberto de la Espriella, de lo que parece haber sido un divertido viaje a Orlando, Miami (Estados Unidos) y República Dominicana.
Las fotos revelan que Rogelio Oruña, del grupo IBT, también fue parte del grupo, al menos durante su estancia en la isla caribeña.
Además, un informe de la Dirección General de Migración de República Dominicana, firmado por José David Rojas y al que tuvo acceso La Prensa, revela que De Bernard registró, por lo menos, dos salidas desde República Dominicana: el 14 de noviembre de 2010, rumbo a New York, y el 30 de octubre de 2011, procedente de Miami, Estados Unidos.
De Bernard, como se dijo, jugó un papel importante en el proceso que culminó con la contratación de IBT Group por el Minsa para la construcción de cuatro hospitales y cinco Minsa-Capsi.
¿Conocía Napoleón De Bernard, el ministro Franklin Vergara o los hijos del mandatario a los representantes de IBT Group antes de que la empresa fuera seleccionada para la construcción de los citados centros de salud?
¿Cómo se explica que la firma de abogados VM&E, con vínculos con la familia Martinelli Linares, y el hoy viceministro de Vivienda, Eladio Ostia, realizaran los trámites de inscripción en Panamá del grupo empresarial que en menos de tres años ha obtenido contratos con el Estado por $424.5 millones?
¿Qué papel juegan los jóvenes amigos de los hermanos Martinelli Linares en los procesos de contratación del Minsa?
A pesar de que La Prensa envió cuestionarios a los protagonistas de esta historia (el ministro Franklin Vergara, Napoleón De Bernard, Helmut de Puy, Javier Vicensini, los hermanos Martinelli Linares, Rogelio Oruña y José Ramón Brea) para conocer su versión, el silencio fue su única respuesta.
Contratos, consulados y cargos
Los beneficios de los amigos de los hermanos Martinelli Linares se multiplican. Por ejemplo, la madre de Napoleón De Bernard, Martha Cowes de Bernard, es dueña de la empresa Events & Designs, que ha obtenido desde el 8 de septiembre de 2009, cuando fue creada, contratos directos con el Minsa por unos $60 mil. Todas las contrataciones son catalogadas de “apremiantes”, y van desde la decoración de un carro alegórico para los carnavales de 2011 por $12 mil 786; la logística y decoración para “la campaña de cáncer de mama y próstata en octubre de 2010” por $20 mil, o la develación de la placa del Hospital 24 de Diciembre por $2 mil 500.
La juventud e inexperiencia no ha sido obstáculo para que Carlos Duque sea cónsul en Kobe (Japón) o Andrés Pagés en Dubai, Emiratos Árabes Unidos; mientras que Orlando Mocci dirige las finanzas del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial.