En una entrevista con La Prensa, el expresidente colombiano Iván Duque Márquez (2018-2022), aseguró que dado el triunfo apabullante de la oposición democrática en Venezuela, el pasado 28 de julio, lo único que queda es negociar la salida del poder de Nicolás Maduro.
Su permanencia en el poder, dice, provocará un incremento de la ola migratoria de venezolanos de una ciudadanía sin esperanza, afectando a toda la región. Como parte del esfuerzo internacional por terminar con la dictadura, dice, Estados Unidos debe duplicar o cuadruplicar la recompensa de $15 millones que ofrece por la captura de Maduro.
Resalta el papel positivo del gobierno de José Raúl Mulino por “llamar las cosas por su nombre” en la crisis de Venezuela y cuestiona la posición de Andrés López Obrador (México), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) y Gustavo Petro (Colombia), que intentan ser los “redentores de la dictadura”.
¿Cuál es la situación de Venezuela?
Más que verla con un lente trágico, aquí lo que tenemos es que exaltar lo que pasó el 28 de julio, que fue el triunfo diáfano y apabullante de la resistencia democrática en cabeza de Edmundo González y María Corina Machado contra una dictadura que hizo todo lo posible para que no se pudieran tener garantías electorales.
No solamente tuvieron que escoger a María Corina Machado en la resistencia democrática en un proceso electoral organizado por ellos y lograron millones de votos, sino que la inhabilitaron a ella, inhabilitaron a Corina Yoris, les capturaron a las personas de su equipo de campaña, les impidieron el uso de los medios de comunicación, no permitieron observadores internacionales, no les permitieron el ingreso al Consejo Nacional Electoral y aun así, gracias a la labor titánica, valiosa, valerosa de todos los testigos electorales, lograron recoger más del 82% de las actas y demostraron un triunfo por más de 30 puntos de Edmundo González contra la dictadura de Maduro.
Maduro ha pretendido, una vez más, robarse las elecciones porque él creía que se iba a salir con la suya, que si hacía elecciones lograba manipularlas y se mantendría en el poder, se quitaba el fardo de dictador, recuperaba los activos confiscados en el exterior. Pero le ha salido el tiro por la culata. ¿Por qué? Porque gracias a la labor de la resistencia, mostrando todos los datos, hoy es incontrovertible el triunfo de Edmundo González. Ahora la comunidad internacional tiene que negociar la salida de Maduro y no la permanencia de Maduro como lo quieren hacer en este momento México, Brasil y Colombia.
El Tribunal Supremo está pidiendo actas
Allá no hay un Tribunal Supremo de Justicia. Allá lo que hay es un tribunal sumiso de justicia, sumiso al dictador. Y lo que en este momento están tratando de fraguar es vender la narrativa de un tal ataque cibernético, en virtud del cual, como ellos no tienen acceso a las actas, porque las actas ya fueron reveladas en más del 80% y han querido tratar de manipularlas, entonces ahora están buscando que el Tribunal salga y diga que las elecciones se anulan y que al anularlas se abra el camino para que se convoquen nuevas elecciones.
Están buscando que México, Brasil y Colombia sean los que validen esa tesis de volver a hacer elecciones; que es algo absurdo, porque eso es darle oxígeno a la dictadura para que la dictadura se quede cuatro meses más, arremeta con el aparato represor, controle aún más todo el sistema, evite que el pueblo se pueda pronunciar libremente y entonces ganen.
No hay forma en que se pueda ver eso como una salida. Aquí lo que hay que negociar es la salida de Nicolás Maduro, no cómo se le facilitan las cosas a Nicolás Maduro, que es en lo que están en este momento los gobiernos de Brasil, Colombia y México.
¿Y cómo podría sacarse a Maduro si tiene todo el control?
Hay cuatro acciones que son muy importantes. La primera es que no vuelva a dormir tranquilo y para eso es muy importante que Estados Unidos duplique, triplique o cuadruplique lo que es en este momento la recompensa por ser llevado ante la justicia de Estados Unidos. Que el dictador sepa que es tal la oferta económica por su cabeza que todas las personas que lo rodean van a tener esa tentación.
La segunda, que la Corte Penal Internacional acelere el proceso de judicialización contra Maduro validado con la evidencia incuestionable de la sistematicidad de violaciones a los derechos humanos o al Estatuto de Roma vistos en los últimos días. Y así como la Corte Penal ha sido tan veloz en otros casos, que lo sea ante esta evidencia.
La tercera, que la comunidad internacional siga reconociendo a Edmundo González y se le dé pleno ejercicio soberano sobre todos los bienes de la República de Venezuela en el exterior.
Y la cuarta, que se le diga a las fuerzas militares de Venezuela: si ustedes se ponen del lado de la gente, de la democracia y del pueblo tendrán un mejor tratamiento a que si simplemente se prestan como los protectores de un dictador y de un sátrapa que solamente le hace daño a su pueblo.
¿Qué piensa de la posición de su país, de México, Brasil, Panamá y Estados Unidos en este tema?
Mi país no, el gobierno. Pues a ver, AMLO [Andrés Manuel López Obrador] salió a reconocer el triunfo de Maduro al otro día sin ningún sustento. O sea, él que tantas veces se quejaba de supuestos fraudes en su contra y que invitaba a que el pueblo se pronunciara, ahora es el más veloz. Es como la liebre madurista. En el caso de Brasil, Lula [Luiz Inácio da Silva] parece que está en una encrucijada, entre su vocación de demócrata y la presión que están ejerciendo sobre él todos los integrantes del Foro de São Paulo para que reconozca a Maduro.
Y en el caso de Gustavo Petro, es el más sumiso de los presidentes latinoamericanos a Nicolás Maduro. Lo visita casi que una vez cada dos meses. Y fuera de eso, ha guardado silencio frente a todos los abusos y violaciones de los derechos humanos. No ha reconocido ni que Maduro es un dictador ni la victoria diáfana de la resistencia democrática. Eso solamente muestra lo que Martin Luther King señalaba cuando decía: “nuestro silencio nos hace cómplices”. El silencio en Colombia hace que el gobierno sea cómplice de Nicolás Maduro.
Con las elecciones se tenía la expectativa que un cambio permitiría un freno a la ola migratoria. ¿Cuáles son las implicaciones de este escenario ahora para países como Panamá y Colombia?
La va a disparar. La presencia de Nicolás Maduro en el poder y que él se llegue a salir con la suya lo único que desataría sería la peor de las olas migratorias, que es la de la ciudadanía que ha perdido la esperanza. Y eso puede llegar no solamente a repercutir gravemente en la situación en el Darién, sino en todo el hemisferio. Entonces hay que tener mucho cuidado. Por eso yo celebro la posición firme que ha tenido el presidente Mulino. Ha llamado las cosas por su nombre. El presidente Mulino, que además fue un defensor hace muchas décadas de la democracia aquí en Panamá, hoy ha demostrado que tiene también una voz férrea para estar dispuesto a hacer todo por la defensa de la libertad. Entonces celebro que Panamá tenga esa vocación hoy.
Hay muchos paralelismos entre el Panamá de 1989 y la Venezuela de 2024
Es muy difícil hablar de la historia de manera lineal, pero uno recuerda lo que fue la historia del pueblo panameño y la valentía del pueblo panameño para sacudirse de Manuel Antonio Noriega. Recuerdo las imágenes de Guillermo Endara en las calles, recuerdo la voz del pueblo panameño reclamando la libertad y cómo ese pundonor fue entendido por la comunidad internacional. Y la comunidad internacional le dio un pleno respaldo a la resistencia democrática panameña en su momento. Hoy lo que esperamos es que la comunidad internacional no le dé la espalda a esa resistencia democrática en Venezuela.
Sabemos que hay mucha gente expuesta a graves riesgos contra su seguridad y su integridad, pero hoy lo que necesitamos es seguir reconociendo en todo el mundo este triunfo diáfano de Edmundo González; que se le reconozca como presidente legítimo y que quede en evidencia que los que hoy le dan validez a esa usurpación de Nicolás Maduro son los mismos sátrapas de la región. Daniel Ortega, la dictadura de Cuba, el régimen abyecto de Evo Morales en Bolivia y ahora tres países que han sido democracias sólidas empezando a convertirse en los redentores de la dictadura: Colombia, México y Brasil.
¿Cuál es su misión acá en Panamá y cuál es el mensaje al país?
Bueno, yo vengo con una delegación del Woodrow Wilson International Center. Es uno de los centros de pensamiento más importantes de Estados Unidos. Y allá está ubicado el Centro Iván Duque para la Prosperidad y la Libertad. Una de nuestras labores es mostrar la importancia que tiene América Latina en la relación hemisférica y la relación estratégica con Estados Unidos.
Nuestra presencia acá tiene varios fundamentos. Uno, tratar de conocer y apoyar toda la labor del gobierno panameño en este momento para tener una buena gestión de la crisis migratoria en el Darién. Por otro lado, también reafirmar el compromiso del Woodrow Wilson Center de ayudar a Panamá en su estrategia de desarrollo e integración con el mundo. Y algo que también es muy importante, apoyar la gestión del gobierno en la visión integral de la seguridad que tiene hoy el presidente Mulino.
¿Puede explicar su proyecto ambiental en la región?
Una de las tareas que estamos promoviendo, y eso también lo vengo haciendo dentro de la campaña global por la naturaleza y también en mi vinculación con el Bezos Earth Fund, tiene que ver con ampliar las áreas protegidas en los países. Estamos promoviendo lo que se conoce como el 30x30, y es que los países puedan llegar al menos al 30% de su territorio como área protegida y que ese sea un mensaje también de conservación. Panamá tiene una condición muy especial y es que es un país carbono negativo y que tiene unas áreas que son fundamentales, sobre todo en el caso particular de Coiba y también lo que son las selvas tropicales húmedas, particularmente la del Darién. Entonces, el liderazgo de Panamá en la agenda 30x30 es algo que también queremos promover.