¿Con qué plata pagaste los regalos este año?
Con la mía y por eso te advierto que no son los regalos del siglo. Recuerda que no soy PRD y cuando el PRD gobierna solo a ellos les va mejor.
¿No te ayudaron ni con un auxilio económico?
Ni con eso ni con las partidas discrecionales de Nito. Tampoco recibí libretas de lotería ni donaciones mineras para que no se me saliera el cobre.
¿De quién recibiste donaciones?
De nadie. No sea que les caiga la DGI.
¿Cómo chifeará tu trineo los huecos de las calles?
No sé, pero traje renos de repuesto, porque el año pasado perdí dos en un hueco. Te diría que en helicóptero, porque si Gaby puede yo también, pero luego me acuerdo de que no tengo helicóptero ni soy Gaby… y se me pasa.
¿Y qué medidas de seguridad tomarás?
Tengo que resolver eso también; gracias por recordármelo. El reno que me balearon el año pasado todavía está esperando cita en el Seguro.
¿A qué político no le confiarías el trineo mientras repartes los regalos?
A ninguno: necesito que esté cuando salga.
¿Qué le traes de regalo a Nito Cortizo?
Un manual de cómo hacer todo mal, porque hasta siguiéndolo le iría mejor; un puro, una banda presidencial y una docena de huevos. Llevo dos años trayéndole lo mismo, pero parece que recicla el regalo. ¡Ah!, y salud. Mucha salud.
A Gaby Carrizo, ¿qué le traes?
Varios regalos, porque se ha lucido este año. Unas zapatillas marca No Va, para que haga lo que mejor sabe hacer: cardio de doña. Un garrafón de agua para la sed de poder. Y contenido, bastante contenido.
A Rafa Sabonge.
Un cafá. Mentira. Un bulto… de dignidad.
A Federico Alfaro.
Una esclava de cobre.
A la minera.
Un nuevo bufete de abogados.
A Rojas Pardini.
Un new business.
A Raúl Pineda.
Un chaleco antibalas y amigos de repuesto.
A Benicio Robinson.
Nada. Para él todo el año es Navidad.
A Zulay.
Un lingote de oro. ¿O será que ya tiene muchos? Mejor una copia de tu cédula panameña.
A Ricardo Martinelli.
Un viaje solo de ida donde sea, a ver si Panamá empieza a tener paz.
A José Raúl Mulino.
99 dosis de humildad irrevocable, un libro de historia y una banda de Mr. Congeniality, para que esté en el radar.
A Marta Linares.
Una jaula con periquitas.
A los hijos.
Nada. A ellos hay que quitarles cosas.
A Camacho.
¡Ay, no! Me dio pereza comprarle.
¿De dónde son tus ayudantes?
Me los traje conmigo. A menos que me ayudes a conseguir unos panameños que quieran trabajar después de las 5:00 p.m.
¿Y tienes abogados, por si te metes en algún problema?
Recomiéndame a uno que no sea Morgan & Morgan.
Vuelvo a los regalos. A Gerardo Solís.
Afrin… y un arrastrómetro.
¿No le diste eso el año pasado?
Sí, pero se le dañó. Lo birrió mucho.
¿Y a Ricardo Lombana?
Un plan de gobierno. Y un ejemplar de cómo funciona este negocio.
A Rómulo Roux.
Un baño de pueblo en diablo rojo.
A Maribel Gordón.
Conocer a un rehén de Hamás. A ver si sigue opinando como opina.
A Saúl Méndez.
Un tiquete aéreo a cualquiera de esos países que alaba, a ver cómo le iría protestando allá.
A Melitón Arrocha.
Una silla presidencial de juguete marca Fisher Price.
A Varela.
La recomendación de la serie Revenge. La venganza no siempre es dulce.
Al PRD.
El libro En manos del narco, de Ricardo Ravelo.
A Blandón.
Un Bon Bon Bum como premio de consolación.
A Yanibel Ábrego.
Chicheme, porque se quedó sin chicha ni limonada.
A Kayra Harding.
Ya su príncipe le dio por mí.
A Bernardo Meneses.
Tres cafás para esa cara de concreto.
Vienes agresivo este año…
Agresivo fue Suntracs y pleitesías le rindió la Policía.
A Toto Álvarez.
Un bozal.
A Jaime Vargas.
¿Quién es ese?
Oye, el presidente de la Asamblea.
¡Ah! Nada.
¿De quién te sorprendió no recibir carta este año?
De los que más pedían en el gobierno de Martinelli y van con sangre en los ojos para volver por lo poco que no se llevaron.
¿No vas perdiendo la paciencia en algunas casas?
He madurado. Ya no voy donde Teresita ni Ana Matilde. Me caen muy bien, pero me sermoneaban más que mi mamá, así que les mandé el regalo por “deliribi”.
Volvamos a los regalos. ¿Qué le trajiste a Martín?
Una nueva carita de yo no fui, porque la que tiene ya se gastó.
A Rosario Turner.
Nada. Hasta que no nos cuente qué tuvo que ver la fuga de los niños Martinelli en su “renuncia”, nada.
A José Luis Fábrega.
Un kilo de ñame, una rosca y una Prestobarba, modelo “no más mamarrachos”.
A Juan Carlos Navarro.
¿Él existe todavía? Bueno… un selfie stick, para que si va a taquillar al menos lo haga bien.
A Mayer Mizrachi.
Un asesor sensato. Y el libro Política para dummies.
A Willy Bermúdez.
Un polo a tierra.
A Judy Meana.
Una escalera.
Al Toro.
Una American Express, porque visa no hay... ni habrá. Aunque no debería darle ni eso hasta que devuelva la plata de las partidas discrecionales que se gastó en mariachis y regalos.
A Enrique Lau.
Nada. Si no cuida ni el fentanilo, ¿qué va a cuidar lo que yo le regale? Pero voy a cuidarlo para que no quede doblado por ahí.
Al ministro de Ambiente.
Una carta de renuncia lista para la firma.
A Héctor Alexander.
Una jubilación y ya. Porque yo sí tengo claro que la situación económica está más apretada que mi cinturón.
A los magistrados del Tribunal Electoral.
Un par de correas para que se amarren bien los pantalones.
A los jueces.
La valentía de Baloísa Marquínez.
A los niños.
Escuelas dignas, pero sobre todo docentes dignos.
¿Ya encontraste la dirección de todo el mundo? ¿Te ayudo con la de alguien?
Iba a pedirte la de Ferrufino y la de Ashby, pero me los encontré en la calle de lo más relajados.
¿Quién se merece, este año, doble regalo?
Rigoberto González, María Eugenia López Arias, Juan Diego Vásquez, Eduardo Ortega y estoy pensando si a Caraballo le doy los que le iba a dar a Luis Oliva, que resultó ser un fraude.
Un mensaje a los niños panameños que dejaron de creer en ti este año.
Así de claritos los quiero ver cuando un político venga a marearlos.
¿Y qué le regalarás al resto de los panameños?
Una ayudita para resolver sus problemas, pero sin crear más problemas; gigas de memoria y consciencia para que la usen el 5 de mayo. A ver si cuando los visite el próximo año están mejor.