Lo que no se vio del primer debate presidencial

Lo que no se vio del primer debate presidencial
José Gabriel Carrizo (Izq. al fondo) con su jefe de campaña y cuñado Julio Spiegel. En el medio, Maribel Gordón y William Hughes. Martín Torrijos y Samuel Lewis Navarro están en el extremo derecho. EFE/Carlos Lemos


Camino al domo de la Universidad de Panamá, en Curundú, el conductor de mi Uber no tenía mucha fe en el primer duelo oficial de palabras entre los candidatos presidenciales de esta contienda electoral.

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“Yo quiero hacer cuatro viajes más pa’ sentarme a ver qué tanta mentira dicen”, me dijo camino al auditorio. “Es más de lo mismo”.

El hombre exigía un debate menos centrado en qué iban a hacer si ganan la elección del 5 de mayo y más enfocado en cómo lo iban a hacer, afirmó antes de dejarme afuera del auditorio a eso de las 6 p.m.

Una entrada lateral al domo, debidamente custodiada por agentes policiales, estaba reservada para el uso de los candidatos y sus equipos de campaña. Los medios de comunicación y otros invitados tenían que atravesar dos puntos de seguridad, incluyendo un detector de metales y dos revisiones de bolsos personales, antes de ingresar finalmente al recinto.

Fuera del domo era una fiesta, un alboroto: periodistas correteando a invitados como Ana Matilde Gómez, José Isabel Blandón y Ernesto Pérez Balladares; las barras de los candidatos rodeando la entrada principal del domo; peatones esquivando carros que aún ingresaban por la entrada principal... El ambiente no era apto para los amantes del orden. Había hasta una batucada.

Los seguidores de Maribel Gordón, candidata por la libre postulación; Rómulo Roux, de la alianza de Cambio Democrático (CD) y el Partido Panameñista, y Martín Torrijos, postulado por el Partido Popular (PP), acordonaron un carril de la vía frente al domo. De acuerdo al Código Electoral, esto era lo más cerca que podían ubicarse aquellos que ondeaban banderas, silbaban y gritaban consignas con megáfonos. La barra más ruidosa era la de Gordón, con seguidores arriba de un camión con bocinas gritando consignas, para angustia de Fausto Fernández, jefe del Cuerpo de Delegados Electorales. “Si saben cómo somos, ¿para qué nos invitan?”, dijo uno, sin mostrar remordimiento.

Lo que no se vio del primer debate presidencial
Fuera del domo, había barras que gritaban consignas, megáfono en mano, bajo la atenta mirada de los delegados electorales.

Los delegados electorales, todos debidamente identificados con chalecos de color azul marino, eran los responsables de hacer cumplir las reglas del juego del evento electoral. Fernández dijo que aunque tenían facultades para pedir ayuda de los agentes policiales, prefería no tener que hacerlo y confiar en el diálogo.

El segundo piso del domo estaba reservado para los medios de comunicación y miembros del equipo de prensa de los candidatos. Los magistrados del Tribunal Electoral (TE) y el rector de la Universidad de Panamá, Eduardo Flores, coanfitrión del evento, ocupaban la primera fila del auditorio. El círculo cero de cada candidato (cada uno podía invitar a 15 personas) estaba disperso en el primer piso del domo. La música ambiental, parecida a la que ponen en la sala de espera de los consultorios médicos, y la luz tenue dentro del domo contrastaba con el caos de afuera.

La facción de Torrijos se acomodó en el primer cuadrante a mano derecha de cara al escenario. Su esposa Vivian, vistiendo un conjunto de saco y pantalón beige y zapatos de punta color piel, se sentó en el pasillo de la tercera fila, después de saludar a Castalia Pascual, periodista de TVN y una de las moderadoras, junto a Atenógenes Rodríguez. El asiento que ocupó la exprimera dama, a pocos metros de la mesa de los moderadores, estaba hecho para aquel que deseaba ver y ser visto. Contaba con una vista ininterrumpida al podio asignado a su esposo y recibía parte de la luz de los reflectores que alumbraban a los candidatos y a los moderadores. Una línea de puestos vacíos, al parecer los que correspondían al equipo del abanderado presidencial del pacto político entre Realizando Metas y el partido Alianza, Ricardo Martinelli, separaba al círculo cero de Torrijos del de Roux. La esposa de Roux, Victoria Herteumatte, escogió un asiento de más bajo perfil que el de Vivian. Se sentó en medio de una de las filas reservadas para los invitados de Roux.

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Vicki Heurtematte, esposa del candidato a presidente por la alianza Cambio Democrático y Partido Panameñista, Rómulo Roux, durante el primer debate presidencial el pasado lunes 26 de febrero de 2024. LA PRENSA / Agustín Herrera

El círculo cero de José Gabriel Gaby Carrizo, el candidato del Partido Revolucionario Democrático (PRD) y el Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (Molirena), estaba ubicado en el cuadrante del medio, con vista directa al escenario. Pérez Balladares, su esposa Dora y Balbina Herrera, la exdiputada y exalcaldesa de San Miguelito, se sentaron ahí. Herrera se quedó hasta el final del debate. Los Pérez Balladares se retiraron del recinto cuando iban por el segundo bloque de preguntas y ya no regresaron.

Los invitados de Ricardo Lombana, candidato del Movimiento Otro Camino, y de Maribel Gordón y Zulay Rodríguez, ambas por la libre postulación, no eran tan visibles.

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Ricardo Lombana, candidato presidencial por el Movimiento Otro Camino (MOCA), junto a Zulay Rodríguez, candidata por la libre postulación, durante el primer debate presidencial el pasado lunes 26 de febrero de 2024. LA PRENSA / Agustín Herrera

Los moderadores, quienes ocupaban una mesa frente a los ocho podios y a un reloj digital que marcaría el inicio y final de las intervenciones de los candidatos, tomaron sus asientos a las 6:45 p.m. El debate debía iniciar a las 7:30 p.m.

Entre pruebas de sonido, retoques de maquillaje y spray para el cabello, los moderadores hacían una pausa para saludar a aquellos del círculo cero de los candidatos que se les acercaban. La bancada de Torrijos fue la más afectuosa. Al menos tres personas de su equipo, incluyendo a Vivian, saludaron a uno o a ambos de los moderadores antes de que iniciara el debate.

Un poco antes de las 7:00 p.m., se acomodaron en sus asientos los magistrados del TE, Luis Guerra, Eduardo Valdés Escoffery. Luego se les unió Alfredo Juncá, magistrado presidente del TE. A Juncá le costaba permanecer quieto. Se paraba al frente del escenario, caminaba de arriba hacia abajo... Parecía el anfitrión de una fiesta de cumpleaños, que quiere que sus invitados estén a gusto y que todo salga bien.

Roberto Lombana, el padre del candidato de Otro Camino, aprovechó la oportunidad para saludar a Osman Valdés, director Nacional de Organización Electoral, y Camilo Alleyne, el médico y compañero de fórmula de Gaby Carrizo. Lombana padre fue el primer presidente del Cuerpo de Delegados Electorales, así que entiende toda la dinámica y el trajín que conlleva la celebración de un debate presidencial.

A las 7:20 p.m., todos los candidatos estaban ya en el escenario, escuchando las instrucciones de una productora del evento sobre las ubicaciones de las cámaras. También se probaron los micrófonos.

Roux, el primero en salir de una cortina azul para la prueba de sonido, contaba “1, 2, 3″, buscando a sus allegados con la mano arriba del ojo para saludar. Se notaba nervioso.

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José Isabel Blandón (i), candidato vicepresidencial por la alianza de Cambio Democrático y Partido Panameñista, junto a Rómulo Roux, candidato a presidente durante el primer debate presidencial el pasado lunes 26 de febrero de 2024. LA PRENSA/Agustín Herrera

Luego fue el turno de Melitón Arrocha, quien se vio relajado y cómodo ante las luces y cámaras.

Un Lombana en camisa, jeans y zapatillas fue el siguiente en ensayar junto a su asesor de campaña y varios papeles.

Rodríguez y Torrijos compartieron el tiempo de ensayo pero no se saludaron. Torrijos buscó a su esposa y la saludó con una sonrisa cerrada.

Carrizo, quien también se notaba incómodo y nervioso, usó parte de su tiempo de ensayo para saludar a sus allegados en el público y al rector de la Universidad de Panamá.

“¿Se oye bien?”, preguntó Carrizo, antes de regresar tras bastidores.

Gordón estaba sonriente y hasta bromeaba con una productora.

Y a las 7:30 p.m., con la música y las consignas de los seguidores de Gordón retumbando en el estudio, a veces, más alto que la misma candidata en persona, inició el debate.

A lo largo de las dos horas y 15 minutos, se vio a un Carrizo mirando a la distancia y sin hacer mucho contacto visual con su equipo ni oponentes cuando no tenía la palabra; permaneció inmutable, incluso cuando sus oponentes le lanzaban petardos.

Un Lombana que atacó a Rodríguez desde el inicio del debate pasó gran parte de su tiempo tomando notas y balanceándose de adelante hacia atrás en su podio.

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Gabriel Carrizo, candidato a presidente por el Partido Revolucionario Democrático (PRD) durante el primer debate presidencial el pasado lunes 26 de febrero de 2024. LA PRENSA / Agustín Herrera

A diferencia de Roux, quien también estuvo distante y nervioso por momentos, Arrocha y Torrijos se expresaron pausados y con confianza. Roux y Arrocha bromearon brevemente cuando las cámaras no los enfocaban.

En algún momento, a Rodríguez, quien hablaba con la voz rota por momentos, y Gordón hubo que recordarles las reglas del debate, el cual solo permitía hacer una pregunta a un candidato en cada ronda. Carrizo, quien eligió a Gordón para realizarle al menos tres preguntas, fue abucheado. A pesar de no ser permitido, el público también soltó una carcajada cuando uno de los moderadores le indicó a otro candidato que Gordón era nuevamente la última candidata por hacerle una pregunta. Cuando no apuntaba o se mecía con su cuerpo, Lombana se arreglaba las mangas de las manos.

Torrijos, Roux y Arrocha, quizá por ser los candidatos con más experiencia política, se mostraron confiados y se expresaron con calma. Los tres usaban el tiempo casi justo que les correspondía, a diferencia de Rodríguez y Gordón.

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Melitón Arrocha, candidato a presidente por el partido PAIS, durante el primer debate presidencial el pasado lunes 26 de febrero de 2024, junto al pódium vacío correspondiente al expresidente Ricardo Martinelli, quien se encuentra asilado en la Embajada de Nicaragua en Panamá. LA PRENSA / Agustín Herrera

Los dos primeros tres bloques pasaron sin mayor encuentro. Lo más jocoso del primer bloque tuvo lugar entre Arrocha y Carrizo, quien aseguró que Panamá era más seguro que Canadá y Francia.

“¡Wow! La verdad que comparar seguridad con Francia y Canadá requiere de un pedazo de imaginación”, dijo Arrocha en medio de risas del público.

No fue hasta el tercer bloque cuando un candidato finalmente habló sobre el elefante en la cristalería: el podio de Martinelli. Para el comienzo del cuarto bloque, los organizadores explicaron que ese lugar vacío correspondía a Martinelli.

Las pausas entre rondas estuvieron marcadas por asesores que subían al escenario a aconsejar y a animar a sus candidatos. Los candidatos no usaron ese tiempo para saludarse o conversar entre ellos y permanecieron separados incluso cuando concluyó el debate.

Al finalizar el debate, el auditorio se fragmentó por campañas. En una esquina, Roux, junto a su esposa, daba una entrevista en vivo para televisión. En la otra esquina, Torrijos, también junto a su esposa, hablaba con otros periodistas. Lombana, Carrizo y Rodríguez igualmente dieron entrevistas. Arrocha se fue de la mano de su esposa Ana Mae. Roux y Gordón se tomaron fotos separadas con sus equipos antes de salir del recinto.

El próximo debate presidencial será el 13 de marzo.


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