TAL CUAL



ESPÍRITU. Ricardo Martinelli, muy modosito, visitó ayer la tumba del papa Juan Pablo II en el Vaticano. Lo hizo en compañía de su esposa, Marta, y el canciller Juan Carlos Varela. Hoy tendrá un encuentro privado con Benedicto XVI, en la residencia de descanso del Papa, en Castelgandolfo. Ojalá esta vez no le dé por irse de espaldas y convulsionar, como ocurrió cuando el pastor evangélico Edwin Álvarez lo ungió con aceites, en un acto multitudinario en el gimnasio Roberto Durán. Después de su audiencia con Benedicto XVI, Martinelli almorzará con el Primer Ministro italiano, en el Palazzo de Chigi. Mucho cuidado con las amiguitas de Berlusconi.

SWING’. El presidente y representante legal de Ocean Pollution Control, Jovan Vukelja, no será muy bien visto en el Gabinete de Martinelli, pero Omar Moreno sí lo quiere. Al menos, en los torneos de golf que organiza su fundación. Vukelja hasta era compañero de equipo del hijo de Moreno. Ahora que es director de Pandeportes, vamos a ver si deja el compañerismo a un lado y se aleja de Vukelja.

¿MÁS DE LO MISMO?. Es interesantísimo lo que ha ocurrido con Ricardo Martinelli. Cuando era candidato, nos lavó el cerebro con aquello de que él no haría las mismas cosas que el PRD. Pero ahora que está en el trono, sus propias acciones lo contradicen. Por ejemplo, cuando estaba en campaña, criticó a Martín Torrijos por gastarse 189.1 millones de dólares en la cinta costera –porque, según él, el país tenía otras prioridades–, y recién firmó una adenda al contrato con Odebrecht para extender la obra. También criticó a Torrijos por querer cambiar el avión presidencial, por pasar un decreto ley sobre pinchazos telefónicos y por nombrar al hermano de su ministro de la Presidencia, como embajador y cónsul. ¿Será que nunca tuvo la intención de hacer un gobierno mejor que el otro?

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