‘Me da miedo que estemos tirando la toalla’, Rolando Domingo

‘Me da miedo que estemos tirando la toalla’, Rolando Domingo
Rolando Domingo.


¿Qué tanto turismo atraen los carnavales? ¿Realmente son una atracción para el turista?

No lo son, porque no hay un producto que se pueda vender. Los mejores carnavales son donde no hay dónde quedarse, como en Las Tablas o Penonomé. Eso se llena con gente de aquí. En la capital, si se organizara bien, sería un éxito. Pero no.

Desde septiembre de 2022, Cortizo dijo que habría carnavales, pero los oficializaron en diciembre. ¿Se olvidaron del tema o es una estrategia para contratar directamente?

Habría que preguntar si es la misma estrategia que se usó con la celebración de la Navidad, de hacer todo a último momento, lo que favorece el amiguismo y las contrataciones directas y más caras. O es otra muestra de incapacidad. O es que no pueden caminar y masticar chicle a la vez.

¿Por qué todos los años los carnavales son corredera de último minuto?

Porque nadie sabe lo que tiene que hacer y todo se maneja al vaivén de la política y la improvisación. O de las grandes ideas del mesías de turno. Eskildsen dijo en 2020 que el Miércoles de Ceniza empezaría a organizar los carnavales de 2021. Llegó la pandemia y en dos años hubo tiempo de sobra, pero no se hizo nada. Y todos siguieron recibiendo sus salarios.

¿52 días bastan para organizar unos buenos carnavales?

Tocará reciclar materiales de otros años, porque solo verdaderos expertos podrían asumir un reto de esa magnitud. Y, obvio, no están participando de esto.

¿Por qué? ¿No los llaman o no quieren trabajar con el gobierno?

Ambas. Y súmale que en el gobierno nada arranca hasta el 15 de enero.

¿Por qué la empresa privada no se involucra, como sí pasaba antes?

Porque todo está politizado, improvisado y su inversión no va a tener retorno, porque nadie la va a cuidar.

Conociendo cómo funcionan las cosas aquí, ¿a quién le darán los quioscos?

Me atrevo a apostar que se los darán a los mismos que en 2020. Siempre por amiguismo.

¿Y para cantantes?

Pregúntale a Samy y Sandra. Y a Alberto Gaitán.

El gobierno gastará $1.5 millón en los carnavales de Panamá y $700 mil para el resto del país. ¿Es poco o está bien?

Es poco y no lo asignaron a tiempo. Es botar la plata. Yo arrancaría por invertir esa cifra: lo más, para el interior.

¿Qué más haría? ¿Qué le interesaría a un turista ver en nuestros carnavales?

Yo coordinaría un carnaval en el Casco Antiguo, que para esos días está muerto, porque la mojadera tranca desde el Mercado del Marisco hacia adelante.

Entonces, ¿qué harán los cruceristas que llegan en carnavales a Panamá?

Insolarse en un camino lleno de huecos, cortesía de Sabonge. Por primera vez tenemos tantos turistas y no saben qué hacer ni en qué gastar. No hay oferta.

¿Usted cómo mejoraría la oferta?

Organizaría giras de las playas a los lugares donde se celebran los carnavales. ¿Te imaginas poder salir desde Buenaventura o Coronado, en un day trip bien organizado, a carnavalear por el día? Hoy el turista no tiene cómo llegar al carnaval. Ni sabe dónde son. Con los day trips podrían ir sin manejar, tomar sin peligro de accidentes y habría menos tráfico porque sería en buses. Eso se debería hacer todos los fines de semana del verano.

¿Aquí nadie sabe lo que tiene que hacer o no les da la gana de hacerlo?

Les falta calle o están ocupados en otras cosas, como pasando la infame ley de incentivos a la inversión turística. Yo no los mandaría a ferias, sino a turistear a otros lugares. A ver si se les prende el foco. A España, donde convierten cualquier lugar en atractivo turístico. O a Colombia, que nos está dando salsa. A Ecuador, incluso.

Lo más grave de esa ley que menciona.

Que el riesgo y, peor aún, las pérdidas de inversiones fallidas, las pagaremos todos. Y ojo: Cortizo vetó el emparapeto de la segunda ley, pero la inicial, que era la del problema, sigue viva. Y los mismos bellacos recibirán el equivalente al de una anualidad del Canal, pagado por nosotros. ¿A santo de qué? Además, hay un montón de proyectos que son inmobiliarios, no turísticos, y que están fuera de las áreas del cacareado plan de turismo.

¿Hay que subir la demanda o la oferta?

¿Para qué aumentar la demanda, si no tenemos qué ofrecer? Hay que crear los productos y capacitar a la gente (porque el servicio es horrible), para entonces salir a vender. Ahí tienes los cruceros: tenemos la demanda. ¿Y la oferta? No existe.

Un incentivo inteligente al turismo.

Yo empezaría con el turismo interno. Para el externo están los otros sabios, los de Promtur. Aunque todos se tiran la bola. Yo le haría a Promtur una evaluación contra resultados. Son muchos millones.

¿Quién nos vende afuera?

En teoría Promtur. Pero todo está tan al garete, que tenemos dos lemas, que ni se entienden, además. ¿”Vive por más”? ¿”Panamá por naturaleza”? ¿Qué es eso?

¿Y qué hace el gabinete turístico?

Nada. Nos cuesta tanto como un ministerio. Ahí hay choferes, escoltas y un equipo que no pudo ni resolver un camino de acceso para la llegada de los cruceros.

¿Por qué el presidente casi no habló de turismo en su discurso del 2 de enero?

La educación, el turismo y la cultura han sido usados para justificar nombramientos, eventos y gastos. ¿Qué hacen tantas entidades con comités de turismo y cultura? Los hay en la Asamblea, los Bomberos, la Policía y hasta en Senafront y Aseo. ¿Qué hacen? ¿Salir empollerados por ahí? Aquí cada quien sigue la genial idea que la noche anterior alguien soñó.

Llegan unos turistas, ¿dónde los lleva?

Al Canal. Aquí dicen querer cambiar la percepción de que Panamá es más que un Canal, pero para eso debemos tener otros atractivos. El Canal es un monumento operativo a la invención humana y eso no se ha contado en su debida magnitud. ¿Cómo así que las escaleras eléctricas de las esclusas de Miraflores no funcionan y no está abierto ni el restaurante ni la sala de exhibición? De lo que más se visita…

¿Qué le apenaría mostrar a un turista?

Lamentablemente, y con todo el amor que tengo por mi país, todo. En este momento somos impresentables ante el mundo y ante nosotros mismos. Basura, huecos… y andamos arrastrando la chancleta de vuelta. ¿Dónde está el anhelo que había en pandemia de trabajar? Cuando te atienden bien, siempre es un extranjero. Eso no puede ser. ¿De qué sirve traer turistas, si no hay cultura de servicio?

¿Cómo le justificaría a un turista que debe salir de la playa a las 4:00 p.m.?

Terrible. ¿Aspiramos a vivir del turismo o somos una comunidad cuáquera?

¿Qué más no pudiera explicarle?

Que no hay forma de llegar a Bocas desde Panamá de una manera más fácil y barata que venir desde Costa Rica. Que en San Blas, o alquilas un catamarán o te asoleas todo el día en una experiencia de bajo costo: no hay término medio. O que para ir a Portobelo debes pasar por siete vertederos. Son las maravillas de Panamá, ojo.

¿Y cómo atraer turistas con leyes y funcionarios xenófobos?

Eso es inconcebible. ¿Cómo pedirles mil 500 dólares en efectivo para poder entrar al país, entrar con seguro de salud, con las tres dosis de la vacuna...? No todas son ley hoy, pero todas fueron ideas…

Usted hace eventos. ¿Habrán ido 90 mil personas al desfile de Navidad?

Lo dudo mucho. Si eso fuera así, esa Navidad triste y horrible nos costó $41 por persona. Disney on Ice cuesta $26. Se hubiera podido presentar, para 142 mil personas, 17 shows en el Roberto Durán.

¿Cómo potenciaría usted el Desfile de las Mil Polleras?

Despolitizándolo. ¿Qué hace la Lotería allá? Y hay que constituir patronatos… pero este gobierno, con Carlos Aguilar y Héctor Brands, quiso acabarlos. Además, contrataría coordinadores de eventos para esto, como los tienen para tantas otras cosas. Que rindan cuentas. Para lo importante, todo el mundo pretende que trabajes ad honorem. Tenemos que dejar de improvisar y de contratar amigos.

En la industria se repite que Eskildsen es mantequilla. ¿Cuál es su problema?

Que todo apunta a que lo pusieron ahí para cumplir con otras tareas. Cuando tú ves lo que nos costará esa ley turística…

¿Hay calendarios de fiestas de verano?

No. Y así, ¿cómo queremos tener turismo interno? Es tan fácil hacer una lista de los 10 lugares que todo panameño debe visitar para conocer su país... Pero es una completa desidia. Todavía hay documentos oficiales con el logo del bicentenario.

Lo que haría en el Casco Antiguo.

Poner códigos QR de qué se puede visitar (porque ahí nadie sabe dónde ir) y poner a la Sinfónica, a las miles de bandas o a las entidades que pagamos todos a presentarse cuando se sabe que vienen grupos. Para que se tomen la foto, al menos.

¿Y en Portobelo?

Poner estacionamientos, centros de interpretación, baños… Igual que en Taboga y Contadora, que están aquí al lado y no tienen ni baños. Yo concesionaría playas y les pondría food trucks y DJs. Eso atraería a gente de todas las edades.

Cuando alguien piensa en naturaleza, piensa en Costa Rica. En playas, Dominicana. En gastronomía, Perú. En antropología, México. ¿Cuál es la promesa turística de Panamá?

Podríamos ofrecer todo eso que dices en un microcosmos que se puede recorrer en 48 horas y seguramente extenderías otras 48. Está el Canal, se usa el dólar, se respetan las culturas y religiones, es fácil moverse... ¿Qué ofrecemos hoy? Una promesa que ni nosotros entendemos.

Si fuera turista, ¿por qué no volvería?

Por el servicio y el precio: un estacionamiento de $15 después de que te zampan $80 por persona en una cena es obsceno.

¿Nos afecta la corrupción y ser paraíso fiscal? ¿O esos son temas internos?

Nos afecta, porque los inversionistas serios no quieren venir y al turista también queremos jugarle vivo. Y si para abrir un negocio el tipo tuvo que pagar coima, ¿no le va a pasar luego ese costo al cliente?

Si todo el mundo está molesto con este gobierno, ¿por qué nadie protesta?

Me da miedo que estemos tirando la toalla. Los que no estamos involucrados con el gobierno, porque a los que sí, les tuercen los brazos. Los que necesitamos trabajar, a los que no nos regalan nada, tenemos que denunciar y proponer. No podemos seguir pasivos mientras nos asaltan y mienten abiertamente. Si seguimos así, ¿con qué país llegaremos a 2024?

¿A quién sacaría usted del Gabinete?

Pregúntame mejor a quién dejaría. Aunque tampoco sabría a quién decirte.

En la práctica, ¿quién es el presidente?

Alguien en la Asamblea, que no tengo claro si es Crispiano o Benicio.

¿Para qué quería Nito ser presidente?

Creo que tenía buenas intenciones, pero o se apagó o llegó muy comprometido.

Dele un consejo al presidente.

Sacúdase las musarañas y deje en la historia el nombre que su familia merece.

En una frase. Asamblea.

Hay que disolverla.

Martinelli.

Hay que internarlo. A él, a los que tiene cerca y a los que votarán por él.

Contraloría.

Monumento al narcisismo.

Lo que espera de este 2023.

Que elijamos otro camino uniéndonos contra la corrupción e incapacidad. Así, el país seguirá en manos de los peores.

PERFIL

Abogado, gestor cultural, organizador de eventos desde hace 41 años y autor de nueve libros de identidad nacional y folclor.



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