El presidente José Raúl Mulino abordó esta semana la compleja situación migratoria que afecta a Panamá, destacando los retos que enfrenta el país ante la llegada de migrantes, especialmente venezolanos, y su conexión con las políticas migratorias de los Estados Unidos.
Según Mulino, factores como las condiciones climáticas extremas y el desincentivo generado por las repatriaciones han contribuido a disminuir los flujos migratorios en ciertas áreas. Sin embargo, subrayó que la crisis venezolana sigue siendo un motor clave en la migración, ya que Panamá no puede realizar repatriaciones a ese país debido a la falta de acuerdos con el gobierno de Venezuela.
“Esto no va a desaparecer pronto”, advirtió, resaltando la magnitud del fenómeno con cifras que muestran una amplia diferencia respecto a migrantes de Colombia y Ecuador.
El mandatario destacó que la colaboración con Estados Unidos será crucial para abordar esta problemática. Aunque no ha sostenido conversaciones directas con el equipo de Donald Trump (presidente electo), expresó confianza en que existe un punto de coincidencia con el presidente estadounidense respecto a la necesidad de controlar las fronteras y manejar los flujos migratorios.
Mulino afirmó que está dispuesto a iniciar diálogos políticos y diplomáticos con la nueva administración norteamericana para lograr acuerdos que beneficien a ambas naciones. “Haremos todo el esfuerzo para que comprendan este tema”, enfatizó, subrayando la importancia de la cooperación internacional en esta materia.
El Memorándum de Entendimiento firmado el 1 de julio pasado entre Panamá y Estados Unidos para devolver a migrantes a sus países de origen, según Mulino, se mantiene como un marco sólido para la colaboración bilateral en materia migratoria. El presidente descartó que este acuerdo cambie bajo la administración de Trump y consideró que podría servir como una base para nuevas discusiones.
“Esto me da el pie de entrada para poder conversar con él o con las autoridades migratorias y de seguridad que él designe”, explicó. Mulino subrayó que Panamá continuará trabajando estrechamente con Estados Unidos, sin importar los cambios en su política exterior.
En cuanto al futuro inmediato, Mulino señaló que las discusiones con la administración Trump podrían iniciarse después del 20 de enero, cuando se defina la estrategia migratoria del nuevo gobierno estadounidense.
Expresó su deseo de mantener un enfoque pragmático y constructivo para abordar el tema migratorio, resaltando que Panamá seguirá desempeñando un papel clave como país de tránsito y punto estratégico en la región. “Espero poder tener una conversación con él más temprano que tarde, y hacerle entender que esta situación también afecta las fronteras de Estados Unidos”, concluyó el mandatario.
Este año, unos 300 mil migrantes cruzaron el tapón de Darién, entre Panamá y Colombia.