El presidente de la República, José Raúl Mulino, evocó este jueves 19 de diciembre un panorama complejo al rememorar los eventos que rodearon el 20 de diciembre de 1989.
Durante su habitual conferencia de prensa, confesó no saber si sentir alegría o tristeza al reflexionar sobre el final de la dictadura. Mulino recordó la ausencia de medios de comunicación en aquella época, destacando que los principales canales y periódicos estaban censurados o cerrados.
“Era una época sin redes sociales ni otras plataformas. Si no leías el periódico, no había más acceso a la información”, recordó. “No había medios de comunicación, salvo La Estrella de Panamá. Y los canales que estaban censurados. Uno era de las Fuerzas de Defensa, que era TVN y Canal 4 tenía censura. Creo que La Prensa estaba cerrada, destruida. Y todos los otros periódicos más chicos, El Siglo, Ya, estaban cerrados. Y los periódicos de ERSA, que eran los defensores de la dictadura”.
Señaló que la oposición, cuya alianza política liderada por Guillermo Endara, Ricardo Arias Calderón y Guillermo Ford había ganado las elecciones de forma abrumadora en mayo de 1989, hizo las advertencias de no llevar al país a un enfrentamiento con Estados Unidos por defender a un solo hombre: Manuel Antonio Noriega. Eso, dijo, quedó documentado en unas páginas que se publicaron entre agosto y septiembre de ese año en La Estrella de Panamá, cuyo dueño, Fito Duque, por tener amistad con Endara, aceptó dar a conocer esta posición “a pesar de los problemas que le causaban”. Pero no se logró frenar el curso de los eventos.
El Presidente relató con detalle los momentos de tensión que vivió personalmente en diciembre de 1989. Mencionó el asesinato de un soldado estadounidense el 16 de diciembre, un hecho que desató una escalada militar y diplomática.
“Nadie mandó a Noriega a declarar al país en estado de guerra con Estados Unidos”, afirmó.
Mulino, en ese momento recién nombrado por Endara como vicecanciller de la República, recordó su llegada a la Asamblea Nacional para asumir el gobierno de aquel entonces, en un contexto de tensión extrema. “Antes de llegar, una tanqueta norteamericana disparó contra un carro, y lo vi volar por los aires en la esquina cercana a la estatua de Gandhi”, narró. Estas escenas reflejaban el ambiente de incertidumbre que marcó aquellos días.
La dura realidad de la invasión
Cantar el himno nacional rodeado de soldados estadounidenses fue descrito por Mulino como uno de los momentos más duros de su vida. La invasión dejó una estela de destrucción y muerte, con cifras oficiales que oscilaron entre 700 y 800 fallecidos.
“Nunca se pudieron comprobar los miles de muertos que algunos afirmaban”, señaló, citando testimonios de médicos y registros en morgues. Sin embargo, reconoció que incluso una sola vida perdida era motivo suficiente para reflexionar sobre los errores del pasado.
El mandatario también expresó su deseo de que Panamá nunca vuelva a experimentar la división y las pugnas entre panameños que caracterizaron esa época. Subrayó que las víctimas incluyeron tanto a quienes participaron activamente como a inocentes que quedaron atrapados en el conflicto.
“Murieron personas que tenían y que no tenían vela en el entierro”, afirmó, recordando historias personales de amigos y conocidos que perdieron la vida en circunstancias trágicas. A su vez, enfatizó que estos eventos deben servir como una lección para evitar que el país vuelva a enfrentar una fractura similar.
El papel de la comunidad internacional
Mulino destacó la ineficacia de organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA) en aquellos años, acusándolos de haber sido manipulados por el régimen de Noriega. No obstante, reconoció el apoyo de líderes internacionales como Carlos Andrés Pérez, de Venezuela, y Óscar Arias, de Costa Rica, quienes intentaron mediar en la crisis. También mencionó el papel de la Iglesia católica, que custodió las actas de las elecciones de mayo de 1989, garantizando la legitimidad de los resultados.
El Presidente cerró su intervención llamando a una profunda reflexión sobre los eventos del 20 de diciembre. Para Mulino, ese día marcó uno de los episodios más trágicos en la historia de Panamá. “Nadie puede estar satisfecho con lo que pasó, sin importar en qué lado estaba”, concluyó.