En la ciudad de Colón se respira el aire de la violencia. Las bandas de delincuentes que operan en esta ciudad mantienen secuestrada a la población, y las balaceras son el pan de cada día.
Entre los viejos caserones de madera y las casas condenadas prevalece la ley del más fuerte. Ajenos al peligro, los niños del barrio juegan en medio de aguas negras y la basura que se desborda de los tanques.
Es una escena cotidiana. Las pandillas han desatado en los últimos años una sangrienta guerra para controlar el trasiego de drogas y armas, dejando a su paso víctimas inocentes y una reputación que coloca a Colón entre las ciudades más violentas del país.
Solo el año pasado se reportaron 132 homicidios. De estos casos, la mayoría estaba relacionada con las pandillas. En los tres primeros meses del año la historia no ha cambiado y hasta el momento han muerto más de 23 personas por causas violentas.
Para financiar sus operaciones, los delincuentes –en su mayoría jóvenes y adolescentes– recurren al robo a mano armada y a la venta de drogas, según informes de inteligencia.
“Nadie está seguro en esta ciudad”, comenta un empresario que mantiene un negocio en pleno centro de Colón. Y es que muchos comerciantes todavía recuerdan cómo perdió la vida uno de sus dirigentes más reconocidos. El 23 de enero de 2008, dos asaltantes irrumpieron en las instalaciones del almacén Textilindo y asesinaron a su propietario Eduardo Cattán.
Cattán era en ese momento vicepresidente de la Cámara de Comercio de Colón, y un defensor de las bondades de esa provincia.
Igual suerte corrió el prestamista Nathubhai Bharatemai Patel, quien el pasado 23 de febrero fue asesinado en la calle 1 Avenida Central de Colón, cuando quedó en medio de un tiroteo entre delincuentes y un guardia de seguridad que custodiaba un almacén.
Muchos colonenses no saben de dónde salen tantas armas de fuego. Según fuentes policiales, en la actualidad se investiga la supuesta complicidad de policías en la venta ilegal de armas que previamente habían sido decomisadas.
El subcomisionado Diego de León, ex jefe de la Policía de Colón, le pidió a la comunidad que no tema y que denuncie a los policías corruptos.
“La comunidad tiene que denunciar a los malos uniformados, para que la Dirección de Responsabilidad Profesional de la Policía haga su trabajo”, explicó.
En las 16 calles que conforman la ciudad de Colón operan, por lo menos, 35 pandillas. Muchos de sus integrantes están plenamente identificados por la Policía Nacional.

