A pesar de la negativa de Panamá, Nicaragua trasladó su consulado a una casa contigua a su sede diplomática, en la urbanización La Alameda, corregimiento de Betania, en donde se encuentra atrincherado el expresidente Ricardo Martinelli.
Como se recordará, mediante la Nota No. 46 NIC 20245 del pasado 4 de marzo, Nicaragua notificó a las autoridades panameñas lo siguiente: “Nuestro consulado empezará a funcionar a partir de hoy en la casa contigua a nuestra sede diplomática. Es decir, que nuestra Embajada funcionará desde los dúplex números 61A y 61B, en la urbanización La Alameda, Calle 63G”.
No obstante, en una carta fechada el 8 de marzo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá le comunicó a la Embajada de Nicaragua que “no reconoce” el traslado de su consulado en este país a la casa identificada como 61B.
El principal argumento de las autoridades panameñas es que la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963, en su artículo 4, expresa que: “El Estado que envía no podrá modificar posteriormente la sede de la oficina consular, su clase, ni la circunscripción consular sin el consentimiento del Estado receptor”.
Es decir, Nicaragua no puede trasladar su consulado sin antes recibir el visto bueno de Panamá.
Hay que mencionar que, desde el pasado 7 de febrero, el expresidente Martinelli se encuentra precisamente atrincherado en la sede de la Embajada de Nicaragua en Panamá, después de ser condenado a más de 10 años de prisión y al pago de $19.2 millones por lavado de dinero en el caso New Business.
Desde su llegada a esta sede diplomática, el sitio ha sido objeto de múltiples remodelaciones. Martinelli se ha refugiado en dicha embajada, después de proclamarse como “perseguido político” y luego de que el régimen de Daniel Ortega le concediera el asilo.