¿Cuál es el propósito de la obra ‘Todos quieren estar en la papa’, que presenta en el Teatro Aba?
Generar consciencia de cuánto nos manipulan los políticos. Lo somos, pero esta gente se ha profesionalizado tanto que sorprende hasta a los más vivos.
¿Cuánto nos manipulan?
Totalmente. Nos tienen perfectamente estudiados. Si no, no lograran reelegirse.
¿La obra da más risa o ganas de llorar?
De llorar. Todo el que sale dice: “me reí a carcajadas, hasta que me cayó el cuara”.
En la obra hay un ‘candidato’ que compite con los candidatos verdaderos. ¿En qué se parecen?
Sí. Ulises Barbieri. El apellido italiano no es coincidencia. En que son oportunistas, mentirosos, demagógicos y piensan que son los únicos diferentes al resto.
¿A cuál candidato es el que más se parece ese ‘candidato’ italiano?
A Martinelli. Fue aprendiendo triquiñuelas y mañas, es empresario, creó su partido y es carismático, cínico, manipulador y corrupto.
La mano derecha de ese ‘candidato’… ¿qué o a quién representa?
Se inspira en Alma Cortés. Es una mezcla entre la mujer típica de partido tipo Balbina y Yanibel, y la secretaria glorificada que controla las bases y sabe mucho del jefe, pero también tiene su pedigrí. Bien fula peliteñida con las Michael Kors imitación y el perfume del hindú que se guarda vainas en las tetas.
Otro personaje clave es la asistente del ‘candidato’ italiano…
Sí. Representa a la mujer humilde, del guetto, incondicional… que al final trabaja por poco y es la primera a la que le meten una patada. Porque así es la política: sucia, doble moral y utilitaria.
¿No teme ser demandado, al poner hechos delictivos de los candidatos en boca de los personajes?
Ojalá lo hagan, a ver si se llena la sala. Ha sido difícil, porque aquí cerramos los ojos ante los temas incómodos o que nos obligan a pensar o a tomar posiciones.
La obra expone la discriminación a los homosexuales en política. ¿Qué tanto se ve eso en la vida real?
Los partidos están llenos de personas invisibilizadas que no pueden hablar de su sexualidad porque ese tema polariza y lo que quieren los partidos es sumar.
De los candidatos, el más homófobo.
Gaby. ¿Viste las declaraciones oportunistas de que su gobierno no apoyaría el matrimonio igualitario? ¿Y qué hará si la CIDH falla a favor? ¿Cambiar su discurso como Blandón y Lombana? ¿Y qué me dices de Melitón, el más ‘fino’ de todos?
¿Es real la homofobia o es una fórmula para ganar adeptos conservadores?
Lo segundo. Blandón no es homofóbico: su mamá es la lesbiana más activista y aguerrida. Solo que a él no le conviene.
Usted tiene una hija de tres años de vientre subrogado. ¿Cuántos niños en esa condición hay en Panamá?
Pocos, pero más de los que la gente imaginaría. Hijos de homosexuales que usaron vientres de alquiler o de lesbianas que hicieron bebés con donantes anónimos.
Sobre ese tema hay un vacío legal. ¿Y ante las autoridades, cómo se aborda?
La madre que da a luz es la madre y el padre es quien la madre dice que es el padre. En mi caso, yo hice un contrato civil con la madre: yo soy el padre biológico y ella es la mamá por papeles.
¿Qué pasa si esa mamá se arrepiente y reclama a la niña como suya?
Con la prueba de ADN verificaríamos que no es la madre biológica. La dio a luz, pero se hizo con una donante anónima.
¿Y cómo ha sido para su hija la experiencia de crecer sin una madre?
Por acuerdo mutuo, la mamá la ve mucho y ella la llama mamá. Es lo más bonito que me pasó, porque yo le puedo dar todo, menos una mamá. Y la tiene. Y la ama.
La pregunta típica que le hacen de eso.
Que si no temo que sea lesbiana. Y no. Miedo me da que sea una mala persona que discrimine a otros seres humanos. Yo salí homosexual de dos padres heterosexuales. Por cierto, yo quería que jugara béisbol, pero ama el ballet y el rosado. Al final amar es dejarlos ser lo que quieran ser, no lo que nosotros queremos.
Vuelvo a la obra. ¿Qué político ha ido?
Paco Sucre, cuando estaba cerro Patacón prendido. También fue el roba rolex, que sigue siendo tan bully como en la escuela. Aún recuerdo cómo apodó lechón a un niño y le quemaba la palma de la mano con un encendedor y le metía la cabeza en el inodoro. Yo pensé que se iban a ofender, pero ahí estaban, muertos de risa.
¿Qué es peor, un político que va a ver la obra y se ríe o uno que se ofende?
Que se ríe. Si tuvieran algo de dignidad se sintieran ofendidos. Pero no les importa burlarse del pueblo. Y por eso a mí no me importa burlarme de ellos.
Después de cada obra el público vota por su candidato favorito. ¿Quiénes son los tres que peor han quedado?
Gaby, Melitón y Maribel. En ese orden. Y los que mejor, Barbieri y Lombana.
Al que mejor trató al caracterizarlo.
A Roux. Lo pinté como el de la mente más abierta, y no sé si sea así. Y al que peor, a Lombana. Lo puse como engreído y guapo, y creo que no es tan guapo.
Aún después de ver la obra, la gente vota por el oportunista Barbieri...
Porque representa el voto indeciso. Es más fácil votar por alguien ficticio cuando no sabes por quién votar. Si le sumas los votos de Barbieri a cualquiera, gana.
Al ver los resultados de las elecciones ficticias, ¿qué piensa de los votantes?
Que están más enredados que un mafá. Y no los culpo porque yo estoy igual.
Lo mejor y lo peor de Gaby Carrizo.
Lo mejor, nada. Y lo peor, la arrogancia de pensar que ha sido un buen gobierno.
De Martín.
Su mujer. Y lo peor, Cemis y Odebrecht.
De Martinelli.
Lo mejor, nada. Lo peor, la sed de venganza con la que subiría y la falta de valores con la que ha trastocado a este país.
De Rómulo Roux.
Lo mejor, que ya ha estado en gobierno. Lo peor, sus intereses y los de su firma.
De Zulay.
Lo mejor, nada. Lo peor, sus vínculos con la cosa nostra a la que tanto “ataca”.
De Ricardo Lombana.
Lo mejor y lo peor: no ha gobernado.
De Maribel Gordón.
Lo mejor, su preparación. Lo peor, que sea el único partido de izquierda del mundo que no apoya a las minorías.
De Melitón.
Lo mejor, que como sabe que no va a ganar se atreve a decir algunas cositas sensatas. Y lo peor, creerse un lord. No, niña.
El candidato más demagogo.
Entre Martinelli y Gaby. Se dan duro.
El más mentiroso.
Zulay.
El más sincero.
Me ha decepcionado, pero Lombana.
¿Por qué lo decepcionó?
Me invitó a formar parte de su partido y luego me dijeron que no había espacio para apoyar a los LGBTI. Por eso me fui del Partido Popular: se unieron con Varela y firmaron el pacto por la familia. ¿Cómo ser parte de eso que me excluye?
¿Qué políticos los apoyan?
Solo Richard Morales.
¿A alguno le interesa la cultura?
Que yo sepa, no.
El peor escándalo de este gobierno.
Cómo se aprovecharon del sufrimiento de la población en la pandemia para llenarse de plata. De ratas de cola gris.
El mejor y el peor ministro.
El más guapo. Sabonge. Una lástima que sea sinónimo de tanta ineptitud. Y bueno, ninguno. Quedarse ahí le quita lo bueno al que pudiera serlo.
Lo que piensa cuando ve a Cortizo.
En Biden, en un asilo, una mecedora, una andadera y una mascarilla.
En una frase. Pineda.
Un mapache. Truculento, como que anda en algo turbio.
Benicio.
Un jabalí. Como un cerdo malo.
Yanibel.
Zarigüeya. Una zorrita así de campo.
María Eugenia López.
Una gallinona así, con huevos de oro.
¿A pesar del fallo del matrimonio igualitario?
Sí. El brillo del oro responde a los intereses de las religiones. Y al revés. Pero los huevos los tiene.
¿Quién le recuerda a un perro?
Chello. Esos San Bernardo que están así como derritiéndose, pero que respiran así muriéndose como los Bulldogs.
¿Y a una rata?
A Gaby. Ponle cualquier roedor.
¿Y a una serpiente?
Jessica Canto, Lourdes Castillo... De esas sí hay bastantes.
¿Y a un cuervo?
Corina Cano. Uno que sueña con fetos.
Su opinión del contrato minero.
Un hijo bastardo sin pies ni cabeza.
De la descentralización paralela.
El descaro madre.
Los auxilios económicos.
Bofetada al que sí se quiere superar.
La planilla estatal.
Un claro ejemplo de la gula del PRD.
Algo que ha hecho bien este gobierno.
Terminar la Ciudad de las Artes.
¿Ha mejorado la cultura desde que tenemos ministerio de Cultura?
No. Entre el compadrazgo con Jimmy Dawson y la falta de presupuesto, no veo diferencia entre Inac y Micultura. Seguimos jalando la carreta nosotros mismos.
Un buen ministro de Cultura sería...
Alexandra Schjelderup.
¿Qué político sería buen actor?
Sabonge de príncipe de cuento de hadas. Kayra Harding para La princesa y el sapo. Marylín Vallarino para Cuna de lobos. Rómulo de enanito de Blancanieves. Blandón en El señor de los anillos. Nito para duende de cualquier obra. Ángela Russo para Úrsula de La Sirenita. Alexander de Golum (My Precious...), de El señor de los anillos.
¿Usted siente que sería buen político?
Yo lo intenté como candidato suplente a representante. Pero hay que tragar muchos sapos y yo no estoy dispuesto a eso.
¿Hay más corrupción en la política o en la sociedad civil?
Igual. Mira el Fondo de Cine. Yo demandé y gané, pero a los demás competidores ni les importaba que hubiera corrupción porque entre ellos se repartían el premio. O mira el Museo de los Derechos Humanos, cómo se polarizó a favor de grupos religiosos.
¿Su tema es con Dios o con la religión?
Con los religiosos. La espiritualidad es válida y personal, y la respeto. Hasta que me dices a mí lo que tengo que hacer.
La definición de un buen ciudadano.
Que no piensa solo en él sino también en los demás; que no hay que recordarle sus obligaciones y exige sus derechos. Lastimosamente no hay los suficientes para hacer la diferencia.
Perfil
Agustín Clement estudió actuación para TV, pero desde hace 30 años es actor, director y productor teatral.