Los nuevos retos de Panamá en el Consejo de Seguridad de la ONU

Los nuevos retos de Panamá en el Consejo de Seguridad de la ONU


Ricardo Alberto Arias, abogado, ex embajador de Panamá en Estados Unidos, ex canciller y ahora embajador ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), se prepara para su nueva responsabilidad: ocupar un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad.

La distinción le llegó al país de forma inesperada, luego de que la escogencia del nuevorepresentante de América Latina y el Caribe en el poderoso Consejo se estancara.

Cuarenta y seis rondas de votaciones pasaron sin que ninguno de los dos candidatos –Venezuela y Guatemala– obtuviera los votos necesarios.

Así, el 7 de noviembre pasado y tras un interesante proceso, Panamá obtuvo 164 votos para lograr un sitio en el Consejo de Seguridad. La última vez que esto ocurrió fue en 1973.

Antes de regresar a Nueva York –después de pasar las fiestas de fin de año en Panamá–, Arias habló con este diario sobre la historia de la postulación y cómo se prepara el país para el puesto que asume mañana 2 de enero.

LA GÉNESIS

A finales de octubre, cuando la cantidad de votos de Guatemala y Venezuela estaba en 120 y 80, respectivamente, sin que se produjera la usual renuncia del país con menos votos (Venezuela), comenzaron las ofertas.

El primer contacto lo hizo un funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, quien le preguntó a Arias su opinión frente a la posibilidad de que Panamá se convirtiera en candidato.

"Búsquese otro, que Panamá no está interesado", fue la respuesta del embajador.

Entonces surgieron otros posibles candidatos: Chile, México y Uruguay.

Luego se produjo una segunda visita "de alguien que tenía por qué saber lo que estaba pasando", recuerda Arias, aunque sin revelar su identidad.

Esta vez, el mensaje fue más claro: "el nombre de Panamá sigue mencionándose con insistencia (...) creo que mejor es que estén preparados".

Comienzan las llamadas telefónicas entre la oficina de la ONU en Nueva York y la Cancillería en Panamá.

La respuesta inicial del canciller panameño, Samuel Lewis Navarro, luego de hablar con el presidente, Martín Torrijos, fue tajante: "no".

Tercer acercamiento: fue el ecuatoriano Diego Cordovez, quien dirigiera aquella histórica sesión de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Panamá en tiempos de Manuel A. Noriega y actual presidente del Grupo Latinoamericano y del Caribe (Grulac) en las Naciones Unidas.

En su oficina, Arias escucha de Cordovez la decisión que prácticamente selló la postulación de Panamá: "embajador, vengo a decirle que Guatemala y Venezuela han acep- tado desistir de sus aspiraciones si Panamá acepta el cargo".

Arias intentó hacerle ver que la posición de Panamá no variaría, pero Cordovez no se rindió: "le pido que llame a su canciller nuevamente (...) es importante que el canciller y el Presidente sepan que ya hay un acuerdo".

La información provocó reuniones en Cancillería, consultas a los miembros del Consejo de Relaciones Exteriores y la final aceptación de Panamá al cargo para el que Guatemala y Venezuela habían invertido tiempo y no pocos recursos.

¿Había un acuerdo para que la candidatura de Panamá fuera aceptada por todos?

"Había la sensación general de que si Venezuela y Guatemala se ponían de acuerdo, el resto lo aceptaba, pero no había nada formal (...) es más, el grupo caribeño que había apoyado en bloque a Venezuela, pidió un día para hacer las consultas antes de apoyar la postulación de Panamá (...) son muy formales".

¿Tenían un candidato?

"Se mencionaba en los medios a Santa Lucía, pero al día siguiente todos aprobaron a Panamá. Ya con el acuerdo de Grulac, la candidatura de Panamá era un hecho".

¿Por qué Panamá?

"Por alguna razón u otra, Panamá era el que menos objeción tenía de los dos candidatos en pugna".

¿Qué significa para Panamá este reto?

"Es un orgullo para el país y al mismo tiempo una gran responsabilidad. Panamá tendrá por los próximos dos años una relevancia que no tenía antes para la comunidad internacional (...) por ello es fundamental formar un equipo eficiente que permita realizar la tarea; ese es el principal reto ahora".

El embajador relató que desde noviembre ha estado asistiendo a las sesiones del Consejo para familiarizarse con el trabajo que, dijo, "no se hace siempre en ese salón glamuroso que se ve en la televisión".

"Hay una gran cantidad de reuniones para darle seguimiento a los conflictos donde la ONU tiene presencia (...) se requiere estar no solo informado de las situaciones, sino de los antecedentes (...) es muy complejo".

Aunque Panamá ocupa un puesto en representación del Grulac y debe mantenerlo al tanto de lo que está en juego, al final del camino las decisiones las debe tomar Panamá de forma independiente.

¿Cómo definirá Panamá su posición sobre los graves conflictos que se producen en el mundo?

"Normalmente en esos temas, las grandes potencias se ponen de acuerdo (...) en caso contrario, no hay actuación del Consejo de Seguridad. La función de un país como Panamá en esos momentos es buscar acuerdos, acercar posiciones, más que establecer una política individual sobre el tema".

EL FUTURO

Luego de un difícil –y para algunos decepcionante– proceso de reforma de la ONU en 2005, queda la pregunta de cuál es la efectividad de la institución mundial.

"Hace poco alguien dijo que si la ONU cerraba, el mundo tendría que reinventarla (...) evidentemente no está en capacidad de resolver todos los problemas mundiales, pero tiene una utilidad importante (...) no soluciona todo, ni lo puede todo", explica Arias.

El embajador no duda en reconocer que hubo "desilusiones" en las reformas impulsadas por el grupo que él copresidió. Sin embargo, los dos años que Arias ha estado al mando de la delegación panameña en la ONU, le han enseñado que corregir esas deficiencias no es fácil.

También ha aprendido que en el mundo diplomático, cuando se habla de consenso, significa que "te apoyen muchos y que ninguno esté violentamente en tu contra".

PERFIL

CARRERA: Ricardo Alberto Arias fue nombrado en 1994 embajador de Panamá en Estados Unidos. Desde 1996 hasta 1998 fue ministro de Relaciones Exteriores de Panamá, durante el gobierno de Ernesto Pérez Balladares. También fue presidente de Corporación La Prensa (2001). En 2004 fue designado embajador ante las Naciones Unidas. Es socio de la firma de abogados Galindo, Arias y López, la cual fundóen 1968.

(Vea Nuevos funcionarios y oficina para Panamá)

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