Los panameños son personas culturalmente satisfechas. Están contentos con los espacios artísticos y los eventos que ofrece la ciudad. Lo dice el Pulso de la Nación de La Prensa: el 70% de los encuestados aseguró que, para ellos, la oferta cultural de Panamá es buena o excelente.
Sin embargo, este optimismo estadístico choca de bruces todo el tiempo contra una especie de discurso subterráneo que dice que en Panamá no pasa nada. No importa qué pase. Parece poco. Y siempre hay quien tiene un pero en la punta de la lengua : "La cultura en Panamá es un micromundo que se mira el ombligo y no logra provocar ni un estornudo", "Son pocas las propuestas de calidad", "el público nunca responde", "tiene que venir gente de afuera para que se le respete".
Frases que suenan en voz baja en los cócteles culturales.
Por eso, es interesante discutir qué es lo que sucede: si la oferta es excelente como dicen las encuestas o si es todo lo contrario. Si el público responde o prefiere otras cosas. Si es cierto que en los últimos años el crecimiento cultural es grande y si es que ahora mismo está subiendo la marea. En pocas palabras: si hay o no destellos culturales tomando la ciudad y colaborando con la transformación del país y de las personas.
A discutir
Para Arlene Lachman, directora de Cultura del Municipio y promotora privada, la oferta cultural en Panamá es de calidad y es importante. Pero, cuidado: Lachman dice que aunque estamos creciendo, tampoco podemos compararnos con las ofertas culturales de grandes ciudades como Buenos Aires o Bogotá. "Pero quiero decir algo: por fin ya no nos sorprende lo que pasa en Costa Rica", explica la promotora.
"Los pintores jóvenes son reconocidos y trascienden el mundo de las galerías. Micky Fábrega, Braulio Mattos o Radamés Pinzón están en constante movimiento. El Festival de Jazz ha logrado acercar a un público a este tipo de música. Creo que estamos en el buen camino", culmina.
"No creo que la actividad cultural esté impactando en la sociedad" se suma a discutir Roberto Enrique King, director del Cine Universitario. "Hay un aumento cuantitativo pero no creo que cualitativo. Son pocos los que se animan a provocar, los que hacen vibrar a sus espectadores. Yo diría que los artistas panameños, en general, son conservadores", desafía King.
Para Gustavo Araujo, artista panameño y organizador de la próxima Bienal, este es "un buen momento. Habría que distinguir, sin embargo, que una cosa es la oferta cultural que existe y otra la percepción que existe de ella", distingue Araujo. "Por fin este año se ha conseguido mostrar en las salas privadas como nunca antes cine independiente. Y si incluimos dentro de esta oferta lo que ofrecen los museos no hay duda de que la oferta es cada vez más amplia y de mejor calidad".
Lo que falta
Todos los consultados señalan que en el terreno de las artes escénicas es donde más se debe mejorar.
"El teatro panameño es pobre y podría estar mucho mejor. Seguimos con las comedias y actores aficionados. A eso hay que meterle mucho hombro. Y en la danza estamos bien flojos", explica Lachman.
"En este terreno nos falta mucho. Pero en cine, por ejemplo, hay indicios alentadores", explica King. Para él, las generaciones anteriores apostaron todo a una gran película que nunca se hizo y al final se volcaron a la publicidad. "Ahora hay nuevos creadores como Jonhathan Harker, Enrique Castro y Abner Benaim que con el tiempo harán sus largometrajes. Ellos están llamados a consolidar con hechos concretos el camino del cine panameño", analiza King.
Lo cierto es que más allá de lo que se diga, en el ámbito cultural hay gente trabajando. Hay que prestar atención y creer. La oferta crece cada día.
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