“No hay chinos en el Canal. No hay absolutamente ninguna injerencia ni participación china en nada de lo que tiene que ver con el Canal de Panamá”. Con estas palabras, el presidente de la República, José Raúl Mulino, rechazó de manera contundente las afirmaciones del presidente electo de Estados Unidos (EU), Donald Trump, sobre la supuesta presencia de soldados chinos en la vía interoceánica.
Mulino abordó el tema durante la conferencia de prensa semanal, en la que también aseguró: “No existe ninguna posibilidad, bajo este gobierno, de discutir nada que busque replantear la realidad jurídico-política del Canal de Panamá en manos panameñas. Si por ahí viene la intención de hablar, pues no hay nada que hablar. El Canal es panameño, punto”.
Estados Unidos, que construyó el Canal y lo administró hasta el 31 de diciembre de 1999, sigue siendo su principal usuario en términos de carga movilizada, con más de 160.12 millones de toneladas largas, lo que equivale al 74.7% del total que transita por la ruta. Por su parte, China, la nación que inquieta a Trump, ocupa el segundo lugar, con el 21.4% de participación, al movilizar 45.04 millones de toneladas largas en el último año.
La diplomacia
Panamá y China establecieron relaciones diplomáticas el 13 de junio de 2017, durante el gobierno de Juan Carlos Varela. Desde entonces, Estados Unidos ha observado con desconfianza este vínculo, a pesar de su adhesión a la política de “una sola China”, un principio clave en las relaciones internacionales, especialmente en el contexto de China, Taiwán y Estados Unidos. En el pasado, Washington también miró con recelo la concesión de los puertos de Balboa y Cristóbal, en ambas entradas del Canal, a Hutchison Ports, una empresa de Hong Kong.
Durante la administración de Varela (2014-2019), el consorcio Panamá Cuarto Puente, integrado por las empresas China Communications Construction Company y su filial China Harbour Engineering Company, ganó la licitación para construir el cuarto puente sobre el Canal, una obra valorada en más de 2 mil millones de dólares.
Sin embargo, el proyecto enfrentó dificultades y quedó en pausa durante el gobierno de Laurentino Cortizo (2019-2024). También hubo tensiones por la intención de la embajada china de establecer su sede en Clayton, áreas revertidas a Panamá, lo que generó protestas de Estados Unidos.
China se pronuncia
En medio de la controversia generada por Trump, Mao Ning, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, respaldó a Panamá, afirmando que su país siempre ha apoyado al pueblo panameño en su justa causa por la soberanía del Canal.
El conflicto se intensificó luego de que Trump calificara de “injusto” el trato que Estados Unidos recibe por usar el Canal y describiera las tarifas como “exorbitantes” y una “estafa”. Además, amenazó con exigir la “devolución” del Canal si no se respetan los principios “morales y legales”.
Andrés Oppenheimer, periodista y columnista de El Nuevo Herald, interpretó las declaraciones de Trump como parte de una estrategia política para mantener energizada a su base electoral. “Los demagogos populistas suelen inventar conflictos con enemigos reales o imaginarios para presentarse como salvadores de la patria. Trump no es la excepción”, señaló Oppenheimer.
El 25 de diciembre, día en que Trump habló sobre los soldados chinos en el Canal, anunció además el nombramiento de Kevin Marino Cabrera como embajador en Panamá. Cabrera, de 34 años, es comisionado del condado de Miami-Dade y trabajó como activista en la campaña presidencial de Trump en Florida.
Mulino también se refirió a esta designación: “Vi lo del muchacho embajador, menor que mi hijo. Me sorprendió. No tengo más nada que decir. Cuando llegue el momento de evaluar su beneplácito, podré enterarme un poco más de su trayectoria”.
“Ya veremos”, añadió. La misma frase que Trump utilizó cuando Mulino, a través de un video, le recordó que el Canal seguirá siendo de Panamá.
